Resilencia, característica incrustada en los venezolanos

Como todo y sus patologías, siempre me he sentido orgullosos de mi gentilicio. Pero de lo que los venezolanos están haciendo hoy es abismal, admirables, casi inverosímil. 

Han pasado 18 años. En 18 años el proyecto populista del chavismo se ha ido degradando cada vez con mayor intensidad. Son 18 años de un lenguaje soez, violento y divisionista. 18 años de entrega de la soberanía. 18 años del uso de la política como compra-venta del poder.  18 años de narcotráfico. 18 años cerrando medios de comunicación. 18 años eliminando la industria nacional. 18 años entregando el petróleo, las minas y los minerales. 18 años promoviendo la tasa de asesinatos violentos más alta del mundo. 18 años empobreciendo a la gente, debilitando la moneda, generando una espantosa inflación (de lejos, también, la más alta del planeta).

Hace 18 años que nos metimos en un callejón que cada vez es más oscuro. Hace 18 años que la oposición se transformó en resistencia. Que si ganaba era doblegada o su elección era repetida o su cargo vaciado. 

Hace 18 años que las minorías no importan. Hace 18 años que el venezolano que vive en el exterior es execrado. Y el joven que va a la escuela es execrado, y el conocimiento es execrado. Y los niños son abusados por el poder. 

Hace 18 años que las universidades son vejadas porque el pensamiento autónomo no debe existir, y mucho menos si es científico. Hace 18 años que los dirigentes de nuestro país decidieron llevarnos al peor de los oscurantismos.

Y hace 18 años que el venezolano marcha. Vota. Vuelve a marchar y vuelve a votar. Hace 18 años que el venezolano decidió no resignarse nunca. Hace 18 años que los venezolanos se van de sus fronteras y no dejan de pensar un día en su patria. Hace 18 años que el peor episodio de nuestra historia nos hace ver también cuánta gente preparada, honesta, trabajadora y amante de la venezolanidad, no está dispuesta a renunciar.

Lo que hemos visto en las calles del país todo en estos días es la muestra de que es ésta una gente invencible. No hay metralla, amenaza y silenciador que pueda con su capacidad de lucha. Aún en la necesidad, en el militarismo represor, en la enorme carestía que padece Venezuela, los venezolanos salen a dejar la piel por un país que no están dispuestos a que se lo arrebaten.

Han sido largos y tenebrosos cada uno de ellos. Presos políticos, más de 250 mil muertos por violencia, arrebatos patrimoniales, institucionales, y la completa y más ramplona patraña como forma de gobernar. Pero el venezolano no baja la cabeza.

Resiliencia. Explican los diccionarios. Una virtud que estaba latente en nuestro gentilicio.