Venezuela

¿Para qué servirá a la oposición venezolana la consulta popular contra Maduro?

La oposición venezolana realizará el domingo un plebiscito simbólico para rechazar la Asamblea Constituyente convocada por el presidente Nicolás Maduro. ¿Para qué le servirá esta consulta? ¿Disuadirá al gobierno de instalar ese "suprapoder"?.

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Foto: MIGUEL GUTIERREZ | efe

¿Qué busca la oposición?
El plebiscito es presentado como un acto de «desobediencia civil» contra Maduro, a quien la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) desconoce invocando un artículo constitucional que consagra el derecho a rebelarse contra gobiernos autoritarios.
Aunque no es legalmente vinculante, la votación busca hacer palpable el rechazo a la Constituyente, que llega a 70% según la encuestadora Datanálisis.
Una alta afluencia en el plebiscito frente a una hipotética poca participación en la elección de los asambleístas, el 30 de julio, afectaría la «viabilidad y gobernabilidad de la Constituyente», señala el analista Benigno Alarcón.
«El gobierno va a estar en una situación muy complicada para seguir adelante con la elección», y, en todo caso, «será muy difícil implementar decisiones bajo ese esquema», añadió.
La oposición arrasó en las parlamentarias de 2015 -última elección en Venezuela-, con una diferencia de 2,1 millones de votos sobre el chavismo.
Según la MUD, con la consulta del domingo iniciará la fase decisiva para sacar del poder a Maduro, acosado por protestas que dejan 95 muertos desde el 1 de abril.
¿Detendrá la Constituyente?

El gobierno asegura que la Constituyente será un «suprapoder» con facultad para disolver el Parlamento, y traerá la paz y recuperación ante la grave crisis económica.
Pero analistas estiman que Maduro, con grandes dificultades para ganar elecciones, podrá usarla para «gobernar sin límites», aprovechando que la oposición no participará en la Constituyente por considerar fraudulento el método electoral.
La iniciativa ha sorteado protestas, críticas internacionales e impugnaciones ante el máximo tribunal, acusado de servir a Maduro.
El plebiscito «es simbólicamente importante, pero será muy difícil lograr su objetivo que es detener la Constituyente», opina Michael Shifter, presidente del centro de análisis Diálogo Interamericano, basado en Washington.
«El Parlamento puede tener razón y legitimidad, pero el poder real está concentrado en el Ejecutivo, incluyendo las cortes y la Fuerza Armada», añadió.
Para frenar la Constituyente haría falta una declaración de rechazo del alto mando militar, que ha jurado «lealtad incondicional» a Maduro.
«Si no ocurre eso, la Constituyente va, la van a elegir con la cantidad de votos que sea», estima el politólogo Luis Salamanca.
Pero Alarcón ve quiebres que pueden cambiar el rumbo tras la deserción de la fiscal general, Luisa Ortega, enfrentada a Maduro y la Constituyente tras años de línea oficialista, y el rechazo de exfuncionarios del fallecido expresidente Hugo Chávez (1999-2013), que avalan el plebiscito opositor.
«Esto se va a parecer a dos autobuses que van el uno contra el otro y los pasajeros van a tratar de convencer al chofer, o de quitarle el volante, para no chocar», ilustró.
¿Y si la Constituyente va?

Maduro fue elegido hasta enero de 2019, pero la oposición teme que la Constituyente pueda cambiar el sistema electoral para perpetuar al chavismo. Por ello, asegura que el plebiscito marcará la «hora cero» de su ofensiva final.
Aunque la MUD no ha dicho en qué consistirá esa batalla, los analistas vislumbran una escalada que podría traer más violencia o una huelga general en los días previos a la elección de asambleístas.
Si pese a ello la Constituyente se instala, «nadie la va a reconocer y va a tener que contar con la Fuerza Armada para imponer sus decisiones», advierte Alarcón.
El riesgo de frustración de las bases opositoras también está latente, como pasó en 2016: cuando la militancia protestaba porque el poder electoral frenó un referendo revocatorio contra Maduro.
Entonces, la MUD desactivó las manifestaciones para aceptar un diálogo con el gobierno que finalmente fracasó, y perdió entre 7 y 14 puntos de apoyo, según encuestas.
«Puede haber desencanto, pero la dirigencia debe estar lista para replantear la lucha porque el capítulo que se abre es muy duro», dijo Salamanca, quien opina que la oposición debió participar en la Constituyente.
«Hubiera sido preferible tratar de ganar una mayoría, aunque fuera precaria, y no dejarles el campo solo, que era lo que ellos querían», apuntó.]]>

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