La "gamelotúa"

No intitulé este artículo como debería por respeto a la digna memoria de mi madre, quien se hubiera sentido muy mal al verlo, pues nunca dijo groserías. Pero la verdad es que ganas no me faltaron. Podría haberlo llamado también “la briznúa”, “la tamúa”, “la rastrojúa”, “la forrajúa”, “la henúa”, “la hierbúa” o “la brozúa”. Espero que entiendan a qué título me refiero.

“Ella” es de esas personas que habla con una propiedad académica. Es casi como Dios: todo lo ve, todo lo sabe, todo lo entiende. Su “sabiduría” es infinita. Asegura con una pasmosa certeza todo en lo que cree y a la hora de destrozar a alguien, lo hace sin escrúpulos. No tiene pruebas de nada, pero lo afirma todo.

La conversación comenzó luego de haber almorzado un delicioso cochinillo que demás está decir me cayó muy mal luego de escucharla despotricar de los diputados de la MUD. La única que se salvó fue la diputada por Aragua, Melva Paredes, quien según ella tuvo que “irse a Colombia a denunciar por NTN24 que Maduro es colombiano porque aquí ningún medio lo quiso publicar”.

O esta señora no lee periódicos, o nos creyó idiotas. Si bien es verdad que Melva Paredes estuvo en el canal colombiano exigiendo que Maduro demostrara en qué lugar nació, también es verdad que ha tenido palestra en muchos medios nacionales para llevar sus denuncias y exigencias de que Nicolás Maduro presente su partida de nacimiento. Los “gamelotúos” como ella son especialistas en manejar medias verdades. Dicen una cosa que es verdad (Melva estuvo en NTN24) y luego lanzan un montón que son mentira (todas las demás).

Mi pareja, que es abogado, trató de explicarle el tema de la doble nacionalidad en Colombia y Venezuela, pero a ella no le interesó oírlo: ya tenía un juicio instalado en su cabeza y habló por encima de todos los que participábamos en la conversación.

Le pregunté que si ella pensaba que a la MUD no le interesaba salir del gobierno. “Claro que no”, dijo con seguridad. “Ellos están negociando con el gobierno”. Honestamente, estoy harta de que me digan que la MUD negocia con el gobierno. Si han hecho todo para salir del gobierno… ¿para qué van a negociar en un tema que sacaría a Maduro como corcho de limonada del poder?…

Me levanté para irme de la mesa, pero mi pareja me pidió que me quedara. Muy mala idea, porque la arremetida de la señora fue peor aún. “Henry Ramos Allup dijo que él no tenía dudas sobre la nacionalidad de Maduro y si había alguien que las tuviera, que investigara”. “¿Tú lo escuchaste decir eso?”, le pregunté. Dudó y volvió a afirmarlo. Le repetí la pregunta. “Bueno, no, no lo oí, pero lo dijo”. “¿Cómo puedes asegurar algo tan tajantemente si no te consta?”…

Su respuesta me sublevó: “es que Capriles tiene doble nacionalidad y por eso los otros no dicen nada de la doble nacionalidad de Maduro”. ¡Caramba, por ahí venían los tiros! Ése era el meollo del asunto: una anticaprilista militante, que sin ninguna ética acusaba, enjuiciaba y calumniaba. Si hubiera tenido la decencia de preguntar, sabría que ni Henrique, ni su papá, ni su mamá, ni sus hermanos tienen otra nacionalidad que la venezolana. Sus abuelos Radonski, cuando les dieron la nacionalidad venezolana, tuvieron que renunciar a la polaca porque en aquella época no se podía tener dos. Así que sus abuelos tampoco tenían doble nacionalidad. Y por el lado de los abuelos paternos, el abuelo era de Coro y la abuela de Betijoque. Venezolanitos todos, pues.

Me levanté y me fui al balcón a respirar profundo. Gente como ella tiene parte de la culpa de que aquí no hayamos salido de esta locura. Son los que incitan a la abstención. Los que corren rumores. Los que difaman. Decidí entonces que la rabia que sentía, la rabia que había logrado que tan delicioso manjar me cayera mal, la tenía que canalizar denunciando a esos seres que hablan tanto gamelote que debería caérseles la lengua para ver si así se callan la boca…