Opinión

El tono agridulce de una Serie de Campeonato

La postemporada ha traído sorpresas y decepciones. En esta entrega, repaso lo sucedido con Filadelfia, Yankees y Houston, historias diferentes en este apasionante deporte como lo es el beisbol

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AFP

Es evidente que hablaremos de un elemento agrio y trataremos uno dulce… La obviedad tiene sus puntos agradables, sobre todo si es el beisbol el tema principal.

No obstante, el orden lo vamos a cambiar: primero lo bonito y al final, lo amargo.

Filis de Filadelfia: la dulzura de avanzar hasta el final

Y ese final es simple: una Serie Mundial.

Cuando se acercaban los días finales de la temporada regular, la nueva forma de definir los clasificados a la siguiente instancia, daba esperanzas a más de un equipo.

Los cuáqueros habían perdido toda esperanza de siquiera luchar por las primeras posiciones de la división Este de la Liga Nacional. Allí reinaron hasta el último día los campeones del 2021, Bravos de Atlanta y los Mets de Nueva York, que a la postre perdieron toda la ventaja de la que habían disfrutado durante casi todo el torneo.

Filis terminó a 14 juegos del primer lugar y su esperanza clasificatoria se había reducido a la entrada en calidad de comodín. Y hasta para eso fue necesario luchar con el acoso de Cerveceros de Milwaukee, club al que sólo pudieron sacarle un juego de ventaja, suficiente para acceder a la postemporada.

La primera estación: Cardenales de San Luis. Plantilla poderosa y con ribetes altos de favoritismo. No sería fácil ese choque ante los pájaros rojos que habían culminado con cierta comodidad en la cima de su territorio divisional. Lucían casi blindados ante una escuadra que había mostrado mucha inconsistencia en la parte final de la zafra. Justo la parte en la que se requería el despertar que los catapultara, en contra de cualquier vaticinio, hacia lugares aún más placenteros.

La campanada apareció en forma de “mini barrida”. Ganaron dos a Cardenales, incluyendo un blanqueo para oficializar su conquista. Al fin y al cabo, era beisbol, era una serie corta y en esos escenarios la balanza puede ser complaciente con los que juegan buena pelota.

Era el momento de comenzar a creer que, si se pudo con San Luis, poderoso y favorito, podrían igualmente golpear con fuerza demoledora a cualquier divisa que se atravesara en el camino… aunque esta fuese la mismísima agrupación que se alzó con el campeonato en el 2021: Bravos de Atlanta.

Las apuestas casi “garantizaban” una barrida de Atlanta sobre Filadelfia. Después de todo, ya Filis debería darse por servido con haber llegado tan lejos y con tan bajas expectativas.

La Serie de División volvió a convertir a la disciplina de las bolas y strikes en un universo impredecible y fantástico: Los de Filadelfia, acallaron rumores y despacharon 3 juegos por 1 a los campeones y celebrarían el poner su nombre en la Serie de Campeonato de la Liga Nacional. Sus rivales, Padres de San Diego, habían también hablado fuerte al haber dejado en la vía y sin esperanzas para el 2022 a dos franquicias ganadoras de más de 100 juegos: Mets de Nueva York y los megas favoritos, Dodgers de Los Ángeles.

De la mano de Bryce Harper, Rhys Hoskins, Jean Segura y J.T Realmuto entre tantos talentos, eran ahora el “elenco inspirado”. Se habían convertido en el club que atravesaba un momento envidiable con capacidad de obtener lo mejor de cada pelotero en el momento preciso. Eran, por tanto, un contingente batallador y altamente peligroso.

Todas esas cualidades las ratificaron al propinar un estacazo en el ánimo de los californianos, a los que poco valió la gran cantidad de movimientos millonarios que hicieron desde la oficina.

San Diego jamás estuvo a la altura de las circunstancias y Filadelfia, una vez más en la postemporada, salió triunfante en la Serie de Campeonato del viejo circuito ganando 4 y cediendo sólo en una ocasión.

Los dirigidos por Rob Thompson, que heredó el mismo material que su antecesor en esta misma temporada, Joe Girardi, pudieron sortear el no ser considerado como serio contrincante o como un seguro participante en el clásico de final de campaña.

El trabajo del experimentado ejecutivo, Dave Dombrowski, rindió frutos y hoy podemos decir que la garra, coraje, empeño y atrevida manera de enfrentar las adversidades a lo largo de su amplio recorrido por la contienda, los pone a las puertas de otro título de campeones mundiales.

