Salud

Herodes se ensaña con este hospital sin quirófanos ni anestesiólogos

En el JM de los Ríos, principal hospital público de niños de Venezuela, ni los aires acondicionados de las salas quirúrgicas funcionan. La Sociedad Médica asegura que el asunto va más allá: no hay anestesiólogos ni enfermeras suficientes para operar. Tampoco hubo insumos tan básicos como un guante. Nadie lleva la cuenta de los pequeños pacientes que se van sin una oportunidad.Hace dos años los médicos del servicio de cirugía del Hospital de Niños J.M. De los Ríos dejaron de contar las operaciones que no podían realizar por falta de quirófanos. Era una deuda que pasaba los 3.500 pacientes. Hoy en día esa lista invisible sigue creciendo. Y desde hace dos semanas se ha abultado mucho más, pues ninguna de las nueve salas quirúrgicas del hospital está apta para realizar intervenciones.

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Crisis de salud en Venezuela
Texto Dalila Itriago | Foto: Andrea Hernández

Alejandro Ferrer es un cirujano pediatra de 41 años de edad. Comenzó a trabajar en este centro de salud de San Bernardino desde que era estudiante de post grado. Hoy es adjunto al Servicio de Cirugía y preside la Sociedad Médica del hospital desde hace dos años y medio.

No se atreve a hacer un diagnóstico del J.M. De los Ríos. Asegura que es imposible precisar los problemas más urgentes del edificio. “Lo más grave es un montón de cosas”, señala, para luego explicar que se trata de simple matemática. Hay números que no cuadran.

“Hace cinco años funcionaban entre siete y ocho quirófanos, donde se podían operar los pacientes de 19 especialidades. Esas sieta salas trabajaban en dos turnos, hasta las siete pm; más las intervenciones de neurocirugía, urología y cirugía general, que se hacían de noche. En total se realizaban al menos 36 operaciones a la semana. Ahora si acaso llegamos a tres”, sostiene Ferrer.

¿Qué sucede con los quirófanos del principal hospital de niños del país, mientras hasta el techo de terapia intensiva se ha derrumbado?

El presidente de la Sociedad Médica ofrece dos explicaciones: no ha habido una política de mantenimiento para los equipos, y no se cuenta con el personal suficiente para atender una intervención.

En el piso 7 hay 7 quirófanos. De estos, únicamente 4 tienen la instalación eléctrica y los equipos adecuados para funcionar.

Esto, hace por lo menos dos semanas, antes de que se dañaran los aires acondicionados de dichos espacios. Pero, en cuanto al recurso humano, solo hay personal para trabajar en dos de ellos. Desde entonces, las pocas operaciones que se han realizado en el hospital han ocurrido a riesgo de los pacientes.

“Cuando realizamos una operación debemos contar con enfermeras, médicos anestesiólogos y cirujanos. En todo el hospital hay 5 anestesiólogos, cuando antes trabajaban 28. El déficit es de 23. Y tenemos enfermeras para solo dos quirófanos: ocho por turno”, añade Ferrer.

Ninguno de los dos quirófanos de la planta baja funciona debido al deterioro de su estructura. No tienen máquina de anestesia ni lámparas cialíticas. Son utilizados como espacios improvisados para hospitalizaciones de emergencia.

El lunes 1° de agosto algunas madres con pacientes hospitalizados en el servicio de Urología acudieron a la dirección del hospital para quejarse por la demora en las intervenciones. Comentan, sin dar sus nombres, que la directora les habría prometido que para el miércoles 3 de este mes el problema del aire acondicionado de los quirófanos estaría resuelto.

Esta fue la segunda protesta en menos de una semana. El miércoles 27 de julio unas seis progenitoras trancaron la vía frente al hospital para exigir una solución a tan penosa espera.

El viernes 29 de julio una niña de 3 años de edad con hidrocefalia severa fue operada. Le colocaron una válvula en el cerebro. Su mamá, Anyelis Alcalá, aseguró haber firmado un papel escrito a mano donde ella asumía conocer las condiciones de la intervención.

Ferrer desmiente que en el quirófano número 5 funcione el aire acondicionado. Por lo menos hasta el lunes 1° no era así.

“Lo que hay es una rejilla que bota un ventilador como para decir que está fresquito. Ahora quieren habilitar el ala donde están los quirófanos 1, 2 y 3 porque aparentemente habría mejor temperatura. La historia es que allí había un problema eléctrico. Ocurría, por ejemplo, que tú enchufabas la torre de laparoscopia y se bajaba el breaker (interruptor) del electro bisturí en plena operación.

En teoría, Corpoelec lo trató de resolver hace más de dos años. «Habría que ver”.

Unas madres aceptan, otras prefieren abstenerse. El riesgo es alto. En temperaturas calientes las bacterias crecen con mayor facilidad. Pero el tema del aire es solo uno de miles de problemas no resueltos que, periódicamente, regresan, semana tras semana.

“El lunes 1° de agosto llegaron los guantes, pero hace 15 días no había y la cirugía es una cuestión de habilidad. La mayoría de los médicos son talla 5, 6 o máximo 7 de guante. Había solo talla 8. Eso es como operar con guantes de boxeo. A mí me tocó hacerlo y en plena operación de apendicitis me encontré con un tumor, al cual tuve que hacerle biopsia. Me costó muchísimo».

«Parar el sangrado fue difícil. Es allí cuando te debates entre hacer lo correcto y no operar en esas condiciones o hacer lo incorrecto para salvar una vida. El asunto es que si las cosas salen mal siempre serás culpable”, reflexiona Ferrer.

Anteriormente, el servicio de Cirugía tenía turnos electivos para operar todos los días. Ahora, cuando funciona el quirófano, reciben turno cada 15 días para trabajar con un anestesiólogo del hospital. Un benefactor privado paga otro anestesiólogo cada dos semanas.

Ferrer señala que ante este ritmo de intervenciones obviamente se le da prioridad a las emergencias, pero se pregunta cuál será el costo de no tratar, por ejemplo, a los niños con cataratas congénitas. No se trata de una urgencia, pues no morirá, pero a la larga podría quedar ciego. Asegura que los oftalmólogos son los especialistas quirúrgicos más marginados.

“La criptorquidia es la ausencia de los testículos en la bolsa escrotal y debe operarse antes del primer año de edad. ¿Qué pasa? Como son pacientes que no se van a morir se les deja en espera, pero esto hace que sometas al niño al riesgo de que más adelante sea estéril o que en la edad adulta desarrolle cáncer testicular”, asegura el especialista.

Nadie lleva la cuenta de los niños que se van del hospital sin ser atendidos y jamás regresan. Tampoco de aquellos que necesitan ingresar por una emergencia y son referidos a otros centros de salud, donde igualmente no hay insumos ni disponibilidad para atenderlos.

Como dice Ferrer: “Esto es inaceptable”.

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