Venezuela

Diálogo vs negociación en la Venezuela actual

En estos momentos está planteado en el país un diálogo, no una negociación.

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pacto

Diálogo en esencia implica una comunicación en forma verbal u oral entre dos o más personas para intercambiar información. Si una parte solo escucha porque no puede hablar o tiene miedo de hacerlo, o la otra no la deja hablar o simplemente quiere imponer su voz, no hay comunicación, y por ende no hay dialogo.

Hay diálogos útiles y diálogos inútiles. En los primeros, las partes intercambian suficiente información como para conocer bien sus posiciones, sus posibles aspiraciones y las posibilidades de entendimiento que surgen de ellas. En el segundo caso, las partes o una de ellas solo busca confundir a la otra o ganar tiempo para alcanzar otros objetivos, quizás inconfesables.

Si el dialogo no está orientado a solventar un problema y complicándose la resolución de éste, no lleva a una futura negociación, en donde las partes estén dispuestas a acordar, implementar y respetar, es simplemente un ejercicio mediático.

Cuando se dialoga, no se negocia nada en un sentido estricto, aunque se puede dialogar para establecer las bases de una futura negociación.

En la negociación, la dinámica es totalmente distinta. Por su puesto, que dentro de una negociación se dialoga, pero también se intenta llegar a acuerdos que transformarán un status quo determinado. Cuando las  negociaciones son complejas porque hay intereses en conflicto, se activa todo un proceso de negociación, con sus respectivas fases (Pre-negociación, Negociación e Implementación). En tal sentido, el proceso requiere de una evolución gradual en donde la confianza que van ganando las partes, mutuamente, se convierte en un factor determinante para el éxito.

Si en el proceso de negociación alguna de las partes está limitada en su libertad, o en el acceso a la verdad, si una encubre hechos relevantes para la negociación, o si ambas tienen percepciones alteradas de la realidad, o mienten, el proceso de negociación se limita y se compromete seriamente su éxito.

Como nuestra sociedad actual ha “tecnificado” todo, las negociaciones no escapan a ello. Hay innumerables libros sobre técnicas para desarrollar tácticas y estrategias aplicables a las negociaciones, en donde se debe asentar la claridad de los valores de la contraparte, reducir la complejidad, precisar la percepción de la realidad, lanzar escenarios basado en la Teoría de Juegos, etc.

Si en la negociación no hay un objetivo de Ganar/Ganar difícilmente llegará a un final productivo. En el esquema ganar / ganar ambas partes buscan beneficiarse de  los acuerdos. En el de ganar /perder una parte se beneficia a costa de la derrota de la otra. En este caso se gana en el corto plazo, pero se pudiera perder en largo. Sin embargo, todo este fundamento teórico, para algunos, o “gamelote”, para otros, en materia de negociaciones políticas pierde algo de sentido, puesto que no se negocian temas económicos, solamente, sino absolutamente todo, incluyendo el futuro de los habitantes de un país y la viabilidad de éste y allí entran en juego otros conceptos como los de justicia, libertad, orden, etc.

Como diálogo y negociación son palabras mayores, especialmente en política, no solo hay que evitar hacer uso gratuito de esas palabras para salir de un atolladero momentáneo, sino que una vez usadas hay que estar dispuesto a entrar en esos procesos con todas las consecuencias del caso, y para ello hay que estar preparado.

No se está preparado para negociar si no se tienen objetivos o se es incapaz de defenderlos, o de evaluar el desarrollo de la negociación, si se sucumbe fácilmente a las presiones, si se olvidan los detalles, si se hace concesiones demasiado pronto, si no se consideran las posibilidades y sobre todo si se pierde el control.

En estos momentos está planteado en el país un diálogo, no una negociación. No estoy seguro si están los que deben estar, puesto que así como hay malos negociadores, hay malos conversadores o dialogantes (que son aquellos que no respetan las normas del buen oyente y del buen hablante que uno aprende de caletre en el primer grado de primaria). Sin embargo, quiero resaltar que más allá de las gratuitas, consabidas y contrahechas frases de “no queda otro camino más que el entendimiento”, si este no es SINCERO, no será efectivo. Así, lo creo, no queda otro camino más que el entendimiento SINCERO, sin esta última palabra es simplemente un ejercicio de distracción.

Por eso es que me gusta tanto el poema de Mario Benedetti, “Táctica y Estrategia” porque al final de lo que se trata es que las partes, sin olvidar nunca la palabra mágica que le da viabilidad en el futuro a los acuerdos alcanzados en una negociación que es la JUSTICIA, se necesiten para sacar el país adelante.

“…Mi estrategia es

que un día cualquiera

no sé cómo ni sé

con qué pretexto

por fin me necesites”

Mario Benedetti

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