Venezuela

El dólar desatado anuncia tempestad

Los venezolanos comenzamos a verle la cara y los dientes a la hiperinflación, un fenómeno que empobrece a la población, que estremece a las empresas y puede llevarse en sus fauces a gran parte de ellas, incapacitadas de hacer frente a sus consecuencias.

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FOTOGRAFÍA: HAROLD ESCALONA

Esa escalada salvaje del dólar hacia estadios inimaginables llegó y no hay señales de que pueda ser detenida. Así como pasó de los 3 mil bolívares y sigue elevándose, nada indica que exista manera de revertir esa tendencia. Ahora si que no es una exageración decir que cada día los ciudadanos son más pobres. Estamos ante un escenario no conocido en Venezuela. Ya por ahí pasaron otros países como Argentina, Bolivia y Perú, por citar solo tres ejemplos.

Los economistas, con la propiedad del caso, ya están entrando en el análisis del por qué se ha llegado a tal nivel de abatimiento del otrora y lejano bolivar fuerte. Desde el gobierno se ratifica la tesis de que existe una conspiración para acabar con la moneda venezolana, demoler la economía y en consecuencia abrir las puertas para el derrocamiento del gobierno.

Desde la oposición y según el criterio de los economistas críticos del gobierno , y no tan críticos, lo que está ocurriendo es el acumulado de decisiones económicas erráticas, de una forma de gobernar que tarde o temprano iba a chocar con la realidad.

La hiperinflación no solo acaba con empresas ,con empleos y con la calidad de vida de los habitantes de un país. Cuando la moneda no vale nada o vale muy poco las estructuras de un gobierno comienzan a crujir como consecuencia del deterioro de apoyo de una población que pierde la confianza a la misma velocidad en que su salario pierde poder adquisitivo.

Es muy probable que el gobierno pueda torear magistralmente a la Mesa de la Unidad Democrática como lo viene haciendo, y lograr por esa vía alejar lo màs posible una eventual consulta electoral. Su margen de juego político aun es grande, pero se puede ver muy complicado por la recaída del bolivar.

Una economía básicamente importadora como la nuestra tiene tiempo pasando aceite por la escasez de divisas. Las expectativas inflacionarias y la presión alcista del llamado dólar paralelo representan un nuevo reto para el gobierno. ¿Hasta dónde estará en capacidad de garantizar el abastecimiento de los principales rubros ?Habrá un buen nivel de abastecimiento para enero y febrero? ¿ Existe un plan que permita parar la escalada del dólar? ¿ Si existe qué esperan para ponerlo en práctica ? ¿ Por qué en medio de esta peligrosa coyuntura el Banco Central de Venezuela no dice una sola palabra? Y lo más importante , ¿cómo pinta el panorama para el primer trimestre del venidero año?

Es muy difícil atreverse a un pronóstico. Pero no es difícil imaginar que la estabilidad de una país con un cuadro tan complicado como el nuestro puede estar severamente comprometida si, como parece, la situación se vuelve definitivamente inmanejable.

La hiperinflación puede lograr en semanas lo que no ha podido alcanzar la oposición representada por la hoy agrietada Mesa de la Unidad Democrática : colocar al gobierno en situación de precariedad.

La hiperinflación es el salitre que consume las bases de cualquier gobierno y el de Maduro ya tiene altos niveles de rechazo. No es un gobierno caído ni en vías de caer. Pero sí puede llegar a ser altamente vulnerable en un escenario en el cual se desboque aun mas la locura del dólar. Y en el propio seno del Partido Socialista Unido de Venezuela ya se habla de reacomodos, de nuevas alianzas internas entre factores que supuestamente no se entendían y que pudieran incidir para que Maduro cambie o lo cambien. No hay ni estabilidad ni unidad a prueba de hiperinflación, un fenómeno que en otros países ha traído como consecuencia gobiernos débiles y breves . ¿ Cómo sortear ese escenario? Esa es la pregunta que espanta el sueño en Miraflores.

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