Venezuela

Magdaleno: elecciones acelerarán los cambios históricos en Venezuela

Los cambios políticos por los que atraviesa hoy Venezuela podrían abrir la puerta al regreso de la democracia y llevar la sociedad al siglo 21, afirmó el politólogo John Magdaleno, para quien las elecciones del 6 de diciembre pueden suponer un “abre aguas” en este proceso porque la oposición tiene las de ganar.

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El país debe entrar en un debate de mucha utilidad entre las certezas que se tienen al día de hoy y las incertidumbres básicas, dijo Magdaleno durante un conversatorio con varios otros expertos en la ocasión del 25 aniversario de Conapri, el Consejo Nacional de Promoción de Inversiones.

“Lo que sabemos hoy en día” es que el Estado dispone de mucho menos recursos e ingresos fiscales petroleros que en el pasado y que tiene mucho menos margen de maniobra pese al endeudamiento que en otras consultas electorales, explicó este especialista en análisis de opinión pública, datos en Ciencias Sociales y consultor de empresas.

“También sabemos que no dispone de un líder carismático como ciertamente sí fue Chávez, cuya capacidad de influencia y visión estratégica era muy superior que quien hereda el proceso bolivariano, el chavismo”, explicó.

“Después de 17 años por primera vez la brecha que se registra en la intención de voto favorece a la oposición”, agregó al citar varias encuestas, inclusive las de Datanálisis y Datincorp, que dan hoy una diferencia cercana a 30 puntos en contra del chavismo.

“No sólo crece la brecha de intención de voto, sino también desde mayo hasta a la fecha al mismo tiempo se fortalece el porcentaje de entrevistados que declaran tener cédula laminada, estar inscritos en el sistema con intención de votar y estan seguros de hacerlo”, explicó sobre este voto de los electores “duros”.

“En el pasado, ni siquiera en 2007 con la consulta constitucional (que perdió el chavismo) la expectativa de triunfo favorecía a la oposición”, dijo.

Magdaleno consiente en que hay muchas incertidumbres acerca del antes y después de estas elecciones. Entre ellas enumera la actuación de las Fuerzas Armadas, del Consejo Nacional Electoral, del Tribunal Supremo de Justicia y del propio gobierno, “empezando por su capacidad para asimilar que el país cambió ya, de asimilar una derrota política que sería abre aguas en el chavismo”.

Citando varios académicos, advirtió que no hay garantía absoluta de que se cristalicen procesos como estos, aunque los principales actores tengan voluntad de hacer una transición hacia una democracia.

“La buena noticia”, observó, es que en los países donde hubo una democracia previa hay más probabilidad de éxito cuando ésta se intenta restituir, y hay más posibilidades de alcanzar los consensos básicos que empujan las cosas.

La “segunda pista” favorable es que en los países donde la sociedad es la que presiona las instituciones, incluyendo a las Fuerzas Armadas, la posibilidad de democratización es mucho mayor, como ocurrió por ejemplo en la Primavera Arabe.

Magdaleno concluye que la crisis venezolana es la más grave en la historia contemporánea. Es sistémica, de envergadura, “multidimensional, de las instituciones” y todavía no se ha medido correctamente la dimensión de sus efectos.

“En el fondo está poniendo a prueba nuestro cuerpo de creencias y valoraciones, nuestras representaciones sociales, nuestras interpretaciones acerca de la vida pública, del funcionamiento de las instituciones, reglas de juego, modalidades en las tomas de decisiones”, dice.

“Esta crisis ciertamente puede significar un parte aguas en la historia más reciente de Venezuela porque Venezuela todavía no ha entrado al siglo 21. En segundo lugar porque lo que vamos a vivir durante estos dos años pone a prueba el tipo de sociedad en la que nos vamos finalmente a convertir”, agregó.

Hay sociedades que generan aprendizajes creativos, y sociedades que los generan destructivos.

Venezuela tiene 35 años repitiendo errores y reproduciendo unas cuantas creencias que impiden resolver cuellos de botellas históricos, no logra crecer por más de cinco años consecutivos y desde hace 17 años no puede arreglar el conflicto político de forma tal que los adversarios puedan reconocerse mutuamente.

«No logra promover un mínimo de estabilidad, ni de integración y cohesión social», argumenta.

“En estos dos años que siguen Venezuela va a definir si genera un aprendizaje creativo, para aprender de los errores del pasado. Estamos frente a una oportunidad histórica que se va a decidir no el 6 de diciembre sino de aquí a los próximos dos o tres años”, afirmó sobre la necesidad de que esta crisis también sea una oportunidad.

La crisis económica, observa, ha facilitado un consenso latente entre los venezolanos, forjado por  «la irritación y malestar» que generan las colas; por la inflación más alta en toda la historia del país, que vuelve sal y agua el ingreso familiar; y por la falta de una perspectiva favorable en el corto plazo para que se revierta la recesión.

En sus comentarios Magdaleno sintetizó sus propuestas:

“Sueño con unas instituciones que funcionen, y para eso hay que trabajar mucho. Sueño con una sociedad que demande, reclame, exija sus derechos, el respeto a sus garantías no sólo constitucionales sino de la civilidad y los derechos humanos; sueño con sociedad que esté en capacidad y tenga el coraje de reclamarlo, con una economía que efectivamente se termine de abrir al mundo».

“A eso me refería con la expresión de que Venezuela no ha entrado al siglo 21. En ninguna de estas tres dimensiones estamos caminando en la dirección del mundo”, explicó.

De las nueve condiciones esenciales -según los teóricos y académicos- para que haya una democracia, Venezuela hoy tiene problemas en siete, explicó.

“Venezuela no ha superado el sistema de creencias y valores del rentismo, el populismo, el clientelismo siguen siendo el medio de la política aún en Venezuela. Tampoco hemos entrado en el siglo 21 en el sentido de las sociedades que sí están en capacidad de reclamar el ejercicio pleno de sus derechos», señaló.

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