Unas gafas de realidad virtual para ciegos, un cinturón que evita comer más de la cuenta, una impresora de tatuajes efímeros, un robot capaz de encontrar y recargar de energía los coches eléctricos, un collarín con cámara de 360 grados para múltiples servicios, una pantalla plana que parece tener relieve… la galería de buenas ideas cocinadas por los empleados y amigos de Samsung Electronics aumenta cada año hasta acumular medio millar de proyectos de startups en los últimos años.
Con la ayuda de los laboratorios de innovación de la compañía, el grupo impulsa el emprendimiento tanto interno como externo, a través de los C-Lab Inside y C-Lab Outside. Estos centros comparten los mismos metros cuadrados sobre los que se gestan los Galaxy, en el orgulloso cuartel general del grupo, un complejo vanguardista de 150 hectáreas, también denominado Samsung Digital City, enclavado en Suwon, a media hora en coche desde el centro de Seúl.
El recinto también alberga a 30.000 empleados del mayor fabricante de móviles del mundo, todos ellos convencidos de que su maquinaria de innovación nunca se detiene. La investigación y el desarrollo son palabras sagradas, según explican a este periódico los responsables de «contribuir al colectivo de la humanidad creando los mejores productos y servicios gracias a las personas y la tecnología». En ese empeño aluden a los cinco motores de innovación del grupo: «las personas, la excelencia, el cambio, la integridad y prosperidad social».
La multinacional surcoreana también presume de otros tres conceptos fundacionales íntimamente ligados con sus 85 años de historia: grande, eterno y fuerte. De hecho, Samsung significa en coreano «tres estrellas», las mismas que lucía la compañía en su logotipo hasta 1992, año en que cambió su «rojo pasión» por el actual «azul confianza».
Transitar por el cuartel general de Samsung es lo más parecido a hacerlo por una ciudad del futuro, donde la innovación y la sostenibilidad, conviven con el diseño y el sentido práctico. La hiperconexión también se respira en un entorno comprometido con su consideración de espejo de desarrollo económico, social y empresarial de un país hermanado con la alta tecnología y la super banda ancha.
Pero no solo de smartphones se nutre un gigante con ingresos anuales de 210.500 millones de euros, el 12,5% del PIB del país, y con ganancias en su último año fiscal de 41.000 millones de euros, el doble que el beneficio acumulado de los seis mayores bancos españoles.
Móviles, dispositivos conectados, televisores, electrodomésticos y wereables. Pero además de la electrónica de consumo, la multinacional asiática también produce los microprocesadores que mueven gran parte del mundo, con hasta 80 subsidiarias en el grupo, incluidos servicios financieros, biotecnológicos, inmobiliarios, energía, armadores, turismo, farmacia, hoteles, ocio, distribución alimentaria, seguridad y moda, entre otros sectores de uno de los pocos conglomerados globales capaces de codearse con las big tech estadounidenses.
El gigante suma 266.000 empleados, 39 centros de I+D, siete centros de inteligencia artificial, otros tantos de diseño, así como 15 oficinas centrales regionales y 32 plantas de producción.
El 5G, el Internet de las Cosas (IoT), la inteligencia artificial, el cloud, la automoción, la salud, los wereables y la robótica son las grandes líneas de crecimiento de Samsung Electronics. A todos los anteriores se suma la creatividad y talento de sus referidos C-Lab, con 391 proyectos empresariales internos y otros 61 en modelo de spin-off, con más de 1.600 ingenieros ocupados en esas tareas.
El proceso de selección de las startups que reciben financiación y apoyo de Samsung consta de varias etapas para asegurar el éxito de cada proyecto.
¿Cómo se recibe financiamiento de Samsung?
Todo parte de una buena idea, inicialmente compartida a través de Mosaic, una plataforma online que fomenta la cultura colaborativa y creatividad de los empleados. Acto seguido, la ocurrencia se somete a una primera evaluación y al escrutinio de todos los trabajadores.
Tras esa criba inicial, el futuro emprendedor debe superar una presentación ante un centenar de expertos, incluidos diez altos ejecutivos de la compañía. Si los jefes conceden luz verde, el nuevo emprendedor puede dedicarse a su proyecto durante un año para materializar la idea, con plena financiación y formación, además de espacio en las oficinas, participación en ferias y con el retorno garantizado en el supuesto de que el emprendedor decida volver a su anterior ocupación.
Transcurridos esos doce meses, la compañía decidirá si el proyecto puede incorporarse como nueva línea de negocio o si, por el contrario, debe seguir su evolución en modelo spin-off, con participación de Samsung.
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