Venezuela

Museos en Caracas: ¿cómo sobrevive el arte a la crisis?

En el año 2005 el gobierno, entonces encabezado por el presidente Hugo Chávez Frías, tomó la decisión de conglomerar 30 museos del territorio nacional en una sola institución: La Fundación de Museos Nacionales (FMN).  El ente presidido por el ministro de Cultura de aquél año, Francisco Sesto, buscaba en teoría adjudicarles mayor autonomía a las instituciones; sin embargo, la centralización de la labor de adquisición de obras y piezas privó a los museos la potestad de decidir sobre el proceso de incremento en las colecciones.

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TEXTO E INFOGRAFÍAS: CLAUDIA SMOLANSKY Y ROMHY CUBAS| FOTOS: ABRAHAM SÁNCHEZ

Aunque el personal de los museos continúa trabajando administrativamente, el racionamiento impuesto por las autoridades nacionales para los empleados del sector público, implica variantes a considerar al momento de visitarlos: la principal es que solo están abiertos los martes y los fines de semana, la secundaria es que dependiendo del museo que visite se puede encontrar con hermosas piezas de arte o con más del 50% de las salas inhabilitadas y una deteriorada infraestructura.

Junto con el racionamiento eléctrico impuesto en el país, se les ordenó a las pinacotecas cerrar sus salas los miércoles, jueves y viernes durante un lapso que inició solo por dos semanas, pero que se ha extendido por cuatro más. A esto se le suma la clausura de los lunes, día de mantenimiento de los museos.

La situación a la que se enfrentan actualmente estas instituciones en Caracas, sumando los recortes de días laborables, es la de una dependencia administrativa que devino en escasez de personal, déficit presupuestario y desactualización en las obras expuestas.

Para evaluar el estado actual de las colecciones de los museos del país es necesario considerar al menos el inventario, el nivel de conservación, almacenaje y la actualización de las obras. Temperatura, humedad, iluminación y seguridad son apenas las condiciones básicas para su mantenimiento. Cada colección, según su naturaleza y materiales, requiere condiciones de resguardo específicas.

Red de museos en Caracas

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El Museo de Ciencias (MUCI), donde actualmente se presentan tres exposiciones y se mantienen habilitadas 6 de las 11 salas existentes, carece de un depósito adecuado para conservar muchas de sus piezas. Exposiciones clásicas como la de la fauna venezolana y africana permanecen instaladas en el exterior con las luces apagadas, ya que el «almacén» no tiene las dimensiones para contenerlas en su interior.

Una empleada del Centro de Documentación del MUCI, que pidió no ser identificada, señala que con la centralización de los museos en un solo ente se perdió la autonomía que les dio brillo en el pasado. “Hemos llegado a un déficit presupuestario, se adquieren muy pocas obras de alguno que otro donante”, sostiene. Esto subsiste a pesar de las 120 mil piezas que albergan en sus inventarios, según la página de la FMN.

En la Sala de Lectura atendida por el auxiliar de biblioteca, Carlos Gutiérrez, es cuesta arriba conseguir algún tríptico o folleto informativo. Hoy en día a los estudiantes que visitan la sala les cobran Bs 30 por sacarle copia al arrugado papel, que se mantienen en exhibición como pieza de museo. La información es de boca a boca y los encargados retienen cualquier cronograma/folleto con la disculpa de que “es el único que tienen”.

Y aunque en el Museo de Bellas Artes (MAB) cuentan con un inventario de 5.762 obras, las salas habilitadas para el público no llegan ni a la mitad del total, 8 de 18. Las famosas colecciones de Arte Egipcio y Cerámica China tienen cuatro años ocultas en sus depósitos, muchas de la obras no poseen identificación, el personal es escaso y los pasillos vacíos con paredes blancas filtradas evocan más a una zona en construcción que a aquella pieza de vanguardia que una vez diseñó Carlos Raúl Villanueva.

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Entre las ocho instituciones que forman parte de la FMN en la capital también se encuentra el Museo Nacional de Arquitectura (MUSARQ, 2006). Su sede física abrió puertas en la avenida Bolívar en el 2012 con la exposición La Vivienda Hoy y Mañana sobre La Gran Misión Vivienda Venezuela, que ocupa todas las áreas expositivas.  Desde entonces la exhibición no ha variado, ya que no hay presupuesto para nuevas obras, según sostiene una de las dos solitarias personas que se encontraban al frente del mostrador al momento de este recorrido.

Este no es el caso del Museo de Arte Contemporáneo (MAC), alguna vez presidido por Sofía Ímber y con una de las colecciones más destacadas de arte moderno en Latinoamérica. Con un promedio de 4.600 obras resaltan clásicos como La lección de esquí de Joan Miró, Retrato de Dora Maar de Pablo Picasso y El carnaval nocturno de Marc Chagall o la colección de Botero. Todas se mantienen exhibidas al público y en perfecto estado.

La Galería de Arte Nacional (GAN) también preserva el estado de sus obras en comparación con sus instalaciones análogas, las dos salas expositivas con las que cuenta se encuentran abiertas con obras de César Rengifo y Reverón, exposiciones que cambian cada cuatro meses y que salen de un depósito de por lo menos 7 mil obras.

