Venezuela

A Leopoldo López Mendoza en su cumpleaños

El 29 de abril cumplió años mi amigo y hermano Leopoldo López. Nos conocimos en Cambridge, MA en 1995 en la Escuela de Gobierno de la Universidad de Harvard. Antes de conocernos ya nos unía la amistad de mi padre con su abuelo Eduardo Mendoza Goiticoa, y su padre Leopoldo López Gil, personas que contribuyeron a transformar un país y que nos legaron un ineludible mandato. Nos une como a muchos otros venezolanos, la pasión y la responsabilidad de hacer de Venezuela una nación libre y democrática, donde impere el respeto por la ley, la solidaridad social y el sueño de crear un país de oportunidades para todos los venezolanos.

Publicidad
JUAN BARRETO/AFP/Getty Images

Desde que nos conocimos, nos identificamos en la pasión por la política, entendida como una vocación de servicio, por el interés por conducir a nuestra sociedad hacia un camino de entendimiento social y político y hacer de la democracia el ideario ciudadano por excelencia.
Desde el 2008 he trabajado con él en diferentes proyectos políticos, pero desde inicios del 2016 lo he acompañado como uno de los tres abogados que lo asistimos en su defensa. Nos vemos varias veces a la semana en esta especial circunstancia, y si bien cuando lo visito nos referimos a los temas legales, son muchas las conversaciones que mantenemos sobre la realidad social y política venezolana, sobre economía, ideología, petróleo, agricultura y especialmente sobre historia de Venezuela y Latinoamérica.
Como nos lo dijo en su libro “Preso pero libre”, desde los primeros días de su encarcelamiento, Leopoldo emprendió gracias a la iniciativa de su hermana Diana la práctica del dibujo y además reforzó de forma metódica el hábito de la lectura y de la escritura, a pesar que sus carceleros se empeñan en sustraerle sus dibujos, escritos y censurar los textos que lee.
A principios de este año Leopoldo me contaba muy feliz haberle escrito un cuento a sus hijos Manuela y Leopoldo Santiago, me refería que su padre Leopoldo López Gil, les enseñó desde temprana edad a visualizar sus sueños y situaciones especiales, de eso se trataba el cuento que había escrito para sus hijos, ayudarlos a ver cómo se iba un año viejo y cómo llegaba uno nuevo lleno de esperanzas y proyectos de vida para sus hijos… pues al día siguiente cuando llegué a ver a Leopoldo, me relató cómo esa noche, estando solo y encerrado en su celda, llegó un grupo comando de las fuerzas de asalto militares, con fusiles y pistolas a requisar su celda, como si fueran al encuentro sorpresivo de un prófugo de la justicia armado y peligroso, la gran misión que cumplieron las fuerzas de asalto fue despojarlo de los cuentos que había escrito para sus hijos. Si bien recuerdo que ese día reflexionamos con indignación sobre el abuso y el acoso, su voluntad y espíritu se mantenía firme y por encima del atropello permanente.
Durante el período 2015 – 2016 Leopoldo cursó el Diplomado en Historia de Venezuela que dicta la Fundación Rómulo Betancourt; soy testigo de su dedicación y de su profundo interés en estos temas y de su sentido de responsabilidad en culminar los proyectos que se propone. Durante esa etapa conversamos sobre el planteamiento del profesor Germán Carrera Damas, referido al “tiempo histórico”; debatimos sobre las etapas históricas y políticas de Venezuela, donde Leopoldo como buen estudioso de la economía le da gran importancia a los acontecimientos económicos para marcar las etapas históricas de Venezuela, yo por mi parte le planteaba que los hitos políticos marcaron los cambios del tiempo histórico venezolano.
Uno de los proyectos al que más interés y trabajo dedicó Leopoldo, fue a la elaboración de su propuesta económica sobre el uso de nuestra riqueza petrolera y su impacto en el desarrollo social y económico de los venezolanos. Manejaba con mucha destreza lo aprendido sobre el tema al que le ha dedicado buena parte de sus lecturas; nos pidió cálculos, estadísticas, opiniones y revisiones de un interesante modelo financiero que desarrolló. No es este el espacio para abundar sobre el tema, pues más bien corresponde leer su trabajo que pronto tendremos.
Recuerdo el primer día que llegué a visitar a Leopoldo en Ramo Verde, ya se encontraba aislado en un edificio pues habían salido Ledezma, Ceballos, Scaranno y Luccese. Estaba con un pico y una pala abriendo espacio para sacar una palmera del jardín donde haría luego un huerto; era una especie de pequeño patio a la entrada del edificio anexo a la cárcel donde está privado de libertad. Meses más tarde, gracias al apoyo del concejal Manolo Blanco, Leopoldo había logrado cultivar un huerto con fresas, tomates, pimentón, ají, brócoli, lechugas, albahaca y otros cultivos. El huerto era el comentario de los militares de turno, algunos de ellos me decían… “es impresionante, todo lo que siembra se le da…”, en ocasiones llegaba alguna plaga de insectos y tomaba la medidas para erradicarlos. En este huerto Leopoldo me contó como le enseñó a sus hijos las texturas, los colores, los olores y el amor por la naturaleza, y con ilusión me comentaba lo que les había enseñado cada fin de semana y el amor infinito que tiene por ellos.
