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Oposición venezolana bajo amenaza de extinción el 21 de noviembre

Las elecciones de alcaldes y gobernadores en Venezuela se aproximan como un meteorito que fulminará lo que queda de los enredados partidos políticos de oposición. Sus líderes deshojan la margarita a ver si participan o no, y si llevan candidatos unitarios o una desbandada sin oportunidades. Eso explica por qué el cohesionado chavismo es favorito con apenas 20% de apoyo del electorado. Los próximos días serán definitivos en este torneo de indecisiones.

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A menos que ocurra un evento inesperado de última hora, los ya menguados partidos y liderazgos que durante dos décadas se han opuesto al chavismo están hoy amenazados con desaparecer como dinosaurios. O en todo caso, de quedar mal heridos en las elecciones de gobernadores y alcaldes del 21 de noviembre.

Al menos, es lo que indican las evidencias, las tendencias en las encuestas y algunas opiniones de expertos y votantes comunes.

“Solo hay chance de ganarle al chavismo con unidad. La gente está decepcionada de lo mismo”, dice a El Estímulo un precandidato a alcalde, de las filas de la oposición.

En la calle pocos entienden el empeño de mantener una posición fragmentada, cuando es obvio que el chavismo es fuerte justamente por su unidad.

“Mire viejo: dos más dos son cuatro. Si es tan claro que no pueden ganar todos, ¿por qué no se unen y lanzan un solo candidato opositor? ¿Es tan difícil entender eso?”, se preguntaba Antonio Duarte, un comerciante de Aragua. Lamentaba el hecho de que en el municipio Sucre de ese estado hay media docena de candidatos opositores contra uno solo del chavismo.

En la capital Caracas pasa lo mismo pero peor: hay al menos nueve candidatos opositores dispuestos a disputarle al chavismo la joya de la corona de las alcaldías del país.

Marca Acme

Como en esa manida escena de la cacería eterna del coyote Willy detrás del Correcaminos, la oposición intenta armar ideas, estrategias, alzapies y callejones sin salida. Pero el ave roja del chavismo siempre se escapa y parece ir cada vez más lejos por los cañones del populismo y el autoritarismo.

Es simple: cuando la oposición va con el jojoto, los chavistas ya vienen con la cachapa. O para que lo entiendan afuera, mientras la oposición va con la espiga de trigo, ya el chavismo viene con los panes horneados.

La oposición «se metió en una trampajaula ella sola y el discurso que crea realidades se volvió contra ellos», dice el politólogo y profesor John Magdaleno, de la firma Polity Consultores, durante una entrevista con El Estímulo.

Refiere que la encuesta a escala nacional de la firma Delphos en julio recogía que el 82% del electorado dice que la oposición sí debería participar. El 53% se dice seguro de ir a votar y el 23% dice que quizá sí iría.

En general hay un 64% de participación potencial, que no es una mala cifra para una elección regional  y local.

«Las encuestas claramente comunican que el clima de opinión esta cambiado respecto a las elecciones», dice Magdaleno en la entrevista próxima a ser publicada.

Apuesta a que en los próximos días haya definiciones claras desde las filas de la oposición.

En un reciente foro de perspectivas organizado por el Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la UCAB se discutió esa encuesta entre  los escenarios del II semestre de 2021. 

El escenario  más probable  es el de divide y vencerás.

“Divide et impera”, con observación, la oposición dividida va a elecciones y y pierde. Si la observación presenta un informe positivo, se da una debacle del G4 y se genera una lucha por la sustitución del liderazgo opositor».

Agosto chavista

Por los primeros días de agosto el chavismo consolida los resultados de unas elecciones primarias que son su propio amago de democracia. Pero en ese proceso interno del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) ha quedado claro que la principal confrontación en la arena política venezolana es hoy entre Nicolás Maduro, el heredero dejado por Hugo Chávez, y el capitán Diosdado Cabello, el siempre aspirante al trono.

Cabello tiene su propia parcela de poder en el régimen militar cívico que gobierna a Venezuela. Hace poco avisó que algunos candidatos electos no serán necesariamente los que compitan en la elección del 21 de noviembre.

Dentro del chavismo conviven al menos cuatro corrientes de peso con sus propios intereses. Pero para el mundo exterior y ante sus rivales, estas facciones mantienen un frente común basado en la disciplina y la obediencia partidista.