En el Museo de la Estampa y del Diseño Carlos Cruz-Diez -(MEDI)- de tres salas se mantiene abiertas dos. Las obras del artista Cruz Diez se conservan afuera para el público permanentemente, y la Cámara de cromosaturación sigue siendo la más visitada, mientras que otras exposiciones cambian cada 3 o 4 meses.

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¿Museos de quinto mundo en un país de cuarto?

Para el ex director del Museo de Ciencias, Sergio Antillano, los cortes de electricidad y la suspensión de labores en los museos hacen pensar que “la tarea de conservación, limpieza, mantenimiento y estudio de las piezas en las colecciones ha sufrido un marcado deterioro y reducción”. A su juicio, la inestabilidad de los museos venezolanos en el presente, la alta rotación de personal, el despido de especialistas curadores y conservadores, y los cambios frecuentes de los directores y el liderazgo gerencial “es obviamente un factor de impacto sobre la seguridad y la integridad de las obras”.

Esta es una situación inaceptable para quien lideró el museo más antiguo del país por casi diez años. Antillano asegura que Venezuela era capaz de conservar museos de primer mundo a pesar de ser un país tercermundista. El ex director afirma que hoy en día el deterioro es total. “Estamos en presencia de museos de quinto mundo en un país de cuarto”.

Los comités de adquisición, curaduría y conservadores se han desvanecido, lo cual resulta alarmante y obliga a preguntarse si existe un criterio artístico y una actualización en la cultura museística, además de si las obras que representan la historia del país están siendo correctamente preservadas.

Susana Benko, ex Gerente de Museología en el Museo Alejandro Otero (MAO) desde el 2006 hasta el 2009, explica que la centralización en su período significó la imposición de formas que no eran acordes a las políticas y funciones de un museo. “Teníamos órdenes estrictamente directas, que incluso tentaban con los principios de uno”, afirma. Agrega que en el país se milita la falsa creencia de que exponer a cualquiera que pretenda ser artista significa ser más inclusivo, para ella es lo opuesto.

“Ser artista es una profesión que requiere disciplina, años de trabajo, reflexión y maduración, no puede ser que no haya una jerarquía de calidad de las cosas. Se confundió el populismo, que es parte de la política central, con la educación masiva sin educar”.

Benko confirma que cualquier anomalía en el MAO era ejecutada de forma verbal, no existe un registro oficial de ello. Asegura que los curadores fueron maltratados por bastante tiempo y su trabajo era excluido.

“Esto fue otro de los errores garrafales. Despreciar el trabajo de los curadores y manejarlo como algo aislado, hubo una idea de incluir a la comunidad que la ejecutaron equívocamente, no había juicios de calidad y permanecía un concepto erróneo de la educación”.

Aparecen entonces valoraciones equivocadas a través de programas que utilizan cierto lenguaje con sesgo político. Es el caso de la exposición realizada el año pasado -2015- en el Museo de Los Llanos, ubicado en Barinas, “Juventudes cuentan su historia con Chávez”, en conmemoración al 61 aniversario del natalicio del fallecido presidente. Por otro lado, ese mismo año en el Museo de Bellas Artes, el vicepresidente Jorge Arreaza utilizó este espacio para inaugurar “Marca País, Venezuela”, con el objetivo  de exhibir “el sistema de identificación visual del país, detallando la actividad, turística, comercial, económica y publicitaria nacional”.

Acciones como estas podrían hacer cuestionar el manejo adecuado de  unos establecimientos que representan el tesoro patrimonial de un país. Se ha perdido la confianza de una comunidad ante la dominante opacidad con respecto al trato de las colecciones, lo cual para el ex director Sergio Antillano preocupa y hace pensar “si están ocurriendo irregularidades con piezas que identifican la historia de los venezolanos”.

Memorias y cuentas

Los recursos que podrían habilitar museos de calidad en el país son escasos. Según la Cuenta del 2015 del Ministerio del Poder Popular para la Cultura, el presupuesto anual para cubrir gastos de personal y funcionamiento de 17 instituciones museísticas adscritas a la Fundación se ubicó en Bs. 744.347.600,55.

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Los museos representan lenguajes complejos que cuentan historias y permiten al espectador atravesar por fenómenos trascendentales, estos solo se alcanzan a través de conocimientos y montajes museográficos que hoy en día se expresan en modelos arcaicos carentes de resultados .

Esto añadido a la crisis en sectores varios, es evidenciado en la referida Cuenta del Ministerio de Cultura de año 2015, que destaca obstáculos como el incremento constante en los costos de adquisición de bienes y servicios, la demora y en algunos casos falta de la documentación exigida como requisito para la realización de trámites administrativos, la inviabilidad en algunos de los proyectos presentados, la escasez de insumos de arte, la dificultad para el traslado de obras de un artista, cuentas por cobrar que permitan la retornabilidad de recursos para invertir en la compra de piezas de artesanía -ya que se tiene un déficit presupuestario- la falta de personal calificado para desarrollar actividades de seguimiento, control  y desarrollo de acciones ligadas a la infraestructura de las tiendas y galerías, entre otros.

Es importante destacar que la información sobre las salas y exposiciones habilitadas se obtuvo al momento de hacer este recorrido los días 17 y 24 de mayo, la clausura o habilitación de los espacios están sujetos a cambios.

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