Leopoldo es una muestra de gran disciplina, que cuida su salud física y mental, con una gran capacidad de estudio, de fortaleza psicológica y espiritual, un hombre de fe y de gran responsabilidad aún en las condiciones más adversas, con visión política, capacidad de análisis y excelente memoria.
Leopoldo le asigna una gran importancia al crecimiento e institucionalización del partido Voluntad Popular, organización política que fundó junto a un grupo de venezolanos de diferentes generaciones, orígenes sociales y políticos, a partir del concepto de las redes populares, los movimientos sociales y un pensamiento político de profundo contenido social. Leopoldo tiene presente siempre en su agenda de trabajo la integración de nuevas fuerzas al partido, la formación política, la organización interna, el cumplimiento de las metas y el respeto a los derechos de todos los activistas del partido, y especialmente de la democracia interna que debe observarse dentro de la organización.
Leopoldo comenzó este año su segundo diplomado de historia política en la Fundación Rómulo Betancourt bajo la tutoría del Profesor Juan Carlos Rey. Junto a las conversaciones políticas propias del momento actual, hemos tenido nuevamente interesantes conversaciones sobre libros clásicos de la historia de Venezuela, entre ellos «Guzmán», de Ramón Díaz Sánchez, «Venezuela Política y Petróleo», de Rómulo Betancourt, «La Caída del Liberalismo Amarillo», de Ramón J. Velásquez, «Venezuela Moderna» de varios autores, «El Culto a Bolívar» y «Rómulo Histórico», de Germán Carrera Damas, «Bolívar» de Indalecio Liévano Aguirre y otros de nuestra historia.
Uno de los libros que más le gustó en 2016 fue «Postguerra», del escritor inglés Tony Judt, además de «El Espejo Enterrado», de Carlos Fuentes. En nuestra última conversación el 6 de abril me dijo con mucho entusiasmo haber recibido luego de semanas retenidos por la censura de la cárcel militar, un libro de historia de la economía y otro sobre la historia de la estrategia.
Son varios los proyectos editoriales en los que hemos trabajado. Actualmente estamos desarrollando, un grupo de ensayos sobre políticas públicas y temas de importancia nacional que están escribiendo los dirigentes de Voluntad Popular, temas como seguridad ciudadana, fronteras, fuerzas armadas, economía, petróleo, medio ambiente, ideología, política internacional, infraestructura, corrupción, federalismo y descentralización.
Leopoldo me decía en una de las reuniones: “…Gustavo cada uno debe escribir al menos 20 páginas, si no las escriben son unos politiqueros, no son políticos…”
En la última reunión que tuvimos, antes del aislamiento al que ha sido sometido hasta hoy, le comenté sobre un trabajo que estuve preparando con ocasión del aniversario de la ciudad de San Cristóbal. Le comenté sobre el episodio de los comuneros como un evento importante en la historia del Estado Táchira, mi sorpresa fue que de repente me dio una clase sobre el movimiento de los comuneros que durante el siglo XVIII aconteció en el Virreinato de Nueva Granada. Lo escuché con atención y lo invité a que reflexionara sobre cuál era el aprendizaje que había sacado de ese episodio.
Me dijo: “…primero, eso fracasó porque los líderes no fueron capaces de ponerse de acuerdo; segundo, eso fue un movimiento por la libertad…”. Al día siguiente me dijo: “…Gustavo, me quedé pensado sobre lo que hablamos ayer de los comuneros, y si bien la libertad está siempre presente, se trata del cambio, las sociedades siempre cambian, y lo importante es saber interpretar esos cambios para poder darles respuesta y conducción hacia nuevas etapas. No nos podemos quedar en el mismo sitio, debemos avanzar, pero tenemos que entender la historia para saber hacia dónde vamos, si no vamos a volver a cometer los mismos errores…”
Son muchos los episodios por relatar, pero en su cumpleaños, ya el cuarto en la cárcel, rendimos homenaje a su lucha que es la de todos nosotros, a su valentía y a la fuerza de sus convicciones morales y ciudadanas, que lo han llevado a asumir con entereza sacrificios personales en pro de la causa de la libertad, la democracia y la reivindicación social de las mayorías humildes de Venezuela.
Estoy seguro que hoy en medio de la adversidad, Leopoldo se crece y se fortalece en su espíritu de lucha. ¡Fuerza y Fe!]]>

Publicidad
Publicidad