Pero buena parte del éxito del chavismo al mantenerse firme en el poder se debe a los errores de la propia oposición, coinciden algunos analistas y hasta políticos opositores a baja voz.

Ahora, de cara a las elecciones del 21 de noviembre, esos mismos errores se mantienen repotenciados. Así, uno de los escenarios posibles es que los actuales líderes más conocidos y sus proscritos partidos en su mayoría serán barridos del mapa.

Ese escenario es difícil de tragar para toda una generación de jóvenes políticos forjados en las luchas de calle, con muchos muertos, exiliados y prisioneros  a manos del chavismo, perseguidos justamente por ser opositores.

La roca en la jungla

«El chavismo esta en su roca, tiene su base», dice Félix Seijas, director de la firma Delphos.

«Estas primarias son una manera de aceitar su maquinaria y mantener eso organizado», después del 6 de diciembre pasado, cuando en la elección de la Asamblea Nacional no logró movilizar a su militancia de la forma acostumbrada.

«Por el lado de la oposición los retos son gigantescos. El principal es como lograr una estructura de funcionamiento sobre la cual corran los proyectos y objetivos. Lo que estamos viendo ahorita de peleas internas y candidatos saliendo por fuera esta ocurriendo porque no tienen esa estructura».

Pero ya la oposición no es la misma, observa Seijas.

«Se ha venido transformando. Está en ese proceso tratado de sobrevivir con algunos liderazgos, tratando de armarse. En la medida en que no se solucionen los vacíos se llenan y puede terminar estructurándose algo distinto a lo que hemos venido conociendo», señala sobre el futuro previsible.

Ejemplo que Caracas da

Solamente en el estratégico municipio Libertador de Caracas son nueve opositores que quieren competir por la alcaldía que representa a la mitad más populosa de la capital y donde están asentadas las sedes de los poderes públicos federales.

El chavismo, en unas elecciones internas, ya lanzó a la almirante Carmen Meléndez, la actual ministra de Relaciones Interiores que ya desde hace tiempo usa su cargo como plataforma de proyección política.

Sin acuerdos

El régimen de Maduro intenta atenuar en Caracas los estragos de un colapso general de la economía, los servicios y el suministro de energía. Así, en la ciudad se consigue con facilidad gasolina y diésel a precios internacionales y subsidiados. Esa tarea demanda hasta dos días de filas a los conductores que viven más allá.

En Caracas también son menos frecuentes los constantes apagones por el racionamiento eléctrico que duran hasta días en  pueblos y ciudades del interior. En general el régimen intenta mantener un ilusión de normalidad en la capital, hoy sacudida por  las fuertes lluvias tropicales que anegan calles y demuestran que las simples campañas de embellecimiento son solo parte del escenario de utilería electoral.

Pero lo que ocurre con la oposición en Caracas evidencia también la falta de objetivos concretos, de tácticas y estrategias en la arena política.

“La oposición está siendo muy errática en esto. Evidentemente los partidos han dejado correr los meses sin anunciar la participación y sin definir mecanismos claros de toma de decisión, que sean inclusivos y puedan ayudar a construir una unidad fuerte de cara al proceso”, señaló un precandidato opositor que prefirió guardar  el anonimato para no echarle más leña al fuego de la división.

“Todavía hay oportunidad de convocar algunas primarias en sitios donde no hay acuerdos, como el municipio Libertador”, señaló.

Fuego amigo

Pero, cuando faltan solo tres meses para esas elecciones, los cuatro principales partidos políticos que regían al bando  opositor siguen enredados en sus propias contradicciones.

Sus líderes, como Juan Guaidó, del malogrado partido Voluntad Popular, el mismo de Leopoldo López, ni siquiera deciden si reconocen ese llamado a elecciones, o si llamarán a votar o a la abstención.

Por estos días Guaidó y sus colaboradores se aprestan a iniciar en México una ronda de acercamientos con emisarios de Maduro, en busca de posibles negociaciones para enfrentar la feroz crisis política y económica.

Guaidó todavía tiene el reconocimiento como supuesto presidente interino de Venezuela por parte de casi 60 países. Pero es un reconocimiento nominal y más diplomático que otra cosa. Excepto por Estados Unidos, que le mantiene el control sobre  los estratégicos activos de Petróleos de Venezuela en ese país.