Yankees de Nueva York: historia increíble de una debacle

Son millones los seguidores en todo el mundo de esta ganadora escuadra. Son muchos, y legendarios los nombres que ha atesorado en su historia rica en victorias y momentos mágicos en los anales del juego.

Sin embargo, todo ese bagaje se vio reducido al fracaso en el intento de volver al plano mágico que se desprende del trofeo de campeones.

Aunque aflojaron un tanto en la parte final de la ronda regular, terminaron con un llamativo récord de 99 triunfos y 63 reveses. Un total de 7 juegos de ventaja sobre su más cercano seguidor, Azulejos de Toronto.

Miembros dominantes de un sector que aportó 3 de sus 5 integrantes a la fiesta de la postemporada, esperaron tranquilos y clasificados a sus enemigos en la Serie de División.

Mientras Guardianes de Cleveland despachaban a Rays de Tampa Bay en dos juegos, los del Bronx analizaban y configuraban estrategias para fajarse con los sorprendentes campeones de la división central de la Liga Americana.

El “match” llegó, y no fue poco el sudor de los Mulos de Manhattan para ganar la serie 3 juegos por 2 ante Cleveland. Para Guardianes, un gran torneo. Para los Yankees, a pesar de haber avanzado, la pesadilla estaba a la vuelta de la esquina.

Su enemigo, Astros de Houston, aun sin el respaldo ofensivo de una de sus figuras estelares y habitualmente rendidoras, José Altuve, se las ingeniaba para liquidar por barrida a un rival, Marineros de Seattle, que, si bien batalló, terminó cediendo en tres ocasiones consecutivas.

Avanzó Houston y su enfrentamiento con los de la Gran Manzana, tenía sabor a revancha, a disputa y guerra deportiva. Generaba morbo y muchos se ufanaban de haber pronosticado una serie entre estos dos protagonistas. Para validar esa capacidad de adivinar rivales, la serie definitivamente tendría que ser peleada. Los juegos estarían dotados de estrategias y movimientos especiales que terminarían por beneficiar al mejor del joven circuito.

Incluso, la definición obligaría a llevar la acción hasta 6 o 7 cotejos… pero el beisbol, caprichoso e inigualable, terminó castigando al club que por un momento amenazó con batir la marca de victorias impuesta por Seattle en 2001 (116). Los super poderosos Yankees de Nueva York, serían barridos por los siderales del oeste.

Los bates del Bronx fueron silenciados por los brazos de Houston. La “guerra particular” entre Dusty Baker y Aaron Boone, se decantó hacia la maña y habilidad de Baker, quien buscará otra oportunidad de ganar por vez primera una Serie Mundial.

Del lado del club de las “pinstripes”, todo se transformó en tristeza, reclamos y predicciones de despidos y movimientos severos.

Desde su eliminación, muchos piensan que la era de Boone e incluso la de su mandamás en materia de operaciones de beisbol, Brian Cashman, pudieran haber llegado al final.

La suerte estaba echada en la parte definitoria del campeonato de Grandes Ligas en 2022: El derecho a la gloria se lo estarían disputando los aguerridos e impresionantes Filis de Filadelfia y los que tuvieron un alto porcentaje de llegar a la cita máxima por cuarta vez en las ultimas seis campañas: Astros de Houston.

Un bono, porque Houston lo merece…

Sería injusto hablar de que Yankees tuvo una debacle, sin mencionar el club que, a fuerza de rendimiento, batazos oportunos y gran trabajo monticular, terminó por arrinconarlos y ponerlos en esa situación.

El staff de abridores de los reyes del oeste de la Liga Americana, de la mano de su as, Justin Verlander, fue capaz de limitar al máximo a sus enemigos. Y el cuerpo de relevistas cedió poco o nada, brindando un respaldo digno de lo que se espera en una plantilla que pudiera estar destinada a ser campeona.

Es claro y palpable el favoritismo que, desde casi todos los escenarios, se le atribuye a Houston: su pitcheo, el bateo, las figuras establecidas y emergentes como el estelar campo corto dominicano, Jeremy Peña, impide ver fracturas en el análisis previo a la acción.

Pero, de las lecciones debe aprenderse siempre. El beisbol ha mostrado muchas veces que los hombres pueden más que los nombres, y en Filadelfia hay de ambos: figuras consagradas y jóvenes capaces de desestabilizar cualquier pitcheo, por muy bueno que este resulte.

Ya solo resta disfrutar del final de otra temporada del mejor beisbol de mundo. La Serie Mundial entre Filis de Filadelfia y Astros de Houston, está a la vuelta de la esquina.

Amanecerá y veremos.

¡Falta mucho aun… pero falta menos…!

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