Opinión

El dilema de votar en un Salón de La Fama cada vez más congestionado

La elección al templo de los inmortales del beisbol venezolano se hace más difícil por la imposibilidad de elegir más de seis candidatos. Aquí nuestra selección

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Un nuevo año y la escogencia de los nuevos miembros del Salón de La Fama del Beisbol Venezolano se hace cada vez más complicada. No hay un déficit en cuanto a los méritos y el talento de los elegibles, por el contrario, hay una fila interminable de jugadores esperando a ser llamados a la inmortalidad y tan solo seis cupos.

El Salón de La Fama del Beisbol Venezolano fue creado y se mantiene gracias a la buena voluntad. La visión de Carlos Cardenas y el esfuerzo de la Fundación Cardenas Lares, así como la buena gestión de la Fundación Museo del Beisbol y su presidente Juan José Ávila, han permitido que el nicho que alberga a los inmortales del principal deporte del país se mantenga, algo meritorio en un contexto social y económico complicado como el venezolano.

Entendemos que sumar muchas piezas en el mismo año puede ser complicado a nivel logístico y económico, pero la situación se hace más compleja y tener solamente seis escogencias por planilla hará que cada vez se aglomeren más jugadores con méritos suficientes, algo injusto para quienes tienen tiempo aguardando en las boletas. Peor aun, pudiera darse el caso de que los electores diseminemos nuestros votos y no haya ningún exaltado.

Entendemos que en años recientes se ha depurado la lista de votantes, que hay parámetros estrictos para mantenerse o no entre los elegibles, que se busca incluir entre las opciones a peloteros que han dejado huella tanto en la liga local cono allende nuestras fronteras. Sin embargo el desafío pasa por destrabar el cuello de botella que se hace cada año.

Dicho esto, elegimos seis nombres de la lista de 35 posibles: Alex Ramírez, Juan Carlos Pulido, Richard Garcés, Magglio Ordóñez, Tomás Pérez y Ugueth Urbina. Creemos que hay otros como Luis Raven, Kelvim Escobar y Roberto Zambrano que fueran elecciones seguras en una planilla más amplia y que eventualmente merecen entrar, pero en este caso resaltamos los méritos de los seis antes mencionados y lo razonamos de la siguiente manera:

Alex Ramírez: Si tuviéramos un solo voto, el elegido sería Ramírez. Pese a no haber tenido una carrera tan prolífica en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional, solo 11 jonrones en ocho temporadas, es apenas el tercer extranjero en ser elevado al templo de los inmortales del beisbol japonés, el segundo mejor del mundo. 2.017 hits, 380 jonrones, 1.287 impulsadas y promedio de .301 avalan su hazaña en la tierra del sol naciente, donde también tiene el honor de ser el único forastero en dirigir un equipo profesional. Ramírez es un pionero para Venezuela, como lo fue Luis Aparicio y su exaltación en Valencia es más que justa, pues es el Salón de La Fama del Beisbol Venezolano y no del torneo local.

Richard Garcés: Al contrario de Ramírez, Garcés si fue profeta en su tierra. El más grande cerrador de todos los tiempos en el beisbol profesional venezolano, o al menos el que más rescates acumula (124). El maracayero fue Lanzador del Año, dos veces Regreso del Año y tres Cerrador del Año ¿Falta más? Sí, su nombre aun es recordado en Boston, donde jugó siete de sus diez temporadas en Grandes Ligas y se ganó el apodo de “El Guapo”, además de frecuentes homenajes en el legendario Fenway Park.

Tomás Pérez: Otro nombre que brilló en el torneo venezolano. Es cierto que Pérez tuvo una carrera relativamente discreta en Grandes Ligas (diez temporadas como utílity y suplente) pero en la LVBP fue un bateador de los buenos. Pérez es cuarto de todos los tiempos en temporadas jugadas (24), séptimo en hits (1012), quinto en juegos jugados (1052) y quinto en dobles (164). Esos pergaminos son suficientes para merecer un lugar en Valencia.

Juan Carlos Pulido: La carrera de Juan Carlos Pulido en las mayores fue efímera, casi anecdótica (apenas tres temporadas jugadas entre 1994 y 2004) pero “El Domador” fue uno de los pitchers más dominantes en Venezuela entre los años 90 y 2000 y uno de los primeros oficiales al mando de una nave turca que surcó de manera exitosa los mares de la LVBP en la última década del siglo XX.

Las 72 victorias de Pulido lo hacen líder de por vida en ese departamento entre los zurdos en la LVBP. Su efectividad de 3.15 en 1092 innings lanzados en 20 temporadas también avalan el expediente de Pulido, quien tiene varios años recibiendo altos porcentajes en la boleta. Pulido fue un lanzador controlado, característica inusual entre los siniestros y prueba de ello son los 2.29 boletos entregados por cada nueve innings de por vida. Por todo esto, creemos que merece una placa en Valencia, donde en 1996 lanzó el juego de titular campeón a Magallanes. La divisa con la que más jugó y donde ya desde 2015 es inmortal.

Magglio Ordóñez: Hace rato que Magglio Ordóñez debería estar entre los inmortales del beisbol venezolano. El falconiano fue apenas el segundo campeón bate de Venezuela y es el décimo entre los criollos en WAR (Victorias sobre reemplazo) de por vida en las mayores, con 38.84. Es tercero en jonrones (294) y quinto en dobles (426) en una carrera que lo llevó seis veces al Juego de Estrellas de Grandes Ligas. En Venezuela también fue importante y en el 96 se alzó con el premio al Más Valioso.

Ugueth Urbina: Un caso polémico, sin duda, pero que debe analizarse teniendo en cuenta todos los factores. En lo deportivo, Urbina tiene todas las cualidades de un Salón de la Fama. Se mantuvo por 11 años en Grandes Ligas y en 1999 fue líder en salvados en las mayores con 41, una hazaña inédita hasta entonces para un venezolano. En otra ocasión rescató cuatro decenas y acudió a par de Juegos de Estrellas. Sus 237 salvados lo ponen segundo entre los venezolanos en las mayores.

En la liga venezolana también exhibió dominio, al dejar efectividad de 2.44 de por vida. Su carrera terminó prematuramente, cuando fue sentenciado a prisión en 2007 por el intento de homicidio de cinco personas en su finca, lo que lo llevó a pagar cinco años y medio en la cárcel. Regresó luego de eso a una temporada de despedida en Venezuela. Es cierto que hay argumentos morales para no ingresar al Salón de la Fama a personas con antecedentes penales, pero después de todo y siendo Urbina alguien que pagó su condena ante la sociedad, no nos corresponde a los cronistas, en este caso los votantes, sentenciarlo nuevamente.

Por César Márquez, periodistas especializado en beisbol

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