Siempre hay ofendidos y tal vez tengan razón de vez en cuando, pero la mayoría absoluta parece ser el grupo que disfruta del contenido de las cuentas Coca tan blanca, Tusi tan rosa y Cripi tan marrón.
Sorpresivamente para algunos, los nombres o conceptos de estos usuarios poco tienen que ver con drogas o uso más allá de una referencia. Los tres buscan explicar y jocosamente retratar tres “porciones” distintas de nuestra sociedad.
Coca tan blanca: Los sifrinos.
La cocaína históricamente ha sido la droga más elitesca de todas por su precio. Aunque con el tiempo se ha regado considerablemente y sin discriminar a nadie. Por eso el Twitter y el Instagram de Coca tan blanca está plagado de ese “1%” caribeño que lleva una vida inaccesible para la mayoría de los venezolanos y que, además, en muchos casos ostentan una especie de “linaje” que viene de generaciones atrás. Con excepciones, claro.
Pero eso no tiene nada de malo, unos tienen más y otros menos. Coca tan blanca apunta a otra cosa. Algunas de las “homenajeadas”, en su mayoría mujeres (sus detractores usan esto como crítica), aseguran que son descendientes de Antonio José de Sucre y son rebeldes por naturaleza, otras visten “zarcillos histriónicos y con gran poder de convocatoria visual” y algunas hasta son esposas de políticos dudoso, ex Misses Venezuela, actrices venezolanas y mucho más. Maite Delgado es una referencia para ellos al igual que Diana D’agostino, Ana Isabel Otero, Eglantina Zingg, Titina Penzini e Irene Sáez, pero la cuenta y sus seguidores proclaman a Carolina Herrera como su reina.
El objetivo es airear las peculiaridades de este selecto grupo con un toque de comedia, aunque ellos insisten en que halagan a sus mencionadas, como si salir retratado en la cuenta fuera como estar en un “Christmas Bash” de una fiesta en Brickell, Miami.
Sus métodos más replicados, en Twitter, son publicar el video u foto de alguna “Coca tan blanca” haciendo algo típico de este grupo y que para otros es impresionante o extraño y redactar una analogía simple:
“Coca tan blanca que hace compras nerviosas pre-viaje de Navidad”.
Tusi tan rosa: The blessed and fortunate.
Esta cuenta también usa, generalmente, ejemplos femeninos para definirse. Hay maneras peyorativas de llamar a las tusi, pero digamos que son las “bendecidas y afortunadas”, frase que muchas de ellas pusieron de moda en sus propias cuentas de Instagram o, en palabras que manejen, “colocaron” de moda.
Posan con yates, van a Paris, Miami, Los Roques (es como La Guaira para ellas), comen en los mejores restaurantes y sus fiestas no se limitan nunca. Y todo esto lo comparten en redes. Pero tienen un problema: mal gusto. Son mujeres operadas exageradamente, vestidas de manera extraña, como exhibiendo marcas opulentas.
Otro problema que es más como una sospecha es que nadie sabe a qué se dedican o su profesión no parece generar tantos ingresos para mantener la vida que llevan, estos son patrones, aunque no todas son así.
El 2C-B (pronunciado tusi bi, también conocida Nexus, cocaína rosa, «Tusi» o «Tussi b») es una feniletilamina psicodélica de la familia 2C. El nombre de «cocaína rosa» es debido a su presentación en forma de polvo rosa, y por su efecto estimulante, sin embargo es un error pensar que ambas sustancias están relacionadas químicamente.
Las mujeres tusi, y por eso la relación con esta droga, aspiran con ser coca y creen que son coca, pero aunque puedan coincidir en un mismo lugar (cosa que pasa bastante en Caracas estos días), jamás serán coca. No tienen la misma composición genética. Lo curioso es que una niña que creció siendo coca tan blanca sí puede convertirse en tusi, el salto sí se da de esa manera.
Según la cuenta, sus referencias van desde las presentadoras de Globovisión, hasta Rebeca Moreno y Ninoska Vásquez. La estructura de su manejo de redes imita a la de Coca tan blanca (que fue la primera cuenta de este estilo) y su variable es que últimamente, Tusi tan rosa se ha prestado para exponer denuncias de acoso sexual, plagio artístico y robo de ideas para fabricar ropa.
Crippy tan marrón: son los “niches”, no los pobres.
El cripi o crippy, tal vez es la droga más popular de nuestro país: es marihuana con alto porcentaje de THC (compuesto de la marihuana) y es originalmente de Colombia.
Niche es un adjetivo despectivo usado para los negros en Cuba, pero en Venezuela se presta para referirse a las cosas o personas de mal gusto o mala calidad. Puede ser pobre y tal vez lo es en su mayoría, pero puede tener plata.
Nicolás Maduro es crippy tan marrón. No hay nada más “balurdo” que un chavista, además. Pero también son crippy Henry Falcón, Budú, Julio Coco y Neutro Shorty, por ejemplo. Es un espectro tan amplio en nuestro país que se confunde con ofensa y resulta controversial por señalamientos de clasismo, aunque no han denigrado directamente a la gente pobre.
En su bio lo dice claramente: “Crippy tan marrón que votó por Chávez en el 98… y otra vez en el 2006… y otra vez en el 2012”.