Entrevista UB

Elena Rose: "Me gusta que una canción me haga sentir vainas, me erice la piel"

Que todas las canciones encuentran su casa, dice Elena Rose. Y las de ella tienen cada vez más casas por el mundo. Su talento para componer ha sido y es requerido por buena parte de la industria de la música latina. Para 2024 planea lanzar su primer álbum y venir a cantar a Caracas

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Elena Rose es como una tormenta perfecta en la escena del reguetón y la «música urbana»: gran voz, actitud, presencia exuberante, atractiva, y con un flow y un enorme talento para escribir canciones. ¿Es esto potenciado por una vida entre Miami, Caracas y San Juan de Puerto Rico? Puede ser. Todos y todas quieren con ella: tenerla en alguna de sus canciones, cantar sus letras, rozar esa estrella. Y Elena está puesta pa’ eso.

Su nominación al Latin Grammy como compositora en la última edición de los premios explica el panorama para quien todavía no se acerca a su órbita. Elena estuvo allí por su participación en los temas Arranca, de Becky G Featuring Omega, 5 Estrellas, de Reik y Sech; Cupido, de Tini, No se acaba hasta que acabe de Lagos y Reik; Permanente, también de Lagos, y Por el resto de tu vida, de Christian Nodal y Tini. Era la única mujer nominada en la categoría Compositor del año. Y su presencia en el evento fue más allá: el 15 de noviembre cantó en el homenaje que la Academia le hizo a Laura Pausini y el 16, en la ceremonia, montó sus botas Versace en el escenario de Sevilla para interpretar una de las suyas: Bayamón.

La lista de artistas que han grabado temas escritos por Elena Rose -Andrea Elena Mangiamarchi, para la familia- abre un compás tan amplio como el de quienes han requerido la presencia de su voz: va desde Becky G, Christina Aguilera, pasando por Selena Gómez, Daddy Yankee y Marc Anthony, hasta Bad Bunny, Nathy Peluso, Sebastián Yatra y Danny Ocean. Y todos los que caben en el medio. ¿Te suena Caracas en el 2000? Seguro que sí…

-¿Cómo era la Caracas que viviste cuando estabas acá?

-Yo llegué como a los 11, 12 años a Caracas. Todavía era una niña así que no podía hacer muchos planes por mí misma, pero mi papá me llevaba a la playa todos los fines de semana. Ir a La Guaira era como mi plan favorito. También éramos full de ir a la Cota Mil a patinar, a andar en bici. Siempre tuve amigos que tenían acciones en clubes.. así pasamos tiempo también… Y después, cuando entré a la universidad era seguir yendo a la playa, pero ya con mis propios horarios. Estudiaba en la Católica y era como que yo todos los días tenía que escoger si me iba a Antímano o a La Guaira…

-No estaba fácil esa decisión

-No estaba fácil… la mayoría de las veces escogía La Guaira… Yo nunca he sido mucho de rumbear y de ir a discotecas, pero hay algo que extraño mucho de Caracas: los encuentros en la planta baja con los panas. Eso es algo que no pasa aquí. Y bueno, ya crecimos, obviamente.

-¿Dónde vivías?

-Vivía en La Tahona, en La Esmeralda, el edificio que tiene la fachada de Cruz Diez. Mi abuela vivía en Prados del Este, en la que era la casa más bella que he visto en toda mi vida. Estaba entre La Tahona y ahí, porque yo estudié en El Peñón.

-En el 2000 tenías cinco años… Está claro que la canción es un acto creativo y tiene todas las licencias que que se permiten los actos creativos, pero ¿por qué la fecha del 2000? ¿Es una cosa simbólica para para ustedes tres que participaron en el tema o es un punto de partida de algo?

-Creo que que es más que todo porque esa era la época en la que éramos niños, ¿sabes? Esta canción también abraza full ese sentimiento de a veces extrañar… no los días más fáciles por lo que estaba pasando externamente a nosotros, sino porque éramos niños y ya. Y siempre se habló del 2000 como de de un tiempo y de un momento en el que todo iba a ser innovador, pero fresco… Creo que históricamente siempre se le puso mucha expectativa a los 2000.

