Mastrofobia. Así se denomina a la repulsión que siente una persona al tocar un pecho, acariciarlo o pensar en él. Este padecimiento afecta tanto a hombres como a mujeres. Venezuela, mentado por muchos fanáticos de la belleza como país de las mujeres bonitas y los senos grandes, se ha transformado en una vitrina de silicón. También lista de reconocidos cirujanos plásticos que llenan sus bolsillos con implantes mamarios. Lo interesante es que este fenómeno no solo se limita al afán de quienes se practican esta intervención, sino también a un sinnúmero de “buzos” y fisgones —acaso onanistas— que adoran a estas “amazonas completas” por sus poderosas razones. Entonces, ¿cómo puede si quiera sospecharse la mastrofobia en Venezuela?