Opinión

El libre albedrío vs el determinismo

En "El Séptimo Laberinto" abordamos con el filósofo y psicólogo José Manuel Muñoz este debate que atraviesa ciencia y religión.

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El libre albedrío existe, o es el destino

Todos los días nos levantamos, tomamos decisiones, algunas simples, otras bien pensadas, pero ¿qué tal si nosotros creemos que estamos decidiendo y en realidad lo que creemos que son decisiones son meros reflejos del funcionamiento de nuestro cerebro, alimentado por estímulos internos y externos que nos condicionan y sobre los que no podemos tener ninguna influencia?

El libre albedrio o libre elección es entendido como la capacidad que tiene los seres humanos de tomar decisiones autónomas, entre varias alternativas, lo cual genera responsabilidad por las acciones que han sido tomadas.

Este tema forma parte de los debates interminables entre la psicología, la neurociencia, las religiones, etc. Implica libertad, pero también propósito. Contrario al libre albedrio están las posiciones deterministas. Para el determinismo tode evento posee una causa identificable, y si no es identificada no es porque no exista, sino porque no ha sido ubicada o comprendida.

Hay investigadores que consideran que el concepto de libre albedrío no existe. Explican que el universo opera en base a principios deterministas e indeterministas, regidos por la física, y que el comportamiento humano se puede describir mediante ecuaciones. También exploran las propiedades emergentes y cómo surgen de las interacciones entre partículas y así concluyen que, si bien las decisiones humanas pueden ser difíciles de predecir, en última instancia están influenciadas por factores externos y no por el verdadero libre albedrío. Un panorama muy desalentador sin duda alguna. ¿Cómo compatibilizar estas dos posturas?

Al respecto, conversamos con el profesor de la Universidad de Berkeley, psicólogo y filosofo, José Manuel Muñoz.

El tema del libre albedrío es altamente complejo y sujeto a un intenso debate. Algunos argumentan que las acciones humanas están predeterminadas por factores biológicos o culturales, mientras que otros creen en un libre albedrío autodeterminado. Muñoz propone una comprensión matizada que incorpora tanto el determinismo como el libre albedrio. Al examinar los supuestos que subyacen al libre albedrío, se puede obtener información sobre la toma de decisiones morales y la identidad propia.

La idea del libre albedrío se extiende más allá de la filosofía personal y se cruza con cuestiones sociales y políticas más amplias. Comprender las limitaciones del libre albedrío puede ayudarnos a abordar desafíos como la adicción y las injusticias estructurales.

Muñoz enfatiza que la exploración del libre albedrío es un esfuerzo filosófico en curso, más que una pregunta con una respuesta definitiva.

Para muchos, y me incluyo, la vida no tendría mucho sentido, si ya todo estuviera predeterminado, y sobre todo si nosotros como seres humanos no estuviéramos en capacidad de tomar nuestras propias decisiones, de acertar y de equivocarnos, y de aprender de ello. Creo que esa dinámica es la que ha hecho evolucionar nuestra consciencia como especie y a cada uno de nosotros como personas. Sin embargo, el debate sigue abierto.

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