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Johnny Cecotto Jr: “Los latinoamericanos han demostrado que pueden ganar carreras"

A propósito del anuncio sobre su retiro formal de las carreras por falta de apoyo del gobierno nacional, recordamos la entrevista que le hiciéramos al jóven talento del volante venezolano. Parte de una dinastía de bólidos incorregibles, el mayor de los hijos del legendario Cecotto, ese mítico personaje que bañó de gloria el tricolor nacional a finales de los setenta, anunció por sus redes sociales que tiene que salir de las carreras por no contar con el patrocinio de PDVSA

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A juzgar por el padre, devenido en héroe nacional luego de haberse alzado dos veces con el título mundial de motociclismo (1975 y 1976) y de haber competido también en la Fórmula 1, había construido una extraña imagen en mi cabeza sobre cómo sería Johnny Cecotto Jr.

Sabía que había nacido en Augsburgo, que era de madre alemana, que residía en Mónaco y que a sus 21 años había sabido forjarse un importante espacio en el asfalto ardiente de los escenarios más notables del mundo. Desde la categoría Karting, en la que participó cuando apenas tenía 14 años, ganando varias competencias en Italia en 2003, hasta la GP2 Series, donde conduce actualmente bajo la escudería Ocean Racing Technology (ORT).

Hijo de un venezolano prominente, quien en su época de esplendor estremeció con picardía y desparpajo tropical, las solemnes recepciones del jet set automovilístico, al tiempo que dejaba en alto el nombre de la patria en esta disciplina deportiva, como nunca antes en la historia.

Entonces mis pensamientos fraguaron esta proyección en donde un blanco criollo con ojos de plata llegaba a la redacción de UB a bordo de una moto, o mejor aún, un caballo, que se estremecía bajo la voz de mando de su amo. La imaginación viaja, sobre todo cuando se trata de abolengos heroicos y sensibilidades patrioteras. Pero qué va, nada más lejano a la realidad.

Johnny Amadeus Cecotto es de baja estatura, muy rubio y de enormes ojos oceánicos. La lozanía de su rostro lo hace lucir como uno de los niños del clásico La novicia rebelde, aunque casi inmediatamente se puede percibir un carácter sereno y experimentado, con una poderosa dimensión sobre la estremecedora profesión que ha elegido para vivir.

Resulta difícil creer que sobre tan diminuta humanidad recaiga el peso de los patrocinadores más importantes del mundo, que por cada temporada desembolsan cerca de dos millones de euros para él y su equipo en la GP2. Tampoco es fácil imaginarlo, impreciso, a 5 centímetros del suelo, corriendo a 340 kilómetros por hora en un carro de 680 caballos de fuerza.

No soy ni remotamente experto en Fórmula 1, ni en motociclismo, es la pura verdad; tenía una moto que por supuesto me robaron y alguna vez visité el Gran Circuito de Cataluña en Barcelona, España, pero hasta ahí. Sé que algunos se reirán,  pero realmente mi conocimiento sobre las carreras motorizadas llega hasta Max Lefeld, Turagua y los piques tuki-racing en la Francisco Fajardo. Mis más sinceras disculpas, queridos lectores.

Recién llegado a Caracas para una rápida reunión con representantes del Ministerio del Deporte, Cecotto Jr. aparece acompañado por su novia y su agente alemán. Todos lucen jóvenes y amables, hablan español con marcado acento y aún se les nota el rush tras salir de Los Emiratos Árabes en medio de una tensa situación política, con más de 50 tanques rodeando el circuito de Sakhir, luego de haber culminado la última carrera de la GP2 Asia en su cuarta temporada.

“Estaban organizando un avión para todos los pilotos pero no sé qué pasó, decidimos comprar un boleto comercial y venirnos. No sé cómo están ahora allá”.

Cecotto2 UB

EC: ¿Cómo te está yendo en esta temporada de la GP2?

JC: Ha sido difícil porque cada “carrera” ―dice― tiene características diferentes, todo depende del circuito. Ganar es lo mejor, pero lo fundamental es quedar en buena posición.

EC: ¿Cuál es tu rival más cercano ahora en la GP2?

JC: Hay muchos pilotos, muy rápidos. Esta Romain Grosjean que ya tiene experiencia en la Fórmula 1, Jules Bianchi, todos son tremendos rivales.

“Además ahora tenemos el desafío de los cauchos Pirelli, un caucho muy difícil de entender”.