-Claro, la promesa de comenzar el siglo 21…

-Sí, sí, I think so… También eso fue algo que quisimos explorar creativamente, o sea yo pienso en los 2000 and you grab my attention. Pero sinceramente, es más porque éramos unos niños. Éramos niños en esa época y quisimos revivir esa Caracas, porque incluso no fue la misma que yo viví después en la adolescencia, ¿entiendes?

-En las cosas que hay por ahí escritas sobre ti hay una referencia que se repite: que a los 19 años te fuiste a Estados Unidos y que cantabas en bares, etcétera y luego siempre dicen que el primer artista con el que trabajaste fue Ricky Martin. ¿Cómo llegaste a él, cuál era el trabajo?

-En composición. Fue la primera oportunidad que me dieron para escribir para un proyecto musical. Y llegamos a través de la disquera Sony, que ya sabía que nosotros estábamos trabajando como compositores.

-¿Nosotros?

-Éramos Los Honeybus, el equipo de producción con el que comencé a trabajar, que son dos venezolanos –maracuchos-, compositor y productor. Con ellos me gané mi primer Grammy, por “Tattoo”

-¿Y en esa época en la que cantabas en bares lo hacías sola o con una banda?

-Teníamos una banda completa de músicos que iban variando porque eran músicos que no estaban fijos acá en Miami, sino que estaban girando con artistas increíbles. Paraban aquí en Miami y hacían pausas. Eran artistas artistas de verdad que formaban parte de bandas y tocábamos juntos.

-¿Además de cantar tocas instrumentos?

-Sí, guitarra y piano.

-¿Cuál de los dos usas para componer?

-No sé… Últimamente no empiezo con un instrumento. Casi siempre ya empiezo sobre una pista o comienzo a cantar una melodía y si quiero desarrollarla, de repente me ayudo con la guitarra. Pero no más de ahí. Mis amigos son músicos de verdad, entonces trato de no meterme en esas aguas que no me corresponden.

-En las canciones de reguetón y de género urbano generalmente aparece mucha gente en los créditos, cuatro o cinco personas. Desde hace pocos años la figura del compositor ha adquirido una proyección más importante, casi tanto como la del propio intérprete. Hay un reconocimiento y eso no era muy común en la industria de la música en general salvo, por supuesto, algunas excepciones. ¿A qué se deberá esto? ¿Es una conquista de espacios natural o es algo que ha impulsado el género urbano?

-Creo que va más allá del género urbano. Realmente gran parte de la industria hoy en día se sostiene gracias a los compositores. Somos la vértebra más importante, creo yo, la espina dorsal de la industria. Es decir, siempre habrá negocios para hacer si el compositor está activo. Y especialmente porque desde hace años para acá el artista tiene que hacer muchas más cosas que las que realmente le tocan como artista y el tiempo en el estudio es súper limitado.

Ahora, si nos vamos más específico a cómo el artista ha buscado desarrollar la fuerza de este músculo, es que ahora hay equipos internos que forman parte del proyecto del artista. Entonces, cuando ves muchos compositores en una canción -especialmente cuando hay dos artistas- es porque cada artista tiene su equipo de compositores o productores que trabajan la idea junto a él o por él y luego se juntan con el equipo del otro artista. Hay acuerdos diferentes donde hay artistas que tienen un negocio específico con su manejo y a veces ves que está el manager en los splitswhich make no fucking sense to me, pero cada quien hace los negocios como los quiera hacer- y también ves casos donde hay en estas hojas (las splits sheets, donde se establecen los créditos y participaciones en la composición y producción) personas que no han escrito como tal, pero tienen ese trato con el creativo.

Yo me siento súper agradecida, obviamente, de que ahora el compositor pueda tener esa ventana donde la gente lo esté mirando. Sin embargo, una de las cosas que más disfruté como compositora era que nadie sabía de mi vida. Es decir, el compositor no deja de ganar o gana más porque tenga más exposición. Una de las cosas más cool del compositor es que en verdad puedes tener completo control sobre tu privacidad y sobre tu vida e igualito you gotta make a lot of fucking money.

