Opinión

Caprichos de "millardarios"

La articulista Carolina Jaimes Branger tiene algunas propuestas extravagantes para esos a quienes llama "millardarios"

Publicidad

Sí, leyó bien. No son millonarios… son «millardarios», porque poseen miles de millones en monedas duras, no como nuestro vapuleado bolívar, otrora una de las monedas más sólidas del mundo y que, gracias al chavismo, hasta hace un año le hemos quitado catorce ceros y por el paso que vamos, pronto habrá que quitarle otros más…

Gracias al chavismo también hay varios millardarios. A unos cuantos, pocos, diría yo, los conocemos. Otros, con agallas igual de enormes, pero de perfiles bajísimos, ni tenemos idea de que existen. Solo cuando nos enteramos de gastos rocambolescos es que sabemos que, en efecto, ahí están, ansiosos de gastar su dinero mal habido, de lavar sus dólares y de imitar en lo posible a quienes una vez dijeron detestar: los ricos. Por eso, las tiendas de súper lujo, los restaurantes, shows y espectáculos más caros de América Latina, están hoy en Venezuela, un país que, contradictoriamente y según los datos que arrojó la encuesta ENCOVI de la UCAB, medida por el nivel de ingresos, “en 2022 la pobreza afecta a 81,5% de la población, es decir, 8 de cada 10 venezolanos no cuentan con los recursos suficientes para adquirir la canasta básica”.

Pareciera que los millardarios nuevos ricos comparten extravagancias en todas partes del mundo. Así veremos a unos cuantos venezolanos enchufados queriendo imitar a Jeff Bezos, quien gastó 5,5 mil millones de dólares para pasar 10 minutos ingrávido en el espacio en 2021. Obviamente está esperando recuperarlos cuando empiece a producir su empresa Blue Origins, de viajes al espacio. Ya hay cerca de 8.000 interesados en participar en las subastas para cuando arranquen los viajes, no me extrañaría que hubiera uno o varios venezolanos en la lista. Bezos es el hombre más rico del mundo y tiene el mérito de haberse labrado su fortuna a pulso… no como los de aquí que son unos ladronazos.

Probablemente habrá también quien quiera imitar a Bezos(sí, nuevamente él), que hizo construir un yate en Rotterdam, Países Bajos, que resultó tan alto (127 metros de altura), que no puede pasar debajo del puente Koningshaven, uno de los símbolos de la ciudad, en su ruta desde los astilleros de Oceanco al mar. Según el ayuntamiento de la ciudad, Bezos pagará la factura del desmantelamiento y vuelta a armar del icónico puente.

O tal vez habrá quien quiera hacer como un banquero británico que vive en París, quien llevó treinta pingüinos para la fiesta de su cumpleaños número cincuenta, cuyo tema era “blanco y negro”. Los organizadores se vieron obligados a tener una instalación frigorífica validada por veterinarios en el lugar de la fiesta, todo para que un tipo que se niega a que le den un “no” por respuesta, pudiera conseguir lo que pidió, utilizando treinta pobres animales para su ocio.

Los que piensan casarse tienen como ejemplo a un multimillonario ruso quien para su boda en Cap d´Antibes, Francia, desmontó la capilla en la que quería casarse -que estaba en Rusia- para hacerlo en Francia. En su boda cantaron Christina Aguilera, Whitney Houston y Julio Iglesias, ¿qué importaba gastar unos cuantos millones de euros más?

Pero quienes no desean gastar tanto como el ruso, pueden traer elefantes para su boda, como una rica pareja india que en 2013 reservó todas las suites del hotel Intercontinental Carlton de Cannes durante tres días para acomodar a todos los invitados a su boda. Alquilaron parte del boulevard de la Croisette, porque es algo que podían pagar, y pidieron permiso a la alcaldía para traer dos elefantes que hicieran el espectáculo. El ayuntamiento dijo que era demasiado y se negó. Que bastaba ya con “privatizar” parte de la Croisette. Pero aquí en nuestro país, en muy pocas alcaldías vana tener ese problema.

Si Chávez o Maduro hubieran terminado el famoso ferrocarril, tal vez uno de los nuevos millardarios venezolanos terminaría haciendo lo que hizo uno ruso que vive en Beaulieu-Sur-Mer, cerca de Niza: se despertó una mañana y se dio cuenta de que un tren pasaba cerca de su casa. Horror: ese “paseador de pobres” era una “auténtica mierda”. Así que fue al Ayuntamiento a pedir que se moviera el ferrocarril, ofreciendo pagar 100 millones de euros por la obra. Y no lo van a creer, pero los “pobres inmundos” concejales se negaron. Pero no se preocupen, eso jamás les va a pasar en Venezuela.

Y si le parecen exagerados estos ejemplos, solo los invito a ver elvideodel segundo día de carreras de la Expo Transporte Internacional Venezuela 2022, organizado por Custom Car Show. Si esos carros están en Venezuela es porque tienen compradores… en un país donde8 de cada 10 personas no cuentan con los recursos suficientes para adquirir la canasta básica. ¡Qué rápido se les olvidaron los pobres! ¡Más rápido aún de dónde venían!

Publicidad
Publicidad