Por cierto que ese control evitó que esos activos fueran embargados por los rusos, o entregados a ellos por Maduro en pago por enormes deudas de la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa).

En cualquier caso, lo que decidan hacer los altos dirigentes como Guaidó no tendrá mucha repercusión, a juzgar por estudios como la encuesta Focus, de la firma Datincorp.

Oposición mala para la foto

El 50% de los encuestados el 7 de agosto expresó que esta “totalmente decidido a votar” el 21 de noviembre.

El 62% dijo que considera a Maduro como el presidente de Venezuela en este momento, aunque el 63% dijo no sentirse nada satisfecho con su desempeño como político.

Solo el 6% reconocen a Guaidó como presidente.

Ante el planteamiento: “Muchos opositores aún están discutiendo si deben participar o no en esas elecciones del 21 de noviembre ¿Qué le aconsejaría a ellos?”

El 77% respondió “Que participen y vayan a votar”.

¿Con cuál partido o movimiento político usted se siente más identificado…? El 56% respondió ninguno.

A la luz de estas encuestas, parece evidente que hay una disonancia entre lo que piensan los líderes de la oposición de sí mismos y lo que piensan de ellos los electores en general.

Es por eso que en lenguaje futbolístico los dirigentes “no dan pie con bola” y no saben descifrar los tiempos, mucho menos formularse estrategias efectivas y consistentes.

“Ese es un mal mensaje, pero al mismo tiempo, el G4 actúa de una manera poco transparente. Quiere repartirse los cargos como si fueran una torta, sin tomar en cuenta las realidades locales”, dijo para este enfoque un dirigente político de los cuadros medios y activista social.

El grupo de los cuatro

El G4 es el grupo de Acción Democrática, Voluntad Popular, Primero Justicia y Un Nuevo Tiempo. En el pasado  estos cuatro partidos liderizaron la coalición Mesa de la Unidad Democrática (MUD). Esta plataforma electoral propinó en 2015 la única gran derrota sufrida por el chavismo en dos décadas, al ganar la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional (Parlamento).

De cualquier manera, eventualmente el régimen se desquitó y eliminó las funciones del parlamento y desconoció su poder legislativo. Lo sustituyó por una sala del Tribunal Supremo de Justicia y después por una Asamblea Constituyente. Ambos organismos están supeditados a las decisiones personales de Maduro y Cabello.

Estos atentados contra la democracia dieron argumentos al gobierno de EEUU para aplicar sanciones personales a la nomenklatura del chavismo y congelar sus bienes en ese país. El castigo se extendió a la República y a Pdvsa, lo que terminó agravando la crisis económica y energética del país.

“Creo que es un mal mensaje, una mala manera de construir la unidad para poder tener un planteamiento competitivo frente al chavismo de cara al 21 de noviembre”, agregó el dirigente.

Oposición y la margarita

El analista político Jesús Seguías, presidente de Datincorp, observa por su parte que por primera vez en 20 años casi el 60% de los venezolanos están al margen de los extremos chavismo-oposición.

«Sin duda que faltando tres meses para las elecciones del 21 de noviembre la situación de la oposición es muy complicada porque aun no han decidido que van a hacer, al menos la oposición que dirige Juan Guaidó», dijo para este artículo.

Ese nivel de parálisis  y de indecisión se paga caro en un proceso electoral. «Ya se han dilapidado mas de seis meses en esta dilemas que tiene ese sector que es muy importante porque son los partidos más numerosos en militantes.

«Se suponía que desde hace un buen tiempo debía hacer resuelto la participación. Además no debe ser nada complicada la decisión habida cuenta de que  no hay otro camino», explica.

«Una vez que salieron derrotados los dirigentes de oposición que propiciaban la vía insurreccional y después de ese fracaso político ya no quedaban mas alternativas que retomar la ruta electoral», dice sobre los intentos de Guaidó y de Leopoldo López de levantar a jefes militares.

