La comunidad cristiana no católica, en franca expansión en Venezuela desde la segunda mitad del siglo XX, agrupa aproximadamente 20% de la población. No pocos de sus creyentes aspiran a dirigir y pensar al país desde sus valores. Un dirigente de NUVIPA, partido de orientación pentecostal que tuvo al tercer candidato más votado de las presidenciales de 2013, califica a la homosexualidad como “enfermedad sicológica”
Javier Bertucci, pastor evangélico vinculado al régimen de Nicolás Maduro, pero que se define como opositor, no es reconocido como diputado por Estados Unidos, cuyas autoridades migratorias lo expulsaron desde Miami.
El partido Nueva Visión Para Mi País (Nuvipa) condenó a través de una nota de prensa lo que llamó "el notorio aumento de acoso, persecución y encarcelamiento de la que han sido víctimas por emitir opiniones o ejercer actos que no se traducen en delitos tipificados en las leyes vigentes en el país"
A imagen y semejanza de sus lugares de culto, que se multiplican como hongos en las diversas capitales latinoamericanas, los movimientos evangélicos acrecientan su influencia en la vida política de un subcontinente tradicionalmente católico.
