«La Nueva Constitución es hija de su tiempo y refleja la diversidad de la sociedad. Deviene en un legado para las nuevas generaciones de cubanos», dijo Raúl Castro, primer secretario del único y gobernante Partido Comunista de Cuba (PCC), en el discurso de proclamación durante una sesión extraordinaria de la Asamblea Nacional (Parlamento) en el Palacio de las Convenciones de La Habana.
La fecha escogida no es casual: el 10 de abril de 1869 fue proclamada la primera constitución de los independentistas cubanos contra la corona española.
La nueva carta magna, que sustituye a la de 1976, fue sometida a referendo popular y aprobada por el 78,3% del padrón electoral, cifra que el gobierno consideró una victoria, aunque estuvo lejos de la casi unanimidad lograda para aprobar a su antecesora.
El documento entró en vigencia tras su publicación este mismo miércoles en una edición extraordinaria de la Gaceta Oficial, ya disponible en internet.
«Sin miedo a EEUU» y apoyo a Maduro
Castro, quien a pesar de haber dejado el poder el año pasado controla las riendas del poderoso Partido Comunista, criticó el tono «cada vez más agresivo» de Estados Unidos contra el sistema socialista y de partido único, pero advirtió que Cuba no dará marcha atrás.
«No renunciaremos ni a uno solo de nuestros principios (…) Hemos hecho saber a la administración estadounidense que Cuba no tiene miedo y seguirá construyendo el futuro de la nación sin injerencia extranjera», dijo el exmandatario (2008-2018), que dejó el mando en manos del presidente Miguel Díaz Canel.
Cuba mantiene el apoyo a su aliado Nicolás Maduro, presionado por Estados Unidos para que renuncie o sea derrocado. Washington reconoce a Juan Guaidó como presidente de Venezuela y sancionó a 34 embarcaciones que transportan crudo venezolano a la isla.
«Ratificamos la firme solidaridad y apoyo a la revolución bolivariana y chavista (…) Jamás abandonaremos el deber de actuar en solidaridad con Venezuela, no renunciaremos a ninguno de nuestros principios y rechazaremos enérgicamente toda forma de chantaje», aseguró Castro.
Venezuela es un importante socio cubano, proveedor de combustible y consumidor de sus servicios médicos, con más de 20.000 profesionales, según el líder del PCC.
Tras el histórico acercamiento entre Barack Obama y Castro en 2016, el gobierno de Donald Trump dio marcha atrás, arreciando la hostilidad contra la isla: el mandatario estadounidense ha dicho que los días del socialismo están contados en Venezuela, pero también en Cuba y Nicaragua.
Estados Unidos, que aplica un embargo contra la isla desde 1962, amenaza con activar desde mayo el capítulo III de la ley Helms-Burton, que permite demandar en tribunales federales a compañías que se benefician de activos nacionalizados en Cuba después de la revolución de 1959.
Washington ya tiene en su lista negra a una serie de empresas cubanas vinculadas al comercio y turismo, administradas por las Fuerzas Armadas. Esta situación ha alarmado a los inversionistas, aunque Cuba garantiza estabilidad.
La administración Trump también canceló un acuerdo entre las Grandes Ligas y la Federación Cubana de Béisbol, que habría permitido la migración legal de jugadores cubanos.
La Casa Blanca maneja la opción de reincorporar a Cuba a la lista de países que apoyan el terrorismo, lo que podría afectar las inversiones que la isla busca para estimular su economía.
Economía bajo fuego
En su nueva Constitución, Cuba reconoce el papel del mercado y de la inversión privada y extranjera en la economía, buscando impulsar las reformas iniciadas en la última década, acordes a los nuevos tiempos, que le permitan crecer.
Actualmente unos 591.000 cubanos, o 13% de la fuerza laboral, trabajan en forma privada. Pero mantiene al PCC como «fuerza superior» del Estado y la sociedad y le otorga un carácter «irrevocable» al sistema socialista que vive Cuba desde 1961.
Cuba ha sufrido en los últimos meses problemas en el abastecimiento de alimentos y hasta el recorte de las páginas en el diario oficial Granma, una medida similar a la adoptada para enfrentar la crisis de los 90, conocida como el «Período Especial».
Pero Castro expresó que «no se trata de regresar a la fase aguda del ‘Período Especial’ de la década de los años 90».
«Hoy es otro el panorama en cuanto a la diversificación de la economía, pero tenemos que prepararnos siempre para la peor variante», apuntó.
En la nueva Constitución se restituyen los cargos de presidente de la República y primer ministro, ambos desaparecidos en 1976, cuando el presidente de los Consejos de Estado y Ministros, se instituyó como primera figura del país.
Toda esa reestructuración del gobierno debe hacerse a lo largo del año.