Política

Brasil se transforma en un gran país evangélico con impactos políticos

Hablarle al sector evangélico tradicional deberá ser un desafío no sólo para Lula da Silva, sino para cualquier político que aspire al poder en Brasil. Con una proyección de crecimiento de población evangélica muy alta, se espera que hacia 2031 los evangélicos brasileños sean la principal identidad religiosa del país, por encima de los católicos

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Brasil, el país más poblado de América Latina y el séptimo de todo el mundo, con algo más de 215 millones de habitantes, está en plena metamorfosis en materia de identidad religiosa, con el gran avance que tienen las iglesias evangélicas, que en su mayoría tienen orientación conservadora en contraposición a temas banderas para el Partido de los Trabajadores (PT) que fundara Lula da Silva al final de la dictadura militar en los 1980.

Aunque Brasil sigue siendo el país con el mayor número de católicos de todo el mundo, en la actualidad el 50% de los brasileños se considera católico contra un 89% de años atrás. Los brasileños no han perdido la fe, sino que ha ocurrido una paulatina mutación hacia el mundo de las iglesias evangélicas, especialmente en las favelas pobres de este inmenso país. Hoy uno de cada tres brasileños se autodefine, en materia religiosa, como evangélico.

Tener en otros países un alto rechazo de quienes se autodefinen como evangélicos, en materia religiosa, no tendría tal vez un impacto político tan importante como en Brasil, tal como lo está viviendo Luiz Inácio Lula da Silva, tres veces presidente del gigante sudamericano y referente de la izquierda brasileña y latinoamericana.

El PT ha defendido banderas tales como el derecho al aborto, el derecho a orientaciones sexuales diversas, entre otras que son abiertamente rechazadas desde el evangelismo de corte tradicional brasileño, que políticamente tiende a identificarse con lo que ha terminado por denominarse el bolsonarismo, la variopinta coalición conservadora y militarista que tiene al ex presidente Jair Bolsonaro como su principal referente.

Dos encuestas recientes, de empresas reconocidas, Atlas Intelligence y Genial/Quaest, muestran que al menos seis de cada diez evangélicos en edad de votar rechazan al septuagenario Lula da Silva y tienen una opinión negativa sobre su tercer gobierno, que comenzó el 1 de enero de 2023 para un período de cuatro años.

En marzo del año pasado, a dos meses de iniciarse su gobierno, cuatro de cada diez evangélicos rechazaban al gobierno del veterano jefe de Estado. El mes pasado, este índice fue de 62% según Atlas Intelligence y 60% de acuerdo con Genial/Quaest.

Entre las muy diversas corrientes que se agrupan bajo el protestantismo, que en el caso de Brasil se les denomina a todas como iglesias evangélicas, en este país la más numerosa con un 42% de todos los creyentes protestantes del país es la llamada Asamblea de Dios, según el investigador Víctor Araujo de la Universidad de Sao Paulo. En la última década esta iglesia abrió unos 10 mil templos nuevos en todo el país, especialmente en zonas periféricas, social o geográficamente.

Además del rechazo sostenido entre los evangélicos, en general, ha crecido el descontento con la gestión de Lula da Silva entre los brasileños también por otras razones. Según Atlas Intelligence, el mandatario dedica mucho empeño a su política exterior y dentro de Brasil no se percibe con claridad de qué manera pueda beneficiar al país que el presidente de izquierdas sea reconocido como un líder internacional.

Tampoco ha ayudado al fundador del PT intervenciones destempladas como la que dio al equiparar la reacción militar de Israel en Gaza, tras el ataque de Hamas, con el genocidio nazi en Alemania.

De acuerdo con un análisis publicado este domingo por La Nación en Buenos Aires, en este tercer gobierno a diferencia de los dos anteriores entre 2003-2010, Lula da Silva no ha encontrado aún el énfasis adecuado para su gestión, “su marca registrada de este tercer gobierno”.

Entretanto, mientras que transcurre el tiempo, va rumbo a los 16 meses, se perciben cada vez más dificultades para pensar que en las elecciones presidenciales de 2026 pueda repetir un candidato del PT en la presidencia, tal como aspira el septuagenario ex sindicalista.

Al concluir el año 2023, un 52% de los consultados por Atlas Intelligence dijeron aprobar la gestión de Lula da Silva, mientras que en marzo ese índice de aprobación había descendido varios puntos para ubicarse en 47%.

De acuerdo con los estudios de esta empresa, el presidente luce desconectado de varios problemas que son percibidos como vitales por los brasileños, con la inseguridad como principal preocupación. Este tema, incluso, ha cobrado fuerza de manera crítica hacia la gestión gubernamental entre sectores de clase media baja, que antes colocaban como positivos aspectos como los planes sociales del PT.

Finalmente, el columnista del diario O Globo Bernardo Mello Franco destacó que, en una reciente a Pernambuco, bastión histórico del PT, en una alocución de 17 minutos, Lula da Silva dijo 16 veces la palabra milagro, 11 veces Dios y cinco veces fe. “El discurso coincidió con un giro en la comunicación oficial. El gobierno lanzó una ofensiva publicitaria con el eslogan ‘Fe en Brasil’.

Hablarle al sector evangélico tradicional deberá ser un desafío no sólo para Lula da Silva, sino para cualquier político que aspire al poder en Brasil. Con una proyección de crecimiento de población evangélica muy alta, se espera que hacia 2031 los evangélicos brasileños sean la principal identidad religiosa del país, por encima de los católicos.

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