Tecnología

El impacto incalculable de la tecnología: la evolución del ocio

El 20 de septiembre, Pictoline publicó un gráfico en el que describía una serie de herramientas tecnológicas hoy habituales que no estaban en aún disponibles en 2008: WhatsApp, Instagram y GPS. Todas estas se concentran en la mayoría de los casos en los teléfonos inteligentes, dispositivo común para muchos en el incipiente siglo XXI

Publicidad
Madrid lanza una app para evaluar síntomas del coronavirus
Fotografía: AP | ARCHIVO

Con cada avance, el ser humano se ha visto beneficiado por las facilidades que cada función de determinado sistema logre brindar; sin embargo, detrás de las buenas nuevas de la industria tecnológica hay efectos colaterales que tienen impacto sobre aquellos que acostumbran a manejar su vida a través de un aparato.

Las constantes innovaciones han generado tal incidencia sobre el individuo que hoy es más sencillo verse tentado por adquirir un dispositivo que traduzca al momento en lugar de aprender un idioma. Más que un tema de intelecto, es el tiempo el que más valor cobra en la actualidad.

Conectando personas

La mensajería instantánea es una de las principales herramientas utilizadas por las personas en estos tiempos. Desde el correo electrónico hasta plataformas destinadas al intercambio de información, el presente parece manejado por emojis y notas de voz, apartando a los encuentros de otrora, en los que el contacto personal fue sustituido por la rapidez actual.

“La tecnología nos ha aislado un poco”, señala Patricia Agro, psicóloga. “El estilo de comunicación en esta era es totalmente distinto en comparación con el de antes”.

La situación no debe ser vista solo como algo negativo; para aquellos que cuentan con familiares o amigos lejos de su ubicación, las aplicaciones para videollamadas han permitido brindar la cercanía necesaria tras la inevitable despedida, pero esto, al igual que otras funciones, se han llevado a los extremos.

Los nuevos humanos

El campo tecnológico actualmente es difícil de predecir. La velocidad con la que las grandes potencias de la industria trabajan para adelantarse a su competencia es tal que la innovación luce como una utopía; no obstante, las grandes mentes siempre van más allá para crear instrumentos que permitan facilitar la vida humana.

El mercado cuenta con tantas opciones que su uso no se limita solo a los entendidos en la materia; todo lo contrario, cada vez son menos los aislados en este mundo.

Las formas de presentar proyectos y su consumo ha llevado a los cerebros de la industria tecnológica a crear necesidades en todo tipo de usuarios, al punto de alterar, para bien o para mal, el consumo.

“Desde el punto de vista neurológico, el patrón de aprendizaje es totalmente distinto a lo que se hacía antes”, señala la experta, quien pone como ejemplo el efecto que esto tiene sobre los usuarios de temprana edad.

Para ella, más que destacar a los niños superdotados se debe tomar en cuenta que “tienen otro tipo de factores ambientales que los llevan a alcanzar dichos niveles”.

La evolución del ocio

Lo que debía ser un viaje en familia fue sustituido por un fin de semana de películas y videojuegos. En lugar de salir con un grupo de amigos, hoy se usan grupos de chat para compartir. El ocio evolucionó y eso ha incidido sobre el sedentarismo humano.

Una investigación del Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America, publicación oficial de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, la visita a parque nacionales en países de alto impacto turístico como Japón, España y Estados Unidos, cayó entre 18 y 25%.

El informe, que llevó a los expertos a analizar los números de hace un siglo, determinó una caída estrepitosa desde 1981, situación que se agravó en las siguientes décadas con la llegada de distintas herramientas tecnológicas.

El ocio digital, que ya forma parte de la rutina diaria de los humanos, cambió el patrón de juego.

Lo que hoy puede ser criticado por generaciones de padres y abuelos es el estilo de vida de los más jóvenes, quienes se adaptaron a un mar de innovaciones para hacer de lo nuevo un caso común.

“No podemos ir contra algo que evolucionó”, sentencia Agro. “hay que aprender a vivir con este tipo de cosas”.

Publicidad
Publicidad