Opinión

Venezuela sumó sus primeros tres puntos, el juego sigue en deuda

La carrera es larga y complicada, pero cada unidad cuenta. La victoria en Maturín es la mejor noticia para una selección que todavía no encuentra su mejor versión. Corregir sumando, sin embargo, es una gran ventaja

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AFP

Se empieza por la alegría. Contra Paraguay no se podía ceder puntos y así fue. En una eliminatoria que será muy cerrada, perder una unidad en casa puede significar la despedida del Mundial. Lo sabe, por ejemplo, Colombia, que perdió en el último minuto contra Perú en casa. De haber igualado, habría asistido a Catar.

Por otro lado, Paraguay es un rival directo. Si damos por sentado que Argentina y Brasil tienen su boleto asegurado, que en otra sección están Uruguay, Ecuador y Colombia, Venezuela se ubica en el bloque que busca ese sexto puesto en la tabla de clasificación, con Perú, Chile y la Albirroja. Bolivia parece, esta vez, destinada al último puesto, lugar que la Vinotinto ha ocupado en los dos últimos premundiales.

Entonces, que los dirigidos por Fernando Batista hayan conseguido un gol en el cierre del partido es para celebrar, sobre todo si sumamos las condiciones previas antes del penalti. A Yangel Herrera se le cobra una mano -justa para mí- antes de perforar la arquería de Carlos Miguel Coronel. Sobreponerse a esta situación, que se repetía bajo las órdenes de Andrés Rojas, no es sencillo. No faltó el que vio teorías conspirativas, aquí no gastaremos una línea en eso. El VAR acertó en esa revisión y en la que a la postre le daría el penal bien cobrado por Salomón Rondón.

Y nos quedamos con Rondón. El doble 9 no funcionó. Como ya ha pasado en otros partidos. La conexión de José Martínez con el delantero de River Plate no existió. De esta sociedad se espera mucho, pero pocas veces ha rendido frutos. Hay quienes creen que no pueden jugar juntos porque se anulan. Lo que se pudo ver contra Paraguay es que Salomón no tiene ni la agilidad ni la ubicación de antaño. Le cuesta hacerse un hueco, antes simplemente lo creaba de la nada. Tuvo la personalidad para cobrar el tiro desde los 12 pasos. Eso no es poca cosa. Pero apenas remató dos veces al arco, una obligada porque fue la falta. Esa producción es muy pobre para un jugador que parece inamovible para su técnico.

Abrazar el riesgo

Se puede ganar defendiendo con 11 y se puede perder defendiendo con 11. En el fútbol no hay absolutamente nada seguro, se puede ganar hasta sin disparar al arco como aquella victoria bajo la dirección técnica de César Farías en Bolivia. A veces basta que la pelota pegue accidentalmente en la espalda para que se meta en el arco. Sin embargo, si Venezuela quiere de verdad asistir al Mundial, tiene que abandonar la falsa seguridad que le lleva a jugar pegado a su arco.

Lo anterior plantea un reto. La línea de cuatro defensas formada por Alexander González, Yordan Osorio, Wilker Ángel y Miguel Navarro tuvo sus altas y bajas, como todo el equipo, sin embargo queda la idea de que se puede confiar en ella. Le ayudó en el primer tiempo que José Andrés Martínez estuvo acertado en la recuperación. En líneas generales y aquí incluyo a Yangel Herrera, el primer tiempo fue muy correcto en marca. Es imposible que no se te escape alguna jugada de Miguel Almirón o Gabriel Ávalos. Ellos están allí para patear cualquier pelota larga. Son «postes» complicados de marcar. Aún así, se hizo el trabajo.

El segundo tiempo fue otra historia. Paraguay fue mucho más y es aquí donde se tiene que trabajar y mucho en los circuitos ofensivos que a partir de Herrera deben activarse. ¿Cómo se potencia a Yeferson Soteldo? No hay, al menos por ahora, jugador parecido al pequeño volante del Santos. Te puede gustar o no, incluso desespera su abulia por momentos, pero de todo el talento disponible para Batista, solo Soteldo tiene la capacidad de inclinar la balanza con un regate o una asistencia.

Por el costado de Samuel Sosa, Venezuela tuvo las mejores opciones, mas no precisamente por la incidencia del jugador. Ya después sucede lo que hemos contado: la desconexión Martínez-Rondón. El punto es el siguiente: cuando se genera tan poco y se pierde el balón en ataque, siempre tu defensa va sufrir. Cuando tienes que buscar el partido, tu defensa va a sufrir, cuando no tienes claro cómo atacar y te desordenas, no de manera creativa sino caótica, vas a sufrir.

Detesto la frase hecha «saber sufrir». Para mí, se sufre y punto. En la zozobra, te puede caer el gol en contra o si tienes suerte, sales ileso. Le pasó a Perú contra Brasil. Lo tenía dominado para el 0-0 y en una jugada en la que tenían todo el tiempo para ordenarse, perdieron la intensidad y los visitantes mostraron una de las tantas armas que siempre les ha llevado a imponerse: el talento individual. Un cabezazo improbable e incómodo de Marquinhos, lejos del primer palo, le dio la victoria.

Volviendo a Venezuela, los cambios no generaron lo esperado. Salvo Sergio Córdova, no se prendió la chispa en un ataque que seguramente será revisado por el cuerpo técnico. Lo generado contra Colombia y Paraguay es muy poco. Afortunadamente, ese poco sirvió para sumar los tres puntos. Jefferson Savarino sigue en deuda con la Vinotinto. Es un jugador muy, pero muy bueno, no obstante su talento individual no termina de tener impacto en el colectivo.

Contra Colombia, Venezuela fue un equipo compacto, corto, que incomodó y obligó al rival a cometer errores no forzados. Eso se hizo bien, tapando el juego por las bandas y obligando a que los movimientos hacia adentro fueran torpes. Sin embargo, desde la creación, no hubo nada rescatable. Dos oportunidades fueron centros. El segundo tiempo fue nulo en acciones ofensivas.

Contra Paraguay, la obligación de buscar el resultado, llevó a Venezuela a ser más largo y la desesperación en el segundo tiempo contribuyó a que los bloques se partieran. Al final, la Vinotinto era un boxeador que igual lanzaba su mejor golpe intentando el nocaut y bajaba un brazo por cansancio. Lo complicado era que en lugar de «ganchos», le salían «marraneras», como se dice en el argot callejero. Pudo haber sufrido el efecto contrario, sin embargo esta vez contó con esa pizca de suerte que históricamente le ha sido esquiva.

Un último apunte. Con Wuilker Fariñez aún en veremos, Rafa Romo cumplió. El mejor jugador en los dos partidos. Es una gran noticia para la selección, que siempre ha necesitado un buen portero para mantenerse vivo en los partidos. Fue escogido como el mejor guardameta de esta fecha de eliminatoria en el once ideal. Eso lo dice todo.

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