Venezuela

Iris Varela, el poder real en cárceles de Venezuela

Ya es inocultable, aunque el presidente de la República la llame "Santa Iris de los Desposeídos", que la Ministra de Asuntos Penitenciarios, María Iris Varela Rangel, tendrá en su historia un rotundo fracaso en lo que al manejo de las cárceles se refiere. Los pocos éxitos logrados en su administración, se ven opacados, aparatosamente, ante los gigantescos lunares que representan los muertos, las armas y los pranes. como llaman en Venezuela a los jefes criminales que controlan a sus anchas los presidios del país y sus zonas de influencia.

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AFP|Ministerio Régimen Penitenciario. Fosas comunes en la Penitenciaría General de Venezuela

La ministra para el Servicio Penitenciario no tuvo más opción que admitir la existencia, en la Penitenciaría General de Venezuela (PGV), de varios cadáveres en una fosa común. No tiene explicación lógica un hecho tan aberrante. Desde hace tiempo Iris hizo de las cárceles no solo el reinado de los pranes, sino que descalificando el trabajo de los jueces y fiscales, ordenó traslados y dejó en libertad a gran cantidad de presos.

En estos momentos en Venezuela no se saben ni cuántos son los presos, ni dónde están. Los tribunales no pueden dar información de quienes están detenidos en determinado centro de reclusión, porque Varela Rangel anarquizó todo lo relacionado a la reclusión de penados y procesados.

La ministra reconoce, no sin cierto orgullo, como si hubiese motivo en ello, que “yo misma llamé a la madre y le notifiqué sobre los restos encontrados. Una de las cosas que me dijo ella, es que quería encontrar a su hijo, así fueran sus restos”. Se refiere a la madre de uno de hombres cuyo cadáver fue localizado en los patios de la principal penitenciaría de Venezuela.

En lo único que hay cierta diferencia es que esta vez la ministra trata de lavarse las manos y precisa cuál es su deber: “brindar el espacio y colaborar en todo lo que se nos solicite”.

No duda en decir que el proceso de rehabilitación del penal lleva su tiempo, como si ella hubiese llegado hace unos días al cargo y no desde el 26 de julio del año 2011.

Sus cifras son asombrosas, con aquello de que el nuevo régimen penitenciario se ha establecido en el 98% de los presidios del país, en el 100% de los centros femeninos y en el 100% de los centros para atención de los adolescentes.

“Han sido intervenidos, pacificados e inaugurados –dice- 96 recintos del país, de los cuales se han clausurado definitivamente seis. De los 90 que quedan, 88 cuentan con nuevo régimen penitenciario”.

Pero hace mutis ante el hecho de que uno de los pranes más peligrosos del país, alias Wilmito, estuviera en una playa de Margarita recibiendo sol. Una de las víctimas de Wilmito es la ex rectora del estado Bolívar, Mariela Casado, a cuya hermana Wilmito ordenó asesinar frente a los hijos de la juez que entonces eran unos niños.

Wilmito y su hermana fueron enjuiciados por ese crimen, pero varios de los participantes están libres y a las órdenes del pran.

El presidente Hugo Chávez ayudó a la doctora Casado para que estuviera en un consulado venezolano, ya que ella debió huir del país, bajo amenazas de muerte. Casado sigue en el exterior horrorizada de que Wilmito sea un pran de confianza de la ministra de Asuntos Penitenciarios.

Aunque lo de las cárceles siga siendo atroz, la ministra se empeña en que la prensa no hable de eso, sino del Sistema Tecnológico de Seguridad Penitenciaria, “que proporciona vigilancia por cámaras con la finalidad de mantener el control en las prisiones en tiempo real. Nosotros le garantizamos a los reclusos desde el alimento hasta las llamadas a cada uno”.

Quién es Iris Varela

Alguna vez, ya hace bastante tiempo, fue una chica luchadora, con sentido social, con criterio de justicia. De eso quedan algunos lejanos recuerdos en su tierra natal del estado Táchira. Su paso por Copei y luego por el Movimiento al Socialismo (MAS) aun es recordado por dirigentes de esos partidos, aunque no fue una líder muy ruidosa.

Eso sí, Iris era una muchacha sencilla, siempre dispuesta a colaborar con el más necesitado. Quizás entonces sí le hubiese calzado el nombre de Santa Iris. Tenía un pequeño bufete en el centro de San Cristóbal y desde allí se dedicaba a pequeños casos. Hay que recordar que ella es egresada de la Universidad Católica del Táchira como abogada.

Su momento más acertado fue cuando el 4 de Febrero alguien la mencionó como encantada por incorporarse a las acciones de la intentona del Golpe de Estado contra el presidente Carlos Andrés Pérez.

Se identificó rápidamente con Hugo Chávez y su movimiento. Llegó a ser diputada a la Asamblea Nacional por el estado Táchira desde el 14 de agosto de 2000 hasta el 26 de julio de 2011.

La cambió el poder

Entre más se introdujo al mundo de los privilegiados, más se iba desdibujando aquella solidaria abogada de las clases humildes. El poder ejerció su macabra influencia sobre la otrora defensora de los derechos humanos y de las personas de más escasos recursos.

Por ello, sin ruborizarse, asegura, ante la Organización de Naciones Unidas, (ONU), que las garantías de Derechos Humanos, (DDHH), en materia penitenciaria, representan grandes logros y atenciones, afirmando que “hemos reducido el hacinamiento en las cárceles en Venezuela”.

Pero Iris va más allá. En alguna parte olvidó la importancia del respeto al ser humano. La solidaridad con el otro aunque no se comparta su ideología o su pensamiento. Sí, lo ha disfrazado tomándose fotos con los pranes y reclusos de las cárceles del país, aquellos para quienes salir en la foto, aunque se esté preso, es “de pinga” (un logro).

Pero al interior del ministerio, no hay dudas. Todo en las cárceles se paga. La comida, los traslados, incluso la estadía allí. Manejar el servicio de suministro de alimentos en los centros penitenciarios es un gran negocio. “Si no paga no come”.

La chica de cabello rebelde y escaso maquillaje pasó a ser la estrella de las fotos con los pranes. Ella cambió aquella revolución que tenía en su espacio propio, por un lugar en el poder, en el gabinete, en su amistad, antes con Cilia Flores, y ahora con Diosdado Cabello.

No le importa colocar a la familia en diversos cargos del Ministerio. Iris no se anda con detalles a la hora de aplicar sus caprichos. ¿La Ley? Que va, eso no es freno para ella. Ella es la Ley. Está convencida de eso y por ello se inventa planes como el Cayapa. A lo largo y ancho del país son innumerables los casos de personas que debían estar presos pero que “gracias a la Ministra” quedaron en libertad, aunque el delito cometido haya sido narcotráfico y aunque en la legislación venezolana esté prohibido aplicar beneficios a quienes cometan delitos como esos.

Ser amiga de Hugo Chávez, quien la llamaba “Fosforito”, fue la carta de presentación y de méritos que Iris presenta. Eso le permitió inventarse una modalidad, conjuntamente con el entonces director del Centro Penitenciario de Occidente (CPO) y con funcionarios del Ministerio, para liberar a pranes, incluso narcos y se los llevó a trabajar a la oficina ministerial.

Quizá en Iris hay un dejo de paternalismo, de aquel “pobrecito el pobre”, de la creencia ciega que se es delincuente porque se es pobre y porque no se tuvieron las oportunidades de los delincuentes de cuello blanco. No sé cuál es la diferencia entre unos y otros, pero para Iris parece estar muy clara.

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