Opinión

Valiño: un interinato que no concuerda con los planes

Ricardo Valiño es el entrenador de la Sub 17 que este fin de mes compite en Ecuador, en el Suramericano de la categoría. Tiene experiencia, pero la forma en que llega, de interino, genera dudas en un proceso ya complicado por l sucedido con José Pékerman y Pascual Lezcano

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Valiño

El comunicador Jorge Pulido lo había adelantado en la rueda de prensa que anunciaba la salida de José Pékerman como seleccionador nacional absoluto y a Fernando Batista como su sucesor: Ricardo Valiño, un técnico argentino, se haría cargo de las selecciones menores de Venezuela.

Lo primero que hicieron muchos fue buscar en Google quién era Valiño. Decir que es un desconocido es quitarle mérito a quien sigue la liga mexicana, donde el nuevo seleccionador Sub 23, Sub 20 e interino Sub 17 tiene una trayectoria dilatada y verdaderamente reconocida. Sin embargo, su nombre nunca había rondado la órbita de acercarse a nuestro país luego que fuera despedido de Xolos de Tijuana, algo más familiar para nosotros por ser el equipo de dirigió César Farías y donde jugara Juan Arango.

La discusión surge no en lo desconocido del nombre. No creo que a un profesional se le pueda juzgar desde el punto de vista de la desinformación (hay mucha en la web sobre su trabajo en las menores de varios clubes de su país y en México), pero lo que sí preocupa es que, luego de la experiencia vivida con Fabricio Coloccini al frente de la Sub 20, no que sea otro técnico lejano al fútbol nacional el que asuma en categorías formativas, sino lo intempestiva de la designación como interino Sub 17.

Se tiene a la vuelta de la esquina el campeonato Suramericano Sub 17 y se le dan las riendas a Valiño de manera interina. Un equipo que ha tenido poco trabajo dirigido por alguien que recién aterriza al país, es, independientemente de lo que pase en el torneo de Ecuador, una apuesta sumamente arriesgada y que contrasta completamente con el proyecto que ha venido adelantando la FVF desde que Jorge Giménez asumiera el cargo: todo debe ser bien planificado y a largo plazo.

Desde que Pékerman (o Pascual Lezcano, en su defecto) estuvo al frente de las selecciones nacionales, hubo un vaivén de designaciones que nunca fueron claras. Damián Ayude, que estaba al mando de la Sub 17, dejó su cargo en diciembre pasado y en medio del oscurantismo comunicacional nunca se oficializó su salida, los motivos ni mucho menos quién asumiría el mando. Con Pékerman o sin él, ya las cosas no estaban marchando como debían ser.

Lo que a mi parecer era lógico y más aún cuando se designó a Valiño como interino en la Sub 17 era que para este torneo asumiera un técnico cuando menos del mismo proceso (el mismísimo Batista podría haberlo hecho, más allá de los compromisos que tenga que asumir en la doble fecha FIFA de marzo con la absoluta), entendiendo la necesidad de improvisar lo menos posible de cara a un torneo donde ya se han dado muchas ventajas. No critico la designación de Valiño para las selecciones Sub 23 y Sub 20, lo que no comprendo es cómo se le da la responsabilidad de dirigir a un grupo que apenas va a conocer en un torneo continental. Una cosa es conocer a futbolistas profesionales, cuyo seguimiento lógicamente puede hacerse de forma más fácil que un grupo de muchachos que no cumplen los 17 años.

Innegablemente este nombramiento surge después del “Cisma Pékerman”, lo que puede significar un salvoconducto en caso que las cosas no salgan bien para Valiño en el torneo sudamericano Sub 17. Nunca dudaré de las capacidades de cualquier profesional que se ha preparado para ejercer el cargo que ostenta y menos aún con la trayectoria de un técnico como Valiño, pero es un riesgo muy grande darle una responsabilidad tal con tan poco tiempo de preparación. Para la selección y para él.

La prensa no ha podido interactuar con Valiño y no creo que se pueda hacer con la premura que hay: el Suramericano está a la vuelta de la esquina. Gustaría conocerlo, saber cuáles son sus ideas, qué plan tiene al hacerse cargo con el objetivo a la vuelta de la esquina, qué habló con Batista, con los ojeadores. No hay tiempo prácticamente para nada.

Es mi deseo que todo salga bien, que todo se enderece, que podamos de una buena vez hablar exclusivamente de fútbol. Ojalá que el primer Valiño que veamos nos brinde alegrías, pero de entrada, las formas no son las que deberían ser.

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