-¿Y acaso no es sabroso que se sepa: oigan este temazo lo hice yo?

-Es que depende de como tú lo veas. Al final del día no, porque es sólo una cuestión de ego. Si eres alguien a quien le interesa ese spotlight, that’s different. Para mí nunca fue algo así como que wow

De las cosas que más me ha gustado en la vida desde que comencé a escribir para otros artistas es poder sentarme en un lugar, escuchar todas las canciones de las que he formado parte y ver la reacción de la gente sin que sepan que yo estoy ahí. Eso es algo que me ayuda a seguir mejorando mi trabajo y a darme cuenta de qué puedo seguir haciendo y qué no quiero hacer más.

Entiendo que haya compositores a quienes sí les guste y estén como que el super hype de que ahora los compositores están ahí en like everybody showing their dicks and shit, ¿sabes? Pero yo nunca he sido ese tipo de creativo.

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Ahora -y esto es muy aparte-, una de las cosas que permite tener este spotlight es mostrarle al resto de personas en el mundo que si tú tienes alguna inclinación por la música y quieres hacer de la música parte de tu vida, no tienes que ser artista. Hay muchos otros lugares y espacios que puedes llenar dentro de la industria de la música. Eso es algo que sí me gusta porque educas a las personas en el hecho de entender que la composición es algo que puedes convertir en una carrera que te puede durar toda la vida. Eso es algo que yo no sabía cuando comencé a escribir. Eso es un pro. Algo que también me gusta mucho es que la Academia –como en los Grammy- abra este espacio porque entonces llevas esto a otro nivel. Ser compositor es un trabajo muy duro.

Mi psicólogo dice que yo soy una workaholic, o sea, el compositor trabaja muchísimo, y sí es bonito que algo tan importante como los Grammy tenga un espacio para estos creativos que de verdad dan la vida por esto y que puedan, como lo dijo Edgar Barrera, cuando recibió el premio, una vez al año salir a recibir esto y el resto del año just be working and working, working… Así lo veo yo.

-Al final, sí está bien tener aunque sea un poco reconocimiento público. O por lo menos reconocimiento de la gente del entorno del de la industria

-Sí, yo prefiero mil veces el respeto de la industria. Es algo que no tiene precio…

-Aunque eso debe darse de diferentes formas, ¿cuando tú compones para otro literalmente trabajas junto al artista en la composición o se le presenta el material ya una vez concebido?

-Cada canción es diferente. Ese es un ejemplo claro de cómo puede ser. Otro puede ser que la escribí yo por mi lado y después se la mostré a mi equipo y la terminamos. Otra puede ser que el artista la empezó a escribir y necesita ayuda para terminarla. Otra puede ser que comenzamos a escribirla con un artista y después se sumó otro artista con una perspectiva completamente diferente… cada canción es diferente. No hay un proceso creativo que sea como una fórmula fija. Lo que yo sí siempre siento que hago es tener esa intención de que cada canción me enseñe algo.

-¿Cómo sabes que ya una canción está lista? ¿Qué debe tener una canción para que sientas que puede funcionar, para que te guste?

-Tiene que ser una canción que me pare los pelos. Me tiene que impresionar a mí misma. Nunca siento que una canción está completamente lista, pero sí creo que está “súper cerca”, siempre. Y unas pueden estar más cerca que otras, ¿sabes? A mí me gusta que una canción me haga sentir vainas, me erice la piel… eso es súper importante para mí.

Y siempre la entrego satisfecha, pero no 100% segura… si alguien me dice “marica le podemos hacer tal vaina”, bueno vamos a hacerlo. O sea, como que nunca te voy a decir, “dale está 100% lista”. Never.

-Siempre puede estar mejor, ¿no?

-Sí… Yo soy insaciable en ese aspecto.

