Es una de las maneras más difíciles de hacer reír. La etiquetaron como “humor blanco”. Quien lo ejecuta no debe caer en connotaciones ni denotaciones negativas, esto es: burla, ironía, machismo, sexismo, racismo y un largo etcétera. Hoy sería demasiado gallo para triunfar en un mundo tan cruel, pero hace mucho tiempo atrás -se fue y ya no volverá- hubo alguien que se ganó a la gente a punta de bromas inocentes, lo apodaron “Capulina”. ¿Cómo lo logró? Gracias a un genial guionista llamado “Chespirito”.
Gaspar Henaine Pérez (Chignahuapan, Puebla, 6 de enero de 1926-30 de septiembre de 2011) estaba seguro de que podría triunfar en el mundo del espectáculo. Para ello, por su fisonomía deseaba sumar a un antónimo, como en El Gordo y El Flaco. Fue así como convenció a Marco Antonio Campos Contreras (Ciudad de México, 9 de septiembre-Ibídem, 19 de febrero de 1996), para trabajar en un dúo que el público mexicano conocería como “Viruta y Capulina”.
La pareja debuta en el cine con “Se los Chupó la Bruja”, una comedia con tintes de horror, que dirigió Jaime Salvador, en 1958. Sería la graduación de una relación que se inició en la radio con “Capulina y Don Viruta en la radio” y continuó en la televisión con “Cómicos y Canciones”. Diferencias personales los separarían posteriormente. Algunas biografías hablan del alcoholismo de “Viruta” otras culpan al malapaga “Capulina”.
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Pero volvamos a 1958. Fue un año maravilloso para la dupla. Trabajaron en cinco películas, un ritmo frenético si lo revisamos con los ojos de hoy. Fue en la comedia “Los Legionarios” donde Roberto Gómez Bolaños (Ciudad de México, 21 de febrero de 1929-Cancún, 28 de noviembre de 2014), muestra su talento para imaginar historias que conecten con la audiencia. De él es la idea original, sobre dos hombres que se hacen pasar por odaliscas para escapar del trabajo militar y que posteriormente son vendidos como esclavos a un harén.
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En 1959 Chespirito serguiría puliendo su talento al ser el dialoguista de una de las comedias más emblemáticas del cine mexicano, protagonizada por Tin Tan (Germán Valdez): “Vagabundo y millonario”. Repetiría con él, ya como guionista, en “Ángelitos de trapecio”, una cinta de menor repercusión.
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El inicio de una nueva década terminaría por catapultar a “Chespirito” como el cerebro detrás de “Viruta y Capulina”, escribiéndoles en siete filmes, aunque la calidad entre uno y otro varía bastante. Destacan “Los Tigres del desierto” y “El dolor de pagar la renta”. La colaboración se mantendría hasta 1967, con la comedia, también de horror -el género con el que iniciaron su travesía en la gran pantalla– “El camino de los espantos”. Un año después, crearía “Los supergenios de la mesa cuadrada”, una serie de televisión con Rubén Aguirre (el Profesor Jirafales), Ramón Valdés (Don Ramón) y María Antonieta de las Nieves (La Chilindirina), el huevo de oro que maduraría en “El Chavo del 8”. El resto es historia.
En esa etapa de explosión creativa, «Chespirito» escribiría “Operación Carambola” un filme a cargo de Alfredo Zacarías, un veterano de estas lides, pero que no logró sacarle el jugo a la idea. Allí Capulina interpreta a un agente especial, llamado 13, cuya vida corre peligro por los intereses oscuros de la organización que le contrata. Joselo (Barbacoas, Venezuela, 27 de mayo de 1936-Caracas, 5 de enero de 2013) es el espía venezolano. El largometraje no tuvo mucho éxito, pero hay destellos de esos “gags” (movimientos corporales y gestuales) que harían famoso a, para quien escribe, el mejor comediante criollo de todos los tiempos. Aquí el filme completo:
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