El presupuesto anual del CICR en Venezuela, en donde la organización está presente desde a hace varias décadas, pasó este año a 18 millones de francos suizos (18 millones de dólares), detalló Peter Maurer en una conferencia de prensa.
«Es una operación en plena expansión y nuestra preocupación es por un lado aumentar nuestra respuesta, y por el otro evitar la controversia política y las divisiones políticas que caracterizan la crisis en Venezuela», agregó.
Este anuncio interviene cuando el opositor Juan Guaidó, reconocido por unos cuarenta países como presidente interino de Venezuela desde que se autoproclamara, intenta organizar la llegada de ayuda humanitaria estadounidense y canadiense.
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, que tiene el apoyo de Rusia, China, Turquía, Cuba e Irán, rechazó en varias ocasiones el ingreso de ayuda humanitaria al país, una manera, según él, de facilitar una invasión militar liderada por Estados Unidos para derrocarlo.
En Ginebra, Maurer dijo que la ayuda humanitaria debe ser «neutra e imparcial», precisando que el CICR no participa en eventuales actividades humanitarias que puedan organizar el gobierno o la oposición.
«De momento, concentramos nuestros esfuerzos para ampliar el espacio humanitario en Venezuela, porque pensamos que hay necesidades enormes que no están cubiertas», insistió.
Hasta ahora la acción del CICR era sobre todo sobre la promoción del derecho internacional humanitario con la policía y las Fuerzas Armadas y la cooperación con la Cruz Roja venezolana.
«Desde que se agravó la crisis, concentramos nuestra atención en el apoyo a los servicios de salud, así como a la población desplazada», explicó Maurer. El CICR está además presente en los vecinos de Venezuela, Colombia y Brasil, para ayudar a los venezolanos que huyen del país.
La población de Venezuela, país petrolero, enfrenta una grave escasez de productos básicos y medicamentos. El país atraviesa una grave crisis económica con hiperinflación. Desde 2015 unas 2,3 millones de personas se fueron del país, según la ONU.
Este éxodo es considerado por la ONU como el desplazamiento de personas más masivo de la historia reciente de América Latina.