Venezuela

FOTOS | Caracas sigue sedienta a pesar de la lluvia

Comenzó antes que El Niño. Mientras Latinoamérica comenzó a tomar previsiones para la llegada de El Niño en 2015, Venezuela –que ya aplicaba fuertes racionamientos de agua– solo anunció su plan para frenar la disminución de sus embalses en marzo de 2016.

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Llenado de cisternas
Fotos y texto: Carlos Hernández | @hernandezfoto

La capital recibió entonces el anuncio del Plan Especial de Abastecimiento de Agua Potable para la Gran Caracas que le racionó el suministro. Sería flexibilizado con la llegada de las lluvias y la recuperación de los embalses, pero pasaban las semanas y la lluvia no aparecía en el firmamento.

«Nos toca administrar la reserva de manera de garantizar el servicio de agua potable», dijo Evelyn Vásquez, Presidenta de Hidrocapital.

A la sequía ocasionada por El Niño se unió por un par de meses otro fenómeno: la Calima. Al atardecer, desde que comenzó la Semana Santa hasta abril, el sol tornaba rojizo filtrado por una densa nube que se mantenía a baja altura sobre Caracas. Eran polvo e impurezas arrastradas por el viento que cargaban el horizonte.

Calima Caracas

El rojo intenso del sol al atardecer revela los niveles de contaminación

El diccionario de la lengua española define la calima como un “accidente atmosférico” de partículas de arena o polvo tan densas que dificultan la visibilidad.

Además, el panorama se completaba con un constante olor a humo proveniente de pequeños incendios forestales cercanos a la capital. Eran los incendios típicos de la temporada de sequía, pero la combinación de fenómenos mantenía en vilo a los caraqueños.

«Como no hubo corrientes de aire fuertes, las partículas de polvo y contaminación se quedaron suspendidas en el aire. Esto puede estar entre 60 y 100 metros de altura, depende de la densidad de la partícula», explicó Luis Monterrey, pronosticador del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inameh).

«¡No somos camellos!»

El Plan Especial de Abastecimiento de Agua Potable para la Gran Caracas, anunciado el viernes 4 de marzo, incluyó el cronograma de suministros diurnos y nocturnos que afectaba a toda la capital. Pero, en cuanto comenzó su ejecución, las redes sociales se llenaron de quejas por los incumplimientos del plan.

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Desde entonces, algunas urbanizaciones y barrios solo reciben agua uno o dos días a la semana y solo durante algunas horas. Por todas partes se ve gente buscando agua y transportándola en cualquier envase disponible.

Botellones

Chacao, gran escenario capitalino de las protestas contra el presidente Nicolás Maduro en 2013, solo tiene agua un día entero a la semana, los habitantes creen que es un castigo político

El agua es gratis; el flete no

40 camiones cisternas de diferentes tamaños forman la Asociación de Camiones La Cota Mil. Cada camión se carga un mínimo de 4 veces al día directamente de un manantial que nace en El Ávila.

Los Bomberos de Caracas hicieron esas instalaciones para aprovechar el manantial desde donde agua fluye con fuerza. Cada camión se llena en apenas unos 5 minutos.

Los camioneros dicen que cobran el flete y no el agua, a un precio de 25 mil bolívares en la franja que va de la Cota Mil a la autopista. Después de ese punto sube a 30 mil. Transportan 8 mil a 12 mil litros y han mantenido los precios en los últimos seis meses.

Cisternas

Al amanecer comienzan las filas de camiones cisternas para llenar y salir a repartir agua

¿Puede El Ávila saciar toda la sed?

El agua de El Ávila mana constantemente. En la salidas de La Castellana y de la Avenida Baralt los constructores de la Cota Mil dejaron tubos de 2 pulgadas para desaguar pequeños pozos construidos cerro arriba. Desde ahí baja el agua por gravedad. Normalmente, cuando no había racionamiento, lavadores de carros aprovechaban estos desaguaderos de la montaña al igual que algunas personas que llenaban sus botellones. Estos últimos consideraban que era un agua mineral mejor, además de muy clara y limpia. Ahora, los caraqueños van a los desaguaderos a paliar su sed.

En el llenadero de la Cota Mil en La Castellana hay seis tubos habilitados. El flujo del agua es lento, muy lento, y una botella de 5 litros tarda un promedio de 15 minutos en llenarse; un botellón de 20 litros, 1 hora. Pero además hay que tener paciencia, para recolectar el agua. Son muchos usuarios y el promedio de espera para llegar a la fuente es de unas 4 horas.

