Venezuela

Venezuela ¿Fuera del Mercosur?

Durante meses, el tema de Venezuela y el Mercosur ha mantenido la atención de la comunidad internacional. Los pronunciamientos de los presidentes y sus representantes han generado controversias, expectativas y hasta apuestas por la decisión a tomar. Pero alguien ha hecho el ejercicio de pensar, si Venezuela se retira del Mercosur ¿Cuáles serían las consecuencias para el país? A muchos sorprendió el 22 de abril de 2006, la salida intempestiva de Venezuela de la Comunidad Andina (CAN), anunciada por el entonces presidente Chávez y formalizada por su canciller, Alí Rodríguez Araque, después de 33 años de permanencia en ese esquema de integración, la única región en la cual nuestras exportaciones no petroleras superaban las petroleras. Esto fue como una suerte de “Brexit” local, un “Vexit”, pero sin referendo.

Publicidad
Mercosur
Por Conapri

Ahora bien, debemos preguntarnos ¿Qué pasaría si Venezuela abandona el Mercosur? O por el contrario, si le facilitan mediante varias circunstancias una posible decisión para abandonarlo.

América Latina ha sido un continente en el cual han proliferado las iniciativas de integración, pero ninguna ha alcanzando el nivel de la integración europea. Pareciera que las necesidades históricas del continente obligan a los países más cercanos a llegar a puntos de acuerdo para unir y consolidar esfuerzos económicos e industriales, la paz, la justicia y la igualdad social en la región, pero al mismo tiempo se constituye en germen para alejarlos y obligarlos a buscar otras iniciativas extra regionales.

En la más reciente reunión con fecha jueves 4 de agosto de 2016, entre los coordinadores del Mercosur, que se realizó en Montevideo, no se llegó a ningún acuerdo que facilitara la salida a la crisis política que atraviesa este organismo. Los países miembros del bloque coincidieron en la importancia que el Mercosur siga funcionando por un tiempo, sin un país ejerciendo la Presidencia. Es así como Argentina, Brasil y Paraguay ratificaron su posición de rechazo respecto a la polémica generada por la autoproclamación de Venezuela, como presidente pro témpore del bloque, una vez que finalizó recientemente, el período del gobierno uruguayo.

Actualmente se analiza la propuesta argentina que apunta a una conducción colegiada transitoria del Mercosur, integrada por los embajadores de los países miembros ante la Asociación Latinoamericana de Integración, pero que no logró alcanzar una decisión sobre esta idea. José Serra, ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, propuso que el Mercosur sea presidido por un “consejo informal”, con el fin de zanjar la polémica por la decisión «unilateral» de Venezuela de asumir la Presidencia. Ratificó además que “Venezuela no está en condiciones de asumir la presidencia. Por un lado, porque todavía no cumplió con todos los requisitos del Mercosur, y segundo, porque imaginen si la sede del bloque podría funcionar en Caracas”, dijo Serra.

Para Eduardo Porcarelli, director ejecutivo de Conapri y experto en la materia el problema no termina ahí, al contrario es mucho más extenso y complejo de lo que se pueda imaginar.

Conforme al artículo 21 del Tratado de constitución del Mercosur (Tratado de Asunción), el Estado parte que desee denunciar el Tratado, es decir, desvincularse de él, puede hacerlo mediante comunicación expresa y formal que deberá entregar al resto de los Estados Partes, dentro de los sesenta (60) días mediante documento de denuncia al Ministerio de Relaciones Exteriores de la República del Paraguay que lo distribuirá a los demás Estados Partes.

El artículo 22 del referido Tratado señala que una vez que ha sido formalizada la denuncia, cesan para el Estado denunciante los derechos y obligaciones que correspondan a su condición de Estado Parte, manteniéndose los referentes al programa de liberación (reducción de aranceles) y otros aspectos que los Estados Partes, junto con el Estado Denunciante, acuerden dentro de los sesenta (60) días posteriores a la formalización de la denuncia. Esos derechos y obligaciones del Estado Denunciante continuarán en vigor por un periodo de dos (2) años a partir de la fecha de la mencionada formalización.