-Y cómo identificas que una canción sea para ti, para la artista Elena Rose, o que sea para cualquier otra persona? Esto es como un pensamiento muy tonto, pero “bueno, escribí esta canción que me suena que es un temazo por qué se la voy a dar a otro”…

-Claro, claro… es normal ese pensamiento, pero no forma parte de mí. Yo respeto mucho el nacimiento de una canción y reconozco que no es mía. La gente siempre me dice que sí, pero yo nunca me he sentido como que que lo son. Más bien, siempre que nace una canción digo ¡ay dios me salvaste otra vez, gracias!’, ¿sabes?

Cuando escribo para otra persona yo trato de meterme full en cómo se expresa, qué está sintiendo esta persona… Me pongo más como en los zapatos de alguien, que en mí misma, ¿me entiendes? Creo que eso también se traduce a que cuando la gente la escucha puede decir, ‘ah, es una canción tuya’, pero yo no me doy cuenta porque no le pongo esa intención. No sé cómo explicarlo…

Sin embargo, sí te puedo decir que yo sé que la canción siempre encuentra su hogar. Muchas veces he dicho que una canción es para tal y termina siendo para otra persona.

Siento que las canciones siempre las dejo las dejo nacer desde un lugar donde todo el mundo se pueda identificar y los artistas no están tan lejos de ser una persona normal y corriente, ¿me entiendes lo que te quiero decir? Todo el mundo se puede identificar con un sentimiento de desamor, de amor, de decepción, de felicidad. La canción termina encontrando su casa y yo respeto mucho eso.

-Has dicho recientemente que ahora estás más enfocada en la proyección de tu carrera como intérprete. Va a terminar el año, ¿cuál es el proyecto para el 2024? ¿Discos, giras, vas a venir a Venezuela en algún momento?

-Sí a todo. Estoy súper emocionada de poder, al fin, movernos el año que viene en Caracas. Es algo que está demasiado en mi radar, por decirlo así. Y viene mi primer álbum, que creo que lo he estado trabajando toda mi vida. Impresionante saber que ya va a poder nacer y que tiene colaboraciones que me emocionan muchísimo por esto de poder ver cómo ahora estos artistas con los que yo colaboré también estén abiertos a hacerlo conmigo, ¿sabes? Estoy muy, muy agradecida por eso.

Así que mucha música, bastante cerca de casa también. Queremos hacer un show súper especial en Venezuela y eso es algo que se está trabajando full para que quede de la mejor manera.

-¿Ese primer disco va juntar todas las canciones que ya has lanzado o tendrá algo más?

-Muchas de las que han salido van a estar ahí, es la idea. Caracas en el 2000, es una que entra en ese paquete… pero vienen más, claro. Y van a seguir saliendo ahorita comenzando el año. La idea es comenzar ya a mostrar todo todo ese proyecto, canción por canción. Y el álbum saldrá en el primer semestre del año.

-¿Y cómo es un show tuyo? ¿Ya lo tienes conceptualizado?

-Aquí en Estados Unidos tocamos en vivo bastante… Especialmente porque yo vengo de ese lado. Tenemos la banda en vivo completo, somos 10 o 12 personas. Son músicos que están en la misma página que yo, nos encanta improvisar, nos encanta sentir cómo está el público en ese espacio, que aunque tengamos algo planeado siempre estamos súper abiertos a fluir, que yo creo que es algo muy importante. Y bueno, amén, que se pueda seguir conceptualizando ese show con las canciones del álbum.

-Volviendo al tema de la industria, desde tu posición como compositora y parte del negocio, ¿hacia qué nuevo sonido crees que debería orientarse lo urbano en el futuro inmediato? ¿Cómo se renueva esto?

-Yo nunca doy opiniones de que si debería o no debería, porque no soy nadie para andar diciendo eso, pero tengo el feeling de que vamos a tener mucha inclinación tropical mucho dancehall, mucho afrobeat… Es un sonido súper global que siento que está viralizándose cada vez más y es cómico porque lo vemos como algo que está comenzando a ser pegajoso, pero en el linaje de la historia de la música es de alguna manera volver a nuestras raíces, a África, los tambores, a la música en vivo inclusive. Creo que se está volviendo a apreciar eso e incluso el artista que está en el género urbano, por decirlo de alguna manera, está buscando enriquecer su show agregándole más música y abriéndose un poco más a sentir.

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