Venezuela

"La Virgen del Valle me devolvió la vida"

Miles de fieles de todo el país peregrinaron hasta la población de El Valle del Espíritu Santo, para cantarle el cumpleaños a la patrona de Margarita. El obispo de esa diócesis, monseñor Fernando Castro Aguayo, pidió a la Virgen, durante la Misa Estacional, que ayudara a los venezolanos a cultivar la caridad, la paciencia y la comprensión; para así alejarlos de todo lo que sea oscuro y mediocre.

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TEXTO: DALILA ITRIAGO FOTOGRAFÍA: SEBASTIÁN GUIDO | EL ESTÍMULO

La mayoría de las casas ubicadas en la vía hacia El Valle del Espíritu Santo mostraron figuras de vírgenes en sus puertas. Las había vestidas de blanco, cual novias. Algunas estaban de rosa y bordados de oro. Otras tenían un techo surcado de palmeras y matas de plátano. Y no faltó las levantadas sobre conchas marinas, los fieles que se acercaron para venerar y cantarle el cumpleaños a la Virgen pudieron detenerse a observar los detalles colocados a la entrada de las viviendas del camino, pues este viernes 8 de septiembre los encargados de la organización de la fiesta religiosa cerraron El Paso de vehículos desde el estadio de Los Bravos de El Valle hasta el templo.
Fueron miles los que subían o bajaban la avenida del trayecto. Gran parte de ellos iban en grupos o familiones venidos de lejos. Había quienes pagaban promesas sobre muletas o sentados sobre sillas de ruedas; y también abundaron los bebés, quienes cargados o dentro de sus coches, saludaron a la patrona de la Armada venezolana.
Vanessa Aristimuño es una de esas devotas que asegura le debe la vida a la Virgen. Hace 20 años, cuando apenas tenía 14 de edad, sufrió un accidente de tránsito que la hizo volar por los aires luego de quebrar el vidrio del parabrisas.
Su mamá, Mercedes Regueira, recuerda que para aquél entonces ningún médico le ofrecía esperanzas de vida: «Tenía fisura en los pulmones, coágulo cerebral, costillas rotas y fractura de pelvis. De hecho, me dijeron que si se salvaba no caminaría y estaría un año sin reconocer a nadie. Apenas abrió los ojos, me llamó».
Mercedes se emociona, incluso más que la hija, al recordar el milagro de la Virgen. Asegura que desde el primer día, de los once que pasó en terapia intensiva, le rogó a la patrona de Margarita y guardiana de los pescadores que salvara a su hija y en compensación ambas regresarían a visitarla cada 8 de septiembre: «Cuando ella abrió los ojos, al mismo tiempo mi hermana Pilar comprobó cómo todo su cuarto se iluminó, cuando apenas había una velita allí adentro».
Vanessa asegura que vio en sueños cómo la enterraban y cómo la Virgen la sacaba de las profundidades de la tierra. Considera que su deuda es eterna: «Tengo mucha fe. La Virgen me devolvió la vida. Por eso, hasta que Dios me lo permita y tenga salud vendré a la peregrinación con toda mi familia».
Jesús Méndez también lleva años visitando a la Virgen del Valle. Es un diseñador y artista plástico que trabaja junto a José Gregorio Valencia. Desde hace 11 años viaja desde Río Caribe, Sucre, para participar en el proceso de restauración del retablo de «Vallita», cómo es llamada cariñosamente por la feligresía.
«Las personas encargadas de preservar la imagen de la Virgen querían un retablo. Nosotros nos atrevimos a hacer una propuesta. Diseñamos un juego de cinco páneles de madera y sobre esa superficie pintamos en óleo lo que consideramos son los cinco momentos más importantes de la madre de Dios: Anunciación, Nacimiento, Asunción, Pentecostés y coronación como reina y madre de todo lo creado.
Méndez viaja al menos dos veces al año a Margarita para cumplir con la subida y el resguardo del retablo de la Virgen. No cobra medio por ello. Comenta que hace 11 años su papá y su abuela murieron en un accidente de tránsito y la única que sobrevivió fue su madre.
Con al menos 47 fracturas en todo el cuerpo, él le rogó a la Virgen que la salvara. Ahora la llama la mujer cibernética y reitera que hasta que la Virgen se lo permita y él tenga vida, regresará a la isla para participar de sus fiestas.
Misa, ventas y empanadas

Mientras decenas de fieles se reunían en la placita frente a la salida del templo para escuchar la Misa Estacional oficiada por Monseñor Fernando Castro Aguayo, otros desayunaban en la Feria de las Empanadas y muchos más hacían cola para comprar recuerditos de la celebración mariana.
Durante la celebración eucarística el obispo recordó que la imagen de la Virgen llegó en el año 1510 a Nueva Cádiz, Cubagua, cuando se registraba la explotación de perlas en esa isla. Veinte años después, en 1530, la Virgen llegó a la población de El Valle, desde donde entonces se le venera.
Monseñor pidió a la Virgen que ayudará a los venezolanos a cultivar la caridad, la paciencia y la comprensión; para así alejarlos de todo lo que sea oscuro y mediocre
«Aléjanos del mal de la corrupción, el facilismo, las prebendas y la infidelidad, y permite que convivamos juntos. Nos respetamos y construyamos la familia en armonía, paz y justicia. Sobre todo en el amor paciente. En la familia se debe vivir este amor, para evitar la discordia y la confrontación. Mira a tu pueblo necesitado que sufre y está débil, pero que es fuerte para rectificar y emprender a partir de las difíciles circunstancias. Danos tu amor paciente y generoso».
Luego del discurso del prelado y de la participación de una coral y de músicos sinfónicos, los presentes le cantaron cumpleaños a la patrona de Margarita, en un acto cálido y cariñoso que aproximó y humanizó la imagen venerada a un nivel afectuoso y familiar.]]>

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