Ha sido durante este año que Bridgestone ha cesado de patrocinar las carreras de F1 y GP2, para darle paso a la manufactura Pirelli, lo cual supone severos cambios en el desempeño de los autos.

“Es un caucho que se puede usar por 10 vueltas y después pierde cinco segundos. El problema que estamos enfrentando ahorita es que tenemos cuatro juegos de cauchos, porque también tenemos un límite de consumo presupuestario según la categoría GP2.

EC: ¿Cómo es el carro que manejas actualmente?

JC: Son 680 caballos, el carro pesa con el piloto 680 kg y la velocidad máxima es de 340 km/h. Es casi como un F1 en dimensiones y tampoco hay mucha diferencia con los tiempos, si acaso unos 3 ó 4 segundos, depende del circuito. En Mónaco estamos casi iguales en velocidad porque el carro tiene un motor el doble de grande.

EC:¿El casco que tienes es inspirado en el que usaba tu padre?

JC: El diseño es inspirado en el casco de mi papá, pero se le agregó la bandera de Venezuela.

EC: ¿Hay cierto resurgimiento de los latinoamericanos en el automovilismo?

JC: Hay mucho talento, pero a veces no es fácil irse de aquí y es necesario hacerlo porque Europa es el único lugar donde se puede aprender realmente. Los latinoamericanos han demostrado que pueden ganar carreras.

Párese a la derecha

EC: ¿Qué te parece como manejan los caraqueños?

JC: (Risas) Bueno, creo que se aprende muy bien cómo usar un vehículo, la gente es muy imprudente y puede pasar cualquier cosa.

EC: ¿Y cuando vienes te atreves a manejar en la ciudad?

JC: Sí, sí, sin ningún problema.

Habituado a alojarse en la casa de sus abuelos en Los Naranjos, cada vez que viene al país el carro que generalmente conduce para sortear los compromisos en la capital es un Ford Zephyr del año 79. Ver a Johnny Cecotto Junior manejar semejante camastrón por el bulevar de El Cafetal es un evento extraordinario, la imagen es sin duda evocadora del gentilicio, algo tan venezolano como las arepas que no se cansa de comer:

“Me gustan de queso, de carne mechada, las cachapas también son muy sabrosas. La carne me gusta mucho y es muy diferente a la de Europa”, asegura entusiasta.

EC:¿Te sientes venezolano?

JC: Me siento muy venezolano, cada vez que puedo vengo.

EC: ¿Tienes acento criollo cuando hablas en alemán?

JC: Hablo 5 idiomas y en todos tengo un acento diferente.

EC: Me imagino que sabes de mecánica. ¿Si yo voy contigo por ahí y nos quedamos accidentados, eres capaz de resolver el problema?

JC:¡Sí, claro!, aunque el motor de los carros de competencia no tiene nada que ver con el de un vehículo convencional. Sin embargo, todos los avances tecnológicos que funcionan en la Fórmula 1, a la larga, son aplicados a los autos del mercado. Por ejemplo, las baterías que se usan son las que han permitido el desarrollo de los híbridos.

EC: ¿Cuál es el mejor carro del mercado?

JC: Es una muy buena pregunta, el problema es que en las calles hay otras condiciones y depende de lo que estás buscando. Yo prefiero los deportivos y en este renglón los europeos son los mejores: BMW, Audi, Lamborghini, Ferrari. No hay discusión en que técnicamente los carros alemanes y los italianos son superiores.

EC:¿Qué te ha parecido el paso de Pastor Maldonado a la F1?

JC: Lo felicité mucho por haber llegado, lástima que en las primeras competencias no le ha ido muy bien. Hasta el año pasado corrimos juntos en la GP2, somos muy amigos.

EC: Dicen que correr se parece al sexo.

JC: No sé si al sexo porque es muy rápido (risas), pero sí es emocionante, es incomparable la verdad.

Siendo el mayor de tres hermanos, hijo único del primer matrimonio de su padre, Cecotto Jr. ha sabido abrirse un acelerado camino en el automovilismo,  sentado tras un volante desde que tenía tres años, según recuerda.

Siempre de la mano de su inseparable pareja, quien también funge de mánager, viaja por el mundo semana tras semana y son contados los días que duerme en su cama. A pocas horas de salir rumbo a Londres para las pruebas de simulador y luego continuar a Turquía, es poco lo que queda por decir.

“Lo que en verdad me gusta de Venezuela es que aquí la gente extraña te trata como si fueran amigos de toda la vida”.

Y son amigos de toda la vida quienes lo queremos ver algún día batiendo la botella en el pódium de la Fórmula 1.

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