Opinión

Señoras y señores, con ustedes... ¡los torturadores!

La curiosa presentación pública de agentes señalados por la presunta comisión de delitos de tortura, lleva a la columnista Carolina Jaimes Branger a volver sobre las graves denuncias acumuladas contra el Estado venezolano

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tortura

En Venezuela, el régimen de Nicolás Maduro ha negado las acusaciones de tortura y ha argumentado que estas son parte de una campaña de desinformación y propaganda en su contra, a pesar de que organizaciones tanto nacionales como internacionales de alta solvencia moral y credibilidad, entre las que se cuentan el Foro Penal, Amnistía Internacional, Human Rights Watch y la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, han denunciado reiteradamente y se han explayado en las acusaciones de las prácticas de torturas y maltratos que sistemáticamente se llevan a cabo en los centros de detención y prisiones en todo el país.

Marta Valiñas, presidenta de la Misión internacional independiente de determinación de los hechos sobre Venezuela, en la 51ª sesión del Consejo de Derechos Humanosde las Naciones Unidas en 2022, se refirió, entre otras menciones a organismos de seguridad del Estado, a que “la DGCIM llevó a cabo torturas en su centro de detención ‘La Boleíta’ en Caracas además de los centros clandestinos de detención que existen a lo largo del país”.

Por eso sorprende que Diosdado Cabello haya “presentado” en su programa al grupo de funcionarios de la DGCIM que tienen expedientes abiertos por tortura. De paso, parecía que estuvieran en un evento de premiación, pues se ponían de pie y hacían una especie de saludo fascista al ser nombrados. Tanta “contentura” de su parte pareciera decir que ninguno de ellos está al tantode que la Convención de las Naciones Unidas contra la Tortura, ratificada por más de 160 países, la prohíbe estrictamente. No solo la tortura, sino también tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes y que, por ser un delito de lesa humanidad, los acusados de practicarla pueden ser juzgados por tribunales internacionales. Y ahora están expuestos a la luz pública. ¿Qué busca Diosdado Cabello exponiéndolos de esa manera?

Sebastiana Barráez en su columna de Infobae del pasado 16 de abril escribe: “Los funcionarios de la DGCIM no han escatimado en golpear, violar, mentir, inventar expedientes, tergiversar informes, sacar declaraciones con torturas, robar y amenazar. Siempre se protegieron y ocultaron sus identidades. La presentación que Diosdado Cabello, hizo de 26 de ellos, en su programa de televisión, no fue inocente y buscó exponerlos ante la opinión pública a sabiendas de que serían reconocidos por sus víctimas. Y lo hace en el momento en que se tambalea la dirección del servicio de Contrainteligencia Militar”.

Pero este artículo no va sobre las razones de Cabello al llevarlos a su programa. Ese es un mundo con el que no quiero tener nada que ver. Mi punto es que me perturbó ver a mujeres (conté cuatro) entre el grupo. El perfil psicológico de una mujer, en líneas generales, no va con el de un torturador, por la sola potencialidad de ser madre. Pero veo que me equivoco, y que esos perfiles son complejos y varían dependiendo del individuo y sus circunstancias. ¿Qué puede llevar a una persona a llevar a cabo actos crueles sin sentir empatía o compasión por sus víctimas? ¡Es una desensibilización social terrible, una deshumanización del torturado! ¿Enseñada, quizás, por métodos semejantes a los que ahora ellos mismos aplican? ¡Y ya no hay posibilidad de alegar obediencia a superiores! Los juicios de Nuremberg contra los criminales de guerra nazis establecieron, como jurisprudencia internacional, que los acusados tienen la obligación moral de negarse a cumplir órdenes que violen los derechos humanos.

Y es que no son nimiaslas técnicas de tortura que se han denunciado. Estas incluyen la privación de alimentos y agua, alimentos contaminados con heces fecales, exposición a temperaturas extremas, la asfixia con bolsas de plástico, la aplicación de corriente eléctrica, golpes y palizas, la violencia sexual en muchas formas, desde violaciones a humillaciones y pare usted de contar.

Es tal la gravedad y el volumen de las denuncias de tortura en Venezuela, que han llevado a la comunidad internacional a expresar su preocupación y pedir una investigación imparcial y transparente de estos casos.

Lo que está pasando hoy en Venezuela es una guerra de poder interna entre las facciones chavistas y maduristas. Las razones son múltiples, pues era un cocido con tantos ingredientes que la olla de presión en la que se cocinaba explotó. ¿En qué terminará todo esto? No se sabe… Pero ya hemos debido aprender que siempre podemos estar peor… Y mientras, la oposición… Bien, gracias…

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