Venezuela

Bailando con Míster Cisneros

En un artículo reciente me preguntaba ¿cuán lejos está el cambio político para Venezuela? Luego de leer varias versiones sobre el discurso y entrevista de Gustavo Cisneros en Miami, en días pasados, no me quedan dudas de que el cambio está cerca.

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Gustavo Cisneros, la despedida del patriarca
FOTO DAVID ADAME / AP

A Gustavo Cisneros se le pueden adjudicar muchos calificativos. Yo creo que él es de esas figuras pragmáticas del mundo de los negocios. No da puntada sin dedal, se diría coloquialmente. Si un hombre como él en público habla abiertamente del “poschavismo”, es que el cambio está cerca.
Míster Cisneros, como pasó a ser conocido desde mediados de los 90, cuando hizo la reconversión del grupo familiar. Demostró ya por aquellos años una capacidad de actuar guiado por su instinto para los negocios. Dejó de lado una serie de empresas cuyas marcas eran emblemáticas para la sociedad venezolana y que habían formado parte de su legado familiar. Cisneros se reinventó para concentrarse exclusivamente en lo mediático y transnacional, como lo indicamos en un artículo académico hace 20 años.
Debe decirse que ha tenido éxito. Hoy su fortuna personal se estima en cerca de 1.400 millones de dólares y gracias a eso, como confesó hace poco en Miami, su marca insignia, Venevisión, opera a pérdidas en el país sin que tal cosa parezca hacer mella en su bolsillo.
Cisneros hizo una jugada maestra en 2004, un asunto que en su momento le fue duramente cuestionado. Tras estar alentado las protestas contra Hugo Chávez entre 2002-2003, como buena parte del universo mediático de entonces, e incluso encabezando personalmente algunas movilizaciones de calle, Cisneros selló poco antes del referendo revocatorio de 2004 el acta de sobrevivencia de Venevisión.
Cisneros y Chávez, en una reunión mediada nada menos que por el ex presidente estadounidense Jimmy Carter. Gustavo, como le siguen llamando los gerentes de la vieja guardia en Venevisión, había ascendido a las grandes ligas. Supo interpretar el momento en aquel turbulento 2004: Habría chavismo para rato. En términos netamente pragmáticos: Venevisión sobrevivió y su gran rival de siempre, RCTV se la jugó en el antichavismo y perdió.
En la última década, Cisneros no sólo amasó una fortuna de envergadura, para ser parte del top de la revista Forbes entre los más ricos de América Latina, sino que construyó una imagen de filántropo y amante del arte moderno en Estados Unidos. No le conozco en persona, pero hace algunos años me encontré en Washington con un periodista que le escribió una biografía autorizada y éste me comentó la satisfacción de Míster Cisneros por ser un hombre que ha hecho su destino.
Debe decirse que no sólo el suyo, sino que también Cisneros –como en su momento Marcel Granier desde RCTV- tenían un peso determinante en la vida nacional. La marcha de Venevisión está asociada en muchos de quienes somos mayores de 30 años como la música previa a conocer quién era el próximo presidente de Venezuela.
Cisneros, como buen pragmático hombre de negocios, fue la tabla de salvación mediática en 1992 para que su amigo Carlos Andrés Pérez, como presidente constitucional pudiese dirigirse al país en medio del fallido golpe de Estado que había encabezado Hugo Chávez; y seis años después le facilitó su jet privado al Chávez candidato en la etapa final de la campaña presidencial, como éste mismo confesara en un agradecimiento a su “amigo”, Gustavo Cisneros en 1998.
Tras varios años sin hacer un pronunciamiento público sobre Venezuela, Míster Cisneros habló en la Universidad de Miami sobre el escenario de transición para el país, y para que no quedaran dudas le ofreció una inusual entrevista a la agencia EFE para ratificar su visión de lo que calificó “un modelo para la Venezuela poschavista”.
Cisneros ve un “baile” de tres países para encontrar salidas a la crisis de Venezuela: Estados Unidos, Cuba y Colombia. Y ubica al gobierno de Mauricio Macri, en Argentina, como un buen ejemplo para Venezuela después del chavismo. Macri, debe recordarse, proviene de la empresa privada y no es en sentido estricto un político de carrera.
Cisneros está, sin duda, dibujando la transición. Ya veremos cómo y con quién finalmente se baila.]]>

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