Venezuela

Piden castigo para "el monstruo de Santa Rosa", asesino de la médico Nardy Mora

El vigilante de la institución educativa donde funciona un consultorio de Barrio Adentro confesó la autoría del crimen que enluta a familiares, amigos y a la comunidad de Santa Rosa. Este lunes hubo una protesta a las puertas del Palacio de Justicia de Carabobo pidiendo que el criminal reciba el castigo que merece

Nardy
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“Justicia, justicia, pedimos justicia”, “No queremos ni una más asesinada”, “Exigimos justicia, exigimos justicia”, coreaban bajo el sol de la mañana del lunes 29 de agosto, médicos comunitarios, familiares y vecinos de la médico Nardy Carolina Mora Rumbo, de 45 años, quien fue asesinada y desmembrada en Valencia la semana pasada. 

Muchos vestían franelas de color blanco, alzaban globos y mensajes en cartulinas o papel bond. El calor, que genera una temperatura de 36 grados centígrados en Valencia, no hizo que menguara la petición que era vigilada por funcionarios policiales de Carabobo y que se mantuvo al menos por dos horas. 

Entre los comentarios más frecuentes que compartieron las mujeres presentes en la manifestación pacífica era que ahora se sentían temerosas de ir a sus lugares de trabajo, de asistir a clases porque cómo se explica que un vigilante, con antecedentes penales y evidentes problemas mentales hubiese sido contratado como guardián de un espacio donde acuden niños, jóvenes y médicos. «¿A merced de quién estamos?», se quejó una médico comunitario en el lugar. 

“No estamos todas, falta Nardy Mora”, “Justicia para Nardy”, “Gremios de salud activos”, fueron parte de los mensajes que mostraron los manifestantes en Valencia.

Planes truncados

Adentro, la madre de la médico Mora Rumbo, Coromoto Rumbo, declaraba acompañada de la única hija de la mujer asesinada, a las autoridades . A decir de muchos de sus conocidos en la protesta, ambas eran el estímulo de la víctima para seguir cada día en búsqueda de un mejor porvenir. 

Minutos antes de ingresar al Palacio de Justicia, Stefhany Aguilar Rubio, hija de la médico asesinada, dijo que mantuvo la esperanza de que su madre apareciera sana y salva hasta que el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) le dio la noticia de su muerte. 

“Ella salió de la casa como normalmente lo hacía, a trabajar, y nos dimos cuenta de que algo pasaba cuando no llegó a dormir y fue cuando se prendieron las alarmas porque mi mamá no faltaba a la casa y menos sin decírmelo a mí. Lo último que pude hablar con ella fue sobre los planes que teníamos. Yo voy a estudiar medicina y ahora espero que el gobierno me apoye porque me quedé sin mi mamá”, dijo la muchacha sollozando.

Un monstruo

Marielba Medina, vecina de la médico en la avenida La Romana, al sur de Valencia, dijo que era un ser humano extraordinario y guerrera, que siempre estuvo presta a ayudar a la comunidad.

“Hicimos el curso de Enfermería juntas, ella siguió estudiando porque tiene una hija y quería darle lo mejor a ella. Abandonó todo solo por estudiar y progresar. Tenía muchos planes porque se quería especializar como pediatra. Estaba encaminando a su hija, de 18 años y recién graduada de bachiller, por el camino de la medicina también (…) Esto es algo que no tiene palabras, porque a una persona le dan un tiro o una puñalada, pero está el cuerpo, pero es que no tenemos cuerpo y a ciencia cierta no sabemos lo que en verdad le pasó”, agregó Medina, mientras otro vecino le ofrecía agua para sofocar el calor. 

Nardy
(Fotos: Tibisay Romero)

Gleismar Gil, médico comunitario que egresó junto a Mora Rumbo de la carrera en el CDI de Carmen Norte, en Valencia, aseguró que su amiga no tenía problemas con nadie, era muy sociable y admirada por su trabajo. 

“La verdad que en todos los años que llevo conociéndola no les puedo decir que supiera de algún problema con ella; tampoco era mujer de andar sonriéndole a algún hombre o mostrando intenciones así, nada de eso. Era una mujer de su hogar y pendiente siempre de su hija. Todo lo que hablaba era siempre sobre su hija, de quien se sentía orgullosa”.

La señora Coromoto Rumbo, madre de la víctima, pidió ante los medios de comunicación que se haga justicia, sin demora, por la muerte de su hija: “Ella no debió morir así en manos de ese monstruo. Justicia es lo que yo quiero con ese monstruo. Ella era una mujer intachable e inteligente, lo que hacía era puro estudiar para su hija y para ella, y ese monstruo la mató así vilmente”. 

