Venezuela

Cruzar para no volver, la cara triste de la apertura de la frontera

El júbilo era un denominador común entre los venezolanos que cruzaron este domingo, desde las 5:00 am, por la frontera terrestre con Colombia a través del Puente Internacional Simón Bolívar. Camuflados en medio de tanto entusiasmo de quienes iban a abastecerse de alimentos o medicinas, estaban los que no querían mirar atrás. 

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Fotografía: Andrea Hernández

Se abrazaban sobre el puente, cargados con lo que sus espaldas permitían transportar. Algunos iban entusiasmados con toda la familia y eran ayudados por «cargadores», personas con carretillas que iban y venían, llevando torres de maletas. Eran el testimonio de que el éxodo de venezolanos no solo parte de Maiquetía.

CruceCucuta2AHB-20 maletas

«Nosotras nos quedamos en Cúcuta, no vamos a volver», declaró a El Estímulo una mujer de mediana edad, con el rostro endurecido y agotado de cargar tantas maletas. Iba acompañada por dos mujeres más jóvenes. «Allá las cosas están muy difíciles, no podemos seguir así», dijo apuntando con un gesto al otro lado del puente. Venían desde San Cristóbal y, como miles de personas, se apostaron a la entrada de la aduana principal de San Antonio a las 6:00 am.

El equipo de El Estímulo pudo constatar al menos tres casos similares. Una joven indicó que había aprovechado la apertura temporal de la frontera para viajar hasta Medellín, donde había conseguido empleo.

Luis Prato, caraqueño de 29 años, viajó más de 12 horas desde la capital para asistir a una entrevista de trabajo. De obtenerlo, se irá definitivamente de Venezuela. Contó que salió de la ciudad hacia San Cristóbal a las 6:00 pm del sábado. Al llegar, se montó en un taxi que le cobró Bs 1.500 hacia San Antonio, donde le tomó aproximadamente hora y media ingresar a la aduana colombiana. «También aprovecharé para hacer unas compritas, por si acaso», dijo.

Cerca del mediodía, dos jóvenes acompañaron a una mujer hasta la mitad del puente, donde se despidieron en medio de llanto.

CruceCucuta2AHB-21 despedida

Desde Cúcuta parten algunos autobuses que conectan con otras ciudades y permiten hacer trasbordos a rutas terrestres internacionales, una opción más económica que un boleto de avión. «Cuando me vaya a Chile lo haré por aquí», contó un periodista oriundo de Táchira.

El gobierno colombiano autorizó a los transeúntes el ingreso al país vecino hasta las 5:00 pm, en horario extendido. Les era permitido retornar antes de las 8:00 pm. «Bienvenidos a Colombia, somos sus hermanos», repetían los funcionarios de la policía a las personas que superaban el punto de control.

Más horas viajando que comprando

El retraso producto del registro llevado por la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales de Colombia no desanimó a quienes se aventuraron desde el interior del país. Carmen Pérez, quien vino con su familia desde Barquisimeto, estado Lara, había pasado más horas viajando a San Antonio del Táchira y cruzando la frontera que las que disponía para hacer sus compras, aún con el horario extendido.

Poco después de las 9:00 am, contó a El Estímulo que había acudido a la ciudad fronteriza para abastecerse principalmente de alimentos. Apurando el paso, dijo que el ingreso de personas se agilizó cuando quienes hacían cola en el lado venezolano, antes de superar la aduana de San Antonio, rompieron con la precaria organización de la Guardia Nacional y comenzaron a pasar corriendo. «Allá se formó un despelote», dijo.

Los autobuses que trasladan a las personas a los principales centros comerciales, almacenes y a las tiendas del centro de Cúcuta estaban asediados por una larga cola de personas.  No obstante, los trabajadores de la línea de transporte organizaban las unidades con rapidez, descargando en minutos a los pasajeros que venían de regreso para volver a llenar los asientos con consumidores venezolanos. «Se ha movido rápido. Apenas tengo cinco minutos y ya voy por la mitad», indicó un hombre.

CruceCucuta2AHB-2 Autobus

El Estímulo constató la presencia de grupos de personas provenientes de Mérida, Valencia, Barinas y Caracas. 

Sin embargo, una buena porción de los ciudadanos que cruzaban la frontera este domingo eran de regiones fronterizas. «El terminal de Rubio estaba full, pero la avalancha de gente que hay para entrar es horrible, todo el mundo con mucho ánimo de pasar para acá», manifestó Francy Ramírez, oriunda de Rubio, quien había acudido a Cúcuta con su amiga, Ana Ascanio.

«Estamos felices porque podemos llevar alimentos para nuestros hogares, así no nos rinda la platica por el cambio. Aún así vale la pena», expresó.

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Bolsas «CLAP» al estilo cucuteño

En La Parada, el pueblo ubicado justo al cruzar la frontera, los revendedores disfrutaban de la inusual afluencia de clientes. Aceptaban de igual forma bolívares y pesos. El kilo de arroz se expendía en Bs 1.200; el kilo de harina de maíz, en Bs 1.500; el aceite, en Bs 1.600; la mayonesa, en Bs 1.600; el paquete de papel sanitario de 12 rollos, en Bs 6.000; la mantequilla, en Bs 1.000 y el jabón de tocador en Bs 400.

Pero había comerciantes que ponían la cosa fácil para quienes no querían ir muy lejos y ofrecían bolsas repletas de víveres por Bs 24.000. El «combo», como le llamaban, incluía arroz, harina de maíz, harina de trigo, aceite, sal, panela, bebidas de sobre con sabor a frutas, avena, café, mayonesa, pasta, salsa de tomate, atún y salmón enlatado.

CruceCucuta2AHB-18 Bolsas Clap

La idea, sin embargo, no había tenido tanta acogida en términos de ventas, confesó la encargada del puesto. Sin embargo, había mucho interés por parte de las personas y muchas se acercaban a examinar el contenido.

Pero no todo era caro en La Parada. La marca de refrescos Kola Román contaba con dos puestos desde donde regalaban «muestras gratis» de una bebida roja cargada de azúcar, con un sabor parecido a la popular Frescolita venezolana. La cola para obtener sin costo un envase pequeño de Kola Román era la única que competía con la de los autobuses.

CruceCucuta2AHB-15 Coca Cola

Asistencia preparada

Los funcionarios de Defensa Civil no solo atendían a las personas en la mitad del puente. Del lado colombiano ayudaban a los venezolanos que sucumbían bajo el calor tras hora y media de hacinamiento. Un miembro del cuerpo asistencial detalló a El Estímulo que hasta las 10:30 am habían recibido un total de 12 personas.

Mujeres de mediana y tercera edad eran trasladadas en camilla o en los brazos de los funcionarios a un toldo dispuesto cerca de la aduana, para ser atendidas por bajas de tensión, desmayos o deshidratación. Del lado colombiano contaban con ambulancias, equipos de primeros auxilios y un módulo de salud. El servicio era custodiado por oficiales del Ejército, que emocionaban a los niños al enfilarse con su armamento frente a dos imponentes tanquetas.

CruceCucuta2AHB-1 Defensa Civil

Del lado venezolano, por el contrario, no contaban con mayor asistencia para las miles de personas que cruzaron este domingo. En la aduana de San Antonio los transeúntes que retornaban eran recibidos por vendedores de algodón de azúcar y otras golosinas.

La custodia de la Guardia Nacional después del mediodía era escasa, pues ya los ciudadanos no se organizaban en colas para entrar sino que caminaban libremente por ambos lados de la avenida, como una marea fluida y, según expresaban los tachirenses, como siempre debió ser.

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