Opinión

El submarino Titán y la civilización del espectáculo

Recientemente, se pudo conocer la lamentable noticia en la que cinco personas perdieron la vida, algunas de ellas al tratar de ver de cerca por primera vez los restos del mas famoso barco hundido en la historia de la humanidad: el Titanic.

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Titán y el "Titanic"

Barcos hundidos hay muchos, algunos mas accesibles para la curiosidad humana, como el KS Wilhelm Gustloff, hundido por un torpedo soviético en 1945, con 9.343 victimas (seis veces más que el Titanic) que reposa bajo las frías aguas del mar Báltico, partido en tres pedazos, a solo unos 45 metros de la superficie y no a 3.821 mts de profundidad como el Titanic.

Pero imagínense comentar entre amigos que uno vio de cerca los restos del Ks Wilhelm Gustloff, muchos de ellos dirán: ¿Qué es eso? Distinto es contar la anécdota que uno visitó a muy corta distancia los restos del Titanic. Hasta ahora solo poco mas de 200 personas en el mundo lo han hecho, aunque en las exposiciones itinerantes de los restos del trasatlántico naufragado, muchas tuvieron la oportunidad de ver objetos rescatados e inclusive tocar con sus manos pedazos del Titanic, por menos de 50 dólares.

El Titanic es de lejos el más famoso de todos los barcos hundidos. Quizás por las circunstancias de su hundimiento, por la profundidad en la que se encuentra, o quizás por todas las historias que se han urdido sobre el barco y su accidente, especialmente desde Hollywood.

Una de las reacciones mas comunes en las redes, restando aquellas de las personas que lamentaban la tragedia y que esperaban un final feliz, entre las cuales me incluyo, es la de aquellos que no con cierta razón expresaban su molestia por toda la atención mediática y de esfuerzos de auxilio que se desplegaron para localizar al Titán (la cápsula submarina) y no a los números hundimientos y accidentes de las embarcaciones de migrantes que cruzan los mares del mundo buscando una mejor vida.

«Los desaparecidos del Titán». «Parece que cada uno de ellos pagó $250.000». «¡Qué inhumanidad la de esos contrabandistas!»

Otros, más resentidos, comentaban la injusticia de que se trataran de rescatar a los viajeros del Titán, porque eran pudientes y habían podido pagarse una aventura de $250.000 cada uno, pero que no se hacían los mismos esfuerzos para salvar los migrantes que cruzan los mares del mundo por ser éstos de bajos recursos.

Titán y la fuerza dominante

¿Podemos encontrar una explicación a ese comportamiento mediático? ¿será que es producto de una civilización del espectáculo que solo pone el foco en lo que puede llamar la atención de las masas? El término civilización del espectáculo fue acuñado por el Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, para describir el estado actual de la sociedad en la cual el entretenimiento es la principal fuerza dominante, en desmedro de otras fuerzas culturales más importantes.

En esta civilización del espectáculo los consumidores, nosotros, estamos nublados, enviciados por consumir contenido nuevo y gratificante.

En primer lugar, el argumento que la atención mediática y los esfuerzos de rescate se centraron en el Titán por ser sus pasajeros personas de alta riqueza es muy rebatible, porque por lo menos cuando ocurrió el incidente de los mineros chilenos que quedaron atrapados en una mina en el norte de Chile, en 2010, la atención mediática y los esfuerzos fueron igualmente cuantiosos, y los mineros no provenían de familias pudientes.

Lo que sí es un hecho es que mientras más rostros identificables se les puedan poner a las tragedias que puedan ser noticia, más posibilidades hay de que la noticia capte la atención del público. Aquí opera de alguna manera la infausta y desafortunada frase del dictador soviético Josep Stalin:

“Una única muerte es una tragedia, un millón de muertes es una estadística”.

Lamentablemente, muchas de las tragedias que actualmente tienen lugar en el mundo arrojan más estadísticas que atención.

Según la Acnur, en el mundo mueren 8.500 niños diarios por desnutrición. En 2019, según estadísticas de la ONU, en el mundo murieron 165 personas diarias por acciones terroristas y 1.136 fueron asesinadas cada día. ¿Son todas estas muertes noticia mundial? No, no tienen rostros.

Nosotros sabemos muy bien de todas las tragedias que tienen lugar en el mundo. Nombrándolas, me quedaría corto, pero en el momento que tomamos un caso en particular y le colocamos un rostro y unos datos biográficos allí la noticia explota. ¿Se recuerdan de Alan, el niño sirio que tenía tres años y que fue encontrado muerto en 2015 junto a su hermano y su madre, con quienes escapaba rumbo a Grecia? En ese caso había una historia con nombres y apellidos que contar, y a nosotros los seres humanos nos gustan las historias, de eso está hecho nuestro pasado y presente. ¿Cuántos Alan no hay en el mundo?

Sin duda alguna, la inmediatez de las noticias facilita la colocación de rostros y el desarrollo de historias y todavía creo que de alguna manera no comprendemos que tipo de noticias necesitan nuestras sociedades para desarrollarse.

Desinterés por la frecuencia

Otro aspecto de lo noticioso de esta tragedia del Titán, y no de otras que tienen lugar en el mundo, en este justo momento, es que lamentablemente cuando se hacen constantes, repetitivas, pierden el interés noticioso.

Los humanos, además de gustarnos las historias, nos gustan que tengan elementos novedosos, así sean repetidas.

Me explico. En una sociedad en la cual nunca ocurren muertes violentas, cuando una tiene lugar, la atención mediática se concentra en esa muerte. Cuando ya son muchas y se hace prácticamente un hecho frecuente, la gente pierde el interés. Algunos dirían: ‘otra muerte más’. Lamentablemente, todos los días mueren personas cruzando los mares del mundo, tratando de buscar nuevos horizontes. No todos los días una capsula explota bajando a las profundidades del mar para que sus tripulantes conozcan al Titanic, como ya lo dije, el barco hundido más famoso del mundo. Si este tipo de tragedia ocurriera todos los días, seguramente muchos perderían el interés en esa noticia.

En nuestras ciudades latinoamericanas todos los días mueren cientos de personas a manos del hampa. Me pregunto si nosotros: ¿nos interesamos al detalle por todos los casos de homicidio o por solo aquellos que llaman la atención por los elementos novedosos, novelescos, y enrevesados que puedan tener?

Creo que la responsabilidad y los efectos del hecho noticioso no solo deben reposar en quien transmite la noticia, sino también en quien la recibe.

El filósofo suizo, Alain de Botton en su maravilloso libro “Las Noticias, un manual de usuario” nos dice que las noticias desastrosas y las tragedias de los demás “nos deben recordar qué tan cerca estamos del riesgo de sufrir una muerte o herida, y dejarnos agradecidos de cada hora libre de dolor que vivimos…” es decir que las noticias no solo nos deben informar, sino hacernos conscientes de nuestro papel en el pequeño espacio que ocupamos.

En este punto no creo que valga la pena referirse a quienes siempre hacen de las tragedias ajenas un chiste. Los memes y comentarios chistosos también poblaron las redes. En mi opinión, provienen de idiotas que creen que las cosas les pasan a los demás y no le podrían pasar a ellos.

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