Dijo que Nardy trabajó 14 años en el Ipasme como enfermera y luego de graduarse de médico comunitario la asignaron en el CDI de Carmen Norte, al sur de Valencia: “De allí, la directora la pasó a ese consultorio que parece una pocilga”.     

Desaparecida

Una jornada médico asistencial, realizada el 24 de agosto en la comunidad “Andrés Eloy Blanco”, en la parroquia Santa Rosa de Valencia, transcurrió sin novedad alguna. Al concluir, los médicos participantes acordaron retirarse y reunirse en el CDI de Carmen Norte, al sur de la ciudad. 

Sin embargo, una de las médicos informó -alrededor de las tres de la tarde- a sus colegas que debía volver por su cartera y otras pertenencias que tenía en el consultorio de la Unidad Educativa “Doctor Rafael Guerra Méndez”, que está ubicada en la misma zona. Esa fue la última vez que vieron a su compañera. 

Las horas pasaban y los médicos y conocidos de la médico Nardy Carolina Mora Rumbo comenzaron a angustiarse. Uno a otro se preguntaban dónde estará Nardy. Hicieron viral la fotografía de Mora en redes sociales, llamaron a emisoras de radio, lo alertaron en muchos sitios. Nadie sabía del paradero de la médico comunitario que además era enfermera.

“Dejando Sonrisas Venezuela” y “Fundación Movimiento Social 21 de noviembre” difundieron un comunicado donde pedían ayuda para localizar a Nardy, que tenía su consulta en un espacio de la Unidad Educativa «Guerra Méndez» que depende del programa Barrio Adentro.

¿Dónde está Nardy?

Con la misma rapidez con la que se esparcía la información en redes sociales, crecía la preocupación. A la par, todo aquel que conocía a la profesional de la salud, se hacía eco del temor por su repentina desaparición y afloraba gratitud entre los residentes de la zona de Santa Rosa por su servicio a la salud y de ayuda a la comunidad. 

“Hacemos oraciones por nuestra amiga Nardy, para que aparezca con bien”; “Dios proteja a la doctora Mora”, se leía en estados de Whatsapp de profesionales de la salud en Valencia, entre muchos mensajes que circulaban.

La espera terminó la noche del viernes cuando se produjo el hallazgo de una osamenta, descuartizada, en un pequeño tanque del patio de la Unidad Educativa “Guerra Méndez”, cercano al sitio donde unos cochinos permanecían bajo la vigilancia de un centinela, que a unos cuantos les producía desconfianza.

Una furgoneta del CICPC, muchos funcionarios acordonando la zona y perros entrenados, pusieron en alerta de los vecinos del lugar. Aún se desconocía lo peor. Las cámaras de videos de sitios cercanos habrían ayudado a resolver parte del enigma: efectivamente, la médico ingresó a esa escuela el miércoles 24 de agosto en la tarde y no volvió a salir. 

Las pesquisas convocaron a un numeroso grupo de detectives y funcionarios. Sin embargo, el hallazgo fue de una brigada canina que dio con el lugar exacto de los restos desmembrados de Mora. Una escena dantesca que se difundió en horas de la noche del viernes 26 de agosto de manera extraoficial.

Hay más 

Pero allí no concluyó la terrible revelación del asesinato, cuyo autor sería Yonnatan Yoel Figueroa Goitía, de 45 años, vigilante de guardia aquel fatídico miércoles y encargado de un espacio de cría de cochinos muy cerca del centro de atención de salud donde se atiende a la comunidad vecina. Había más huesos enterrados en la zona de la cochinera, lo que permite a los investigadores presumir que al menos otra víctima más corrió con la misma suerte de Nardy: asesinada, descuartizada y enterrada. Las primeras versiones policiales indicaban que se desconocía de quién se trataba, pero que serían restos de otra mujer.

Nardy
(Foto: Cortesía de Jacinto Oliveros)

El homicida tiene antecedentes por posesión de drogas (2005) y por robo agravado y violencia sexual contra una menor de edad, en 2013. Figueroa Goitía, a quien ahora llaman “El monstruo de Santa Rosa”, declaró y reveló detalles de cómo buscó deshacerse del cadáver de Nardy. De manera que los investigadores y funcionarios del CICPC, acudieron al río Cabriales, donde se encontraron restos humanos. 

Durante la mañana del lunes 29 de agosto continuaba la búsqueda de partes del cuerpo de Mora Rumbo. Se espera que en las próximas horas se produzca un pronunciamiento oficial de las labores policiales en el esclarecimiento del crimen.

Se trata de un asesinato que causa dolor en la comunidad carabobeña y asombro por la frialdad con la que habría actuado el hombre que tiene antecedentes penales por violencia contra la mujer y tenencia de drogas, por lo que estuvo preso, pero logró salir en libertad mucho antes de que cumpliera su pena. 

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