Llenado de botellones

Un botellón de 20 litros tarda casi una hora en llenarse

Se ven pocas personas, comparados con las largas filas de botellones, bidones y todo tipo de envases alineados en la cuneta de la vía y flanqueados por los carros de los recolectores.

Algunos usuarios, dejan sus botellones a los lavadores de carros para que se los llenen y pasan luego a recogerlos. Los lavadores de carros han cambiado de oficio, la crisis y el racionamiento los convirtió en llenadores de envases. Ellos tienen un nuevo negocio y los usuarios ahorran tiempo.

La gente hace gala de paciencia: conversan sentados en la cuneta, hacen nuevos amigos, concretan negocios por teléfono… pasa mucho tiempo antes de llegar al manantial. Algunos llevan a sus niños, y los pequeños son los únicos que se divierten en este paseo.

Llenado de botellones

Habitantes de todos los sectores de la ciudad se abastecen de agua potable del cerro Ávila. Pasan un promedio de 4 horas de espera

¿Sin agua en una ciudad del siglo XXI?

En muchas zonas del este de la capital, el cronograma nunca se cumplió. Apenas llega agua a las tuberías un par de días a la semana –durante algunas horas, no días completos– y de forma desordenada. Eso quiere decir que nunca sabes cuándo llegará el agua y cuando llega no sabes cuánto tiempo tendrás el servicio, cuando se interrumpirá y cuándo volverá. Además puede ser al principio o en la mitad, pero nunca el fin de semana.

Pero Venezuela acumula varios años de problemas económicos. No solo escasea el agua sino también comida, medicinas, productos de higiene y limpieza. Además, la sequía afectó el suministro de eléctrico, porque la principal fuente en el país es hidroelectricidad. En esta área también hubo racionamiento en casi todo el territorio, pero con menos fuerza en la capital.

Botellones

El vendedor revisa el envase. Duda en aceptarlo argumentando que el fondo se ve deteriorado. Al final acepta el botellón y vende el agua al cliente

Así que la falta de agua, un problema que ha vivido el país por muchos años ante deficiencias de infraestructura, a veces pasa desapercibida en la agenda noticiosa. Sin embargo, muchas zonas urbanas de la capital no recuerdan un racionamiento de la magnitud del actual.

«Es terrible esta situación. Hay que reciclar el agua, usar al principio la almacenada y llenar todo lo que se pueda. A veces hay que salir a buscar agua a unos pozos», lamenta Julio, un habitante de Chacao.

¿Y el agua que llega, es potable?

El acceso al agua potable y al saneamiento es un derecho humano. Sin embargo el agua en Venezuela está pasando por un proceso de contaminación preocupante. Según expertos, aguas contaminadas con heces, materia orgánica en descomposición y peligrosos agentes químicos, terminan en el sistema «potable» del centro y la región capital.

«Esa agua que viene de la calle no se puede tomar. En mi casa compramos 5 botellones a la semana», asegura Delfina otra vecina de la zona.

Agua no potable

Agua que sale de un grifo en Chacao

Germán Benedetti, ex Legislador del Consejo Legislativo del Estado Carabobo en el período 2009 – 2012 e ingeniero mecánico, explica que las plantas potabilizadoras de Venezuela y del mundo tienen procesos simples por medios convencionales. Se utiliza un químico llamado sulfato de aluminio que atrapa toda la materia orgánica en suspensión del agua, la aglomera y forma una especie de masa la cual se hunde, se filtra. Cuando el agua queda clara, limpia y transparente, se utiliza el cloro como desinfectante para matar bacterias. El resultado es el agua potable.

info trasvase

El trasvase desde la Laguna Taiguaiguay bombea hasta 3.000 lts/seg de aguas contaminadas hacia los Valles de Tucutunemo, que descargan en el Río Tucutunemo, de allí pasan al Río Guárico, el cual drena sus aguas en el Embalse de Camatagua, que surte al 80% de Caracas. Camatagua distribuye por bombeo a cinco embalses alternos entre ellos La Mariposa, así como Taiguaza, y Lagartijo. (Amnistía Internacional Venezuela).

El 23 de Febrero de 2005 el Presidente Hugo Chávez firmó un Segundo Decreto de Emergencia Presidencial de Saneamiento del Lago de Valencia (N° 3498 publicado en Gaceta Oficial N°38.134). El decreto establecía se debían realizar en un período de 5 años obras como una red de cloacas y plantas de tratamiento de aguas residuales para evitar que se contaminaran las aguas limpias que llegaban a los embalses. Estas obras, después de 16 años, no se lograron culminar. Es por esto que no llega agua potable a los grifos de la capital.

Tendedero

Se lava poco a poco, cuando entra agua «de la calle»
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