Es decir, que a menos, que las partes acuerden mantener vigentes otros aspectos distintos a la reducción de aranceles comerciales entre los miembros por dos años, tales como la normativa, concesiones de acceso en sectores de servicios, aranceles externos comunes frente a terceros o acuerdos migratorios, entre otros, lo único que se mantendría vigente por dos años serían las concesiones de reducción arancelaria entre sus miembros.

¿Cuál sería la situación específica para Venezuela?
Como se recordará Venezuela modificó totalmente la estructura de aranceles que tenía frente a terceros países en el marco de la Comunidad Andina (CAN), mucho más adaptada a la realidad agrícola, industrial y productiva venezolana, por adoptar la del Mercosur, más amoldada a la realidad agroindustrial de la región (uno de los principales centros de producción de alimentos del mundo) y específicamente a la de Argentina y Brasil.

Venezuela tendría que decidir si se queda con la estructura del Arancel Externo Común del Mercosur, (recientemente adoptada en su totalidad) o si realiza cambios para adaptarla a la mermada realidad de nuestro sector productivo.

En materia normativa Venezuela ha venido publicando en Gaceta Oficial en forma exprés y sin realizar mucha difusión de la misma regulaciones vigentes en el Mercosur en materia institucional, aduanera, de origen, de alimentos, medicamentos e higiene, automotriz, financiera, entre otras, que deberá decidir conjuntamente con el resto de los miembros del Mercosur, si las mantiene vigente por dos años o más, o si las desincorpora.

Ya se hizo lo propio, en mi opinión de forma inconstitucional, cuando se derogó de un solo plumazo toda la normativa andina que se había incorporado en Venezuela en el marco del principio de supranacionalidad que regía en el país en referencia a nuestra membresía en la Comunidad Andina (CAN), recogida en el artículo 153 de la Constitución, dejando en el limbo a las regulaciones de muchos sectores, entre ellos el de propiedad industrial.

En materia de liberación de servicios Venezuela no ha adelantado mayores compromisos con el Mercosur, al igual que en materia de adopción de acuerdos comerciales del Mercosur con terceros países, que si hubiera sido el caso que Venezuela los hubiese adoptado, también tendrían un horizonte de vigencia máximo de dos años.

En la misma circunstancia se encontrarán los aspectos relacionados con la Visa Mercosur, que permite que los nacionales de los países del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela) y asociados al Mercosur, como es el caso de Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador y Perú, transiten libremente por el territorio de cada uno y desarrollen actividades no sólo de turismo y negocios, sino también de trabajo, estudio e inversión, por un periodo de tiempo (dos años), renovables. Está visa podría quedar suprimida para los venezolanos en varios de estos países.

En materia de liberación comercial (reducción de aranceles), podrían quedar estos aranceles vigentes, como se dijo, por dos años más, al nivel actual en el cual los países del Mercosur han abierto totalmente sus mercados a las reducidas exportaciones venezolanas a esos países (aproximadamente $350 millones anuales), y del lado nuestro quedarían arancelariamente hablando abiertas las fronteras a las importaciones que provienen de los países del Mercosur las cuales superan anualmente más de $4500 millones. (Todavía están pendientes por reducir a cero, 610 ítems arancelarios a Argentina y 777 con Brasil). Se deberá en todo caso, a decisión de los países miembros del Mercosur y Venezuela, restablecer o no plenamente el Acuerdo de Complementación 59, suscrito en 2004 y que ha perdido vigencia en la medida en que Venezuela se ha ido “incorporando plenamente” al Mercosur.

El principal problema que deberá abordar Venezuela, si eventualmente decidiera dejar al Mercosur, o si decidiese continuar en él, es qué hacer con su mermada producción, reducido nivel de inversiones nacionales y extranjeras y limitadas exportaciones no petroleras. En estos momentos mientras muchos países de la región tienen innumerables acuerdos comerciales con el mundo, por ejemplo Chile con más de 65 países, Venezuela tiene solamente vigente un Acuerdo de Libre Comercio con Chile, y un par de Acuerdos de Complementación Económica con Colombia y Perú, en adición a los acuerdos dentro del Mercosur, y la gama de acuerdos en los que la reciprocidad puede ser cuestionada, con países de Centroamérica y del Caribe. ¿Dónde estamos? y ¿a dónde vamos?, siguen siendo las grandes interrogantes.

Publicidad
Publicidad