Sexo para leer

Nanutria y su mala idea de ser "Chica UB"

Víctor llegó a Caracas con el sueño de convertirse en comediante siendo ingeniero, y aunque confiesa que no le gusta la capital y su gente, esta cuidad fue la que le dio la oportunidad de hacernos reír hasta llorar en las tablas

Fotografía: Alejandro Cremades (@doncremades)
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Gocho por naturaleza, confesó a UB que nunca le había explicado a nadie el verdadero significado de su sobrenombre, sin embargo, mientras se metía en el papel de «Chica UB» para esta sesión exclusiva con poca ropa, se sintió cómodo para explicarnos como Víctor se transformó en «Nanutria». Actualmente, está presentando la obra «Malas Ideas» en el Teatrex El Hatillo junto a Verónica Gómez, Alejandra Otero y Rey Vecchionacce.

– ¿Qué estudiaste?

– Ingeniería en Sistemas

– ¿Y por qué ese cambio?

– Yo trabajaba como programador. Escribía humor por hobby y decidí enviar mi currículum a la página donde estoy ahora. Me vine a Caracas como prueba – cualquier vaina me regresaba – pero aquí me quedé.

– ¿Cómo Víctor se convirtió en “Nanutria”?

– Eso no tiene sentido, yo me quería poner sodio porque en la tabla periódica la nomenclatura es “NA”. Mi problema era que al jugar en la computadora los programas no me permitían dos caracteres, casi siempre eran más de cinco. Por eso, tomé por manía colocar “NA-algo» cualquier cosa que se me ocurriera, esa vez puse Nanutria. No tengo idea por qué, pero en ese juego me fue bastante bien y todo el mundo sabía que se refería a mí cuando jugábamos. Ahí fue cuando me abrí Twitter, me puse Nanutria, empecé a escribir humor y «qué calor tan horrible”; ya cuando la gente y los comediantes se referían a mí, me había quedado así.

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– Y en el caso de Instagram…

– Mi reconocimiento en Instagram fue raro. Si usted se da cuenta, mucho más abajo, es la cuenta de una persona normal. En un momento empecé a subir mis dibujos y me fue a ir medio bien. Ahora lo que hago es que me monto en cualquier foto que se me ocurra; tiempo después descubrí que si montaba solo cosas graciosas me iba mucho mejor.

Recuerdo que dije: “Yo quiero poner mi cara en la Mona Lisa”. Lo hice, y todos mis amigos comentaban que les había encantado, hasta mi mamá me llamó riéndose. Seguí con Miranda en la Carraca y terminé montando mi cara en cualquier cosa

– ¿Cuál fue tu primer proyecto?

– “Calabaza” era un blogspot que yo tenía a los 17 años, lo usaba solo para hacer humor entre amigos. Es muy cómico uno de mis amigos era demasiado perro, y uno de mis post fue “10 mujeres con las que Julián no saldría”, era pura joda. Y fue por “Cacareando”, otro blog, que llegué a Caracas.

– ¿Cuándo estás en el escenario eres tú o tienes un alter ego?

– Cuando estoy en tarima soy yo pero exagerado. Soy distraído y raro, pero en tarima soy loquito, pero siempre soy yo. Lo que hago es que saco anécdotas de la vida cotidiana y lo exagero.

En una oportunidad eché el cuento del negro Enrique que tenía el pipí gigantesco. Siempre lo jodíamos con que nos lo mostrara, un día se arrechó, se lo sacó y – de pana – era gigantesco. Cuando cuento la historia en el stand digo que el negro nos empezó a perseguir, las mujeres lloraban, los niños gritaban en la calle y hasta llegaron los bomberos.

– Y entonces, ¿cuándo fue la primera vez que te montaste en tarima como comediante?

Mi primera vez fue en San Cristóbal en un local que se llamaba “Julians”. Yo ya vivía en Caracas y trabajaba en el Chigüire haciendo de guionista. De verdad pensaba que el stand-up era una manera de sacarle plata a la televisión, no sabía que era un género aparte. Me dije: “esto no es una locura, me fui inscribiendo en cosas horribles” y meses después se me presentó la oportunidad.

– ¿De dónde sacas tu material?, ¿cómo es el proceso creativo?

– Me pasan dos cosas. La primera, es “humor observacional», por ejemplo, usted está llamando a alguien y sale una canción de fondo – eso es marginalísimo – pero es algo que yo vi  y  a lo que se puedo sacar un chiste. La segunda, es cuando me pasa algo horrible, la adecuo y me funciona; como lo del negro Enrique.

– ¿Utilizas tu creatividad para bien o para mal?

Es raro porque siempre la uso para trabajar. Soy más bullying de malo. Logro tocar tu lado sensible. Y digo: ¡Ah! Usted quiere burlarse de mí, entonces vamos a burlarnos de los dos. Sé cómo llegarle a la persona, a darle donde le duele. Cuando la quiero usar para mal, la uso, pero generalmente es para el bien.

Me encantaría ser un viejo amargado comediante, decir lo que quiera e insultar a todo el mundo. Lo peor es que todos se lo van a creer. Usted puede ser un viejo y decir que el Ávila le parece una mierda, pero como es viejo por algo está diciendo lo que está diciendo, le da cierta credibilidad

– ¿Con quién quieres trabajar en el futuro?

– Con Emilio Lovera he trabajado pero haciendo guiones. Me gustaría presentarme con él y quisiera trabajar con algún director de cine, tengo ganas de actuar.

– ¿Si no fueras comediante que te gustaría hacer?

Me gustaría trabajar como ingeniero, pero amo lo que hago, me divierto «demasiadisímo». Al final, uno sí piensa que quiero que la gente vea esto, pero en realidad la mejor parte del meollo es que estoy aburrido y quiero hacer algo. Me invento cualquier locura, y eso que yo me aburro muy rápido pero esto nunca me aburre.

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 ¿Cómo piensas que está el país?

– Una mierda, políticamente estamos mal.

– ¿Hay salida a la situación actual?

– Debería, porque si me pongo a pensar que no – y que seguirá siendo una mierda – estaría pensando en irme, pero no pienso eso. Me gusta pensar que sí, que se va a salir de esto.

“Yo solo estoy pensando que el país quiebre. Que la gente que roba se quede sin robar, que se canse. Hasta los mismos que roban digan: coño, marico, no, hay que arreglar la vaina para seguir robando– ¿Por qué no tocas el tema político en los stand-up?

– No lo toco porque mi trabajo del día a día en la oficina es humor político. Pienso que el stand-up necesita un respiro. Aunque creo que todos los políticos merecen las críticas.

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– ¿A cuál chica UB quisieras conocer?

-No conozco de nombre a ninguna, pero me las «tripeo». Me gusta de UB que buscan modelos que no son tan reconocidas, las ayudan a darles un impulso. Yo he visto chamas que están buenísimas  y al meterme en el perfil tienen que si, 3000 seguidores ¡Me parece fino!

Una vez escribí en mi Twitter que un gay me había piropeado en un bar y yo no sabía si arrecharme o alegrarme.  Vi los comentarios de un chamo – supuse que era gay – me dijo que le viera el lado bueno a la cuestión,  que le parecía bien atractivo al bicho y dije: coño bien, el pana me subió el autoestima

– ¿Cómo te sientes al ser el centro de atención?

– Me gusta payasear, que la gente se crea que el bicho ese está loco.

– ¿Alguna frase cliché para UB?

– “No tengo idea para qué sirve esta herramienta, pero me hace ver sexy»,  con un martillo apoyado en mi hombro, me encanta esa brutalidad.

– ¿Lo has hecho todo?

– Sí, yo creo que todo.

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