Oposición buscó levantar una insurrección militar el 30 de abril de 2019
Uno de los peores desastres del movimiento de la oposición ocurrió el 30 de abril de 2019, cuando intentó alentar un levantamiento militar, desde las afueras de la base aérea Francisco de Miranda, en Caracas. Solo logró que escapara el dirigente Leopoldo López. (Foto: AP/Fernando Llano)

Seguías observa que la única fortaleza que tiene la oposición venezolana hoy es el apoyo de una parte de la comunidad internacional, liderizada por Estados Unidos y la Unión Europea y países latinoamericano.

«Estos aliados le dijeron a la oposición que el único camino que les queda es sentarse a negociar con Nicolás Maduro y que se va a negociar un desenlace electoral, ni siquiera un gobierno de transición», dijo.

«Teniendo esto claro eso ya esa decisión tenían que haberla tomado hace tiempo», agregó sobre la participación.

Agosto fragmentado

Este mes de agosto la oposición tiene que presentar los candidatos y no ha decidido si van o no a una elección primaria. Por lo menos algunos estados es fundamental para evitar las divisiones, «porque esas divisiones lo que hacen es allanar el camino totalmente a los candidatos del chavismo», advirtió.

«Recordemos dos cosas: la estrategia del chavismo para poder ganar con su 20 por ciento de promedio a nivel nacional son que la oposición  no vaya a votar y dos que vayan divididos», dice Seguías.

Por el lado de la oposición lo unico que necesitan es tomar  decisiones urgentes en torno a cinco puntos, dice.

Receta de los cinco puntos

Primero, «La mayor unidad posible. Creo que finalmente van a ir, pero mientras más tarden en tomar la decisión, llegarán con la lengua afuera, extenuados».

«Cada voto pesa. La oposición viene de una gran derrota política están muy menguados, desarticulados y de la base electoral opositora se fueron mas de cuatro millones de electores, mas de la mitad».

Necesitan llevar candidatos únicos en todos los procesos; tener una tarjeta única, lo cual ya permitió el propio gobierno al devolver la de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD).

También necesitan una narrativa capaz de seducir a esos electores que no estan decididos a votar y cuya mayoría pertenecen a esos inconformes que no están con ninguno de los no alineados.

“En este momento esa gente se siente muy frustrada muy decepcionada de los políticos, se siente desesperanzada y hay que seducirlos”, dice Seguías.

“El meollo de la narrativa electoral y política de la oposición parte de una estrategia económica para recuperar la economía del país y mejorar la calidad de vida de los venezolanos”, explica.

El quinto elemento es tener un padrón electoral fortalecido, una defensa del voto bien robusta.

«Esos cinco elementos dependen de la oposición, no dependen del gobierno. Ya hay las condiciones mínimas para comenzar a tomar en serio la participación en las elecciones del 21 de noviembre y van a seguir haciendo algunas concesiones».

«Qué van a esperar?», dijo Seguías. Señala que no va a ser Maduro quien les diga que se unan y no vayan divididos al proceso, ni los ayude ni les consiga los testigos electorales que les defiendan sus votos.

«Eso depende estrictamente de la oposición. Y si salen derrotados el 21 de noviembre que no salgan a culpar al CNE ni al fraude ni nada. Porque si salen derrotados el 21 de noviembre es por decisiones incorrectas, asumidas en estos momentos. Ese es el dilema que tendrán que resolver y verán que van a a hacer ante los retos que tiene  por delante», remató.

Guaidó en su laberinto

En enero de 2019, tras denunciar la ilegitimidad del nuevo gobierno de Maduro que nació de unas elecciones forjadas en mayo de 2018. Guaidó se proclamó como presidente interino hasta tanto haya elecciones justas, libres, con participación de los políticos y partidos proscritos por el régimen y con observación internacional.

Al principio desató una «guaidomanía» que provocó alzas en las expectativas y hasta en los precios del mercado inmobiliario. Pero después se fue desinflando ante la ausencia de resultados.

El joven diputado además tuvo al apoyo claro y expreso del gobierno de Donald Trump. E inclusive de los partidos Republicano y Demócrata.

Pero hoy todo eso se disipó y Guaidó y el 77% está nada satisfecho con su desempeño como político, según la encuesta de Datincorp.

Ahora, la otra esperanza para este bloque opositor es que en las conversaciones que se iniciarán en México c0on delegados de Maduro puedan lograr algunas concesiones para seguir vivos.

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