Salud

Afasia: ¿Qué es y por qué obligó a Bruce Willis a retirarse?

Bruce Willis anunció su retiro debido a la afasia, una condición que dificulta su comunicación al escribir y al hablar. La enfermedad se genera por lesiones cerebrales que, en su mayoría, afectan al hemisferio izquierdo del cerebro. Y no, no tiene cura

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Una alteración del lenguaje producida por un fallo en el sistema nervioso: eso es la afasia. La patología obligó a Bruce Willis a retirarse y las razones son sencillas, quien la padece tiene dificultades para leer, escribir y entender lo que dicen los demás correctamente.

«Bruce ha estado experimentando algunos problemas de salud y recientemente ha sido diagnosticado con afasia, lo que está afectando sus capacidades cognitivas. Como resultado de esto y tras mucha reflexión, Bruce se retira de una carrera que ha significado mucho para él», reza el texto publicado en Instagram.

¿Qué es?

La Sociedad Americana del Habla, Lenguaje y Audición (ASHA, por sus siglas en inglés) señala que la «afasia es un trastorno que se genera como consecuencia de una lesión de las partes del cerebro responsables del lenguaje, y puede causar problemas con cualquiera o todas las siguientes destrezas: la expresión, la comprensión, la lectura y la escritura».

La ASHA detalla que «las lesiones al hemisferio izquierdo del cerebro causan afasia para la mayor parte de los derechos y alrededor de la mitad de los zurdos. Las personas que experimentan daños al hemisferio derecho del cerebro pueden tener otras dificultades además del habla y el lenguaje».

La Asociación de Ayuda a la Afasia, que se dedica a educar y ayudar a pacientes con esta patología, considera que la afasia «lleva implícito un problema social. Esta incapacidad total o parcial, implica dificultades relacionales en la vida de las personas que la sufren».

¿Qué la provoca?

La afasia se genera por lesiones cerebrales que, en su mayoría, afectan al hemisferio izquierdo del cerebro, lo que significa que un hablante normal de una lengua puede devenir en un paciente afásico si, tras un accidente cerebral, queda alterada una zona del cerebro.

Las causas pueden ser: un traumatismo craneal provocado por un accidente de tráfico; los émbolos; los aneurismas y algunos tipos de tumores y de infecciones pueden producir lesiones afásicas. No obstante, también se pueden incluir la diabetes y el consumo de alcohol y tabaco.

¿Cuántos tipos de afasia hay?

La ASHA enumera cuatro tipos: afasia leve, afasia grave, afasia expresiva y afasia receptiva.

Si la que padece el paciente es leve, puede ser capaz de mantener una conversación normal en muchas circunstancias. No obstante, puede tener problemas si la conversación es larga o complicada. Además puede tener problemas para dar con las palabras que quiere decir. Esa incapacidad se conoce como anomia.

En cambio, si es grave, el paciente puede no comprender nada de lo que digan sus interlocutores y decir poco o nada. Solo estará capacitado para responder lo mínimo: «sí», «no», «hola» y «gracias».

Cuando se trata de la afasia expresiva, la persona solo se comunica con frases cortas y fragmentarias. También puede poner las palabras en un orden equivocado o inventarlas. Y si es receptiva, el paciente necesitará más tiempo para procesar los mensajes y puede tomarse de forma literal lo que puede decirse en sentido figurado. Algo que genera frustración al afásico y su entorno, pero implica paciencia.

¿Cómo vive un paciente con afasia?

El paciente afásico es una persona «normal» en todo excepto en lo que se refiere al lenguaje, pues puede tener dificultades para hablar, escribir o leer. Dependiendo del tipo de afasia y su estado, podría no comprender lo que le dicen los demás y hablar solo con monosílabos.

¿Tiene cura?

No del todo. Según la Asociación de Ayuda a la Afasia, «cuando un tejido cerebral se muere a causa de una lesión, este ya no es recuperable. No obstante, esto no implica que el propio sistema nervioso no pueda crear nuevas vías de comunicación que sustituyan a las funciones alteradas».

Esta organización señala que con «una adecuada rehabilitación del lenguaje en las afasias por DCA se mejora». La idea es que un paciente afásico reciba terapias, medicamentos y apoyo familiar.

¿Hay más artistas que lo han padecido?

Sí. Esta enfermedad no es extraña en la industria del cine. La actriz Emilia Clarke, protagonista de «Juego de Tronos», sufrió dos aneurismas mientras rodaba la serie, la primera de ellas en 2011; al humorista británico Terry Jones, fundador de los Monty Python, le diagnosticaron en 2016 afasia progresiva primaria; y también padeció afasia el director de cine italiano Michelangelo Antonioni, después de sufrir un derrame cerebral a mediados de los 80.

Otros personajes célebres que han padecido afasia son Michiko, esposa de emperador emérito japonés Akihito; el escritor estadounidense Harold Robbins, que había sufrido una embolia en 1982 que en ocasiones le causaba afasia o bloqueo mental; el militar argentino Jorge Videla, miembro de la junta militar que el 24 de marzo de 1976 encabezó un golpe de Estado, tras una irrigación sanguínea en el cerebro sufrió afasia parcial.

También el cantante argentino Gustavo Cerati, tras un accidente cerebrovascular en 2001; el escritor mexicano Sergio Pitol y el presidente argelino Abdelaziz Buteflika (2019).

¿Cómo ayudar a un paciente con afasia?

La Asociación de Ayuda a la Afasia deja claro que los consejos no funcionan para todos los tipos, fases y grados. Cada afasia es diferente y, por lo tanto, se necesitan distintas herramientas de comunicación para cada una de ellas.

Sin embargo, estos son algunos datos a considerar:

  1. Espera que el paciente termine la frase.
  2. Mira a su cara cuando le hablas. Esto ayuda a que se fije en tus expresiones faciales y los movimientos de los labios.
  3. Cuida las conversaciones en grupo. A una persona con afasia le cuesta concentrarse cuando varias personas hablan al mismo tiempo. Si vas a hablarle, procura que sea directamente a él.
  4. Incluye a la persona en la conversa. Pídele consejos, opiniones o su punto de vista. Su problema es expresarse, pero eso no significa que no tenga algo bueno o importante qué decir.
  5. No lo trates de forma condescendiente. La asociación señala sobre este aspecto: «No hay que hablarle ni excesivamente despacio ni excesivamente alto. Habla vocalizando, pero sin exagerar. Y si es necesario repite apoyándote de gestos o señalizaciones».
  6. Escribe sencillo y claro.
  7. Pregúntale si no entiendes.
  8. Considera usar patrones, ya que mejoran si «las órdenes emitidas son las mismas y con la misma estructura; se le anima a repetir la frase a medida que se ejecuta la tarea y se le repite el mismo gesto cada vez que se ejecuta la misma tarea».
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