Venezuela

El Golpe Constituyente

Venezuela vive en una situación de fuerza. Un cuerpo legislativo con una protuberante falla de origen, electo de forma por demás cuestionada, y con varias máculas en su gestión y procedimiento, la Asamblea Nacional Constituyente, emerge a la escena nacional pretendiendo poderes plenipotenciarios. Con el salvoconducto que supone su existencia impuesta, el chavismo descarga completo el peso de su dictadura.      

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Foto: Prensa Presidencial/Archivo

La Constituyente es una Asamblea producto de una débil realidad electoral y una legitimidad política inexistente. Su concreción ha sido, sobre todo, el resultado de una operación político-militar en la cual varios sectores conjurados de los poderes públicos, en contubernio con esclarecidos miembros de las Fuerzas Armadas, cerraron el ciclo de una compleja maniobra golpista de 15 meses de cocción. Con esta movida, en principio incruenta, el chavismo gobierna, e intenta relegitimarse pese a su impopularidad.
El chavismo se atrincheró sobre su control de las Fuerzas Armadas y presentó una compacta resistencia organizada durante el largo diluvio de estos tres meses. El tramo final de la crisis política lo desencadenó Maikel Moreno, presidente del TSJ, cuando emitió aquellas famosas sentencias para usurpar las funciones del Legislativo. Desató un proceso represivo gangsteril y desplegó un agresivo proceso propagandístico, destinado a deshumanizar las demandas opositoras. La Guardia Nacional y la Policía Nacional Bolivariana, junto a sus variantes paramilitares, destrozaron zonas residenciales, saquearon propiedades ajenas y asaltaron y asesinaron a decenas de manifestantes desarmados.
Los mandos opositores ensayaron todas las modalidades posibles de movilización y convocatoria. Todas presentaban beneficios y costos. Fueron masivamente acatadas en sus variantes.  Se hicieron decenas de movilizaciones multitudinarias.  Durante muchas ocasiones se produjeron enfrentamientos y protestas violentas barriadas, de noche, incluso sin convocatoria previa.
El presidente más impopular, más discutido, con menos autoridad política y atributos personales que ha tenido Venezuela en muchas décadas, Nicolás Maduro, logró lanzar a la calle un confuso rebufo para pagarse y darse el vuelto, convocando un proceso Constituyente que jamás fue consultado a nadie, con bases comiciales engañosas y una metódica electoral tan estrafalaria y mal hecha, que ha generado el desconcierto de toda la comunidad internacional.  

La Constituyente cierra, como decíamos, la maniobra golpista iniciada por el chavismo en diciembre de 2015 con el nombramiento de los “magistrados-express”. Ha podido salirse con la suya gracias al contubernio con sectores del Alto Mando Militar, quienes en todo momento han prestado soporte a sus propósitos, para asaltar la Asamblea Nacional, para disparar a matar, para reprimir y apresar Magistrados, Diputados y Fiscales electos bajo el paraguas constitucional.  Para que en Venezuela se vote, pero no se elija.
Es cierto que la MUD presenta debilidades estratégicas crónicas. Parece más cierto que en el país no existen instituciones sobre las cuales desarrollar estrategias, esperando que estas tengan un impacto en el marco de una sociedad de masas. La MUD no sabe como hablar el idioma de la fuerza. Las Fuerzas Armadas, de momento, han decidido traicionar a los venezolanos.]]>

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