Venezuela

Habla "La Resistencia": Esto todavía no ha terminado

Desde las protestas ocurridas en 2017 en Venezuela, especialmente en Caracas, un grupo de jóvenes formó el movimiento conocido como “la resistencia”. Su constante reseña en medios y redes sociales los catapultó, al punto de ser nombrados "héroes" de la libertad . Hoy, pese a perder protagonismo por “el enfriamiento de las calles”, afirman que la batalla no ha terminado y que todavía falta mucha tela por cortar.

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Con el rostro tapado y siempre en primera fila, «La Resistencia» encontró legitimación en simpatizantes opositores y ante las cámaras del mundo. Hoy, con un panorama diferente, los jóvenes aseguran que fueron las acciones de la Mesa de la Unidad Democrática las que no condujeron a ningún cambio en Venezuela.
“El enfriamiento de las calles surgió por las decisiones de la MUD. Pienso que la sociedad civil no se debería y realmente no se quiere plegar a los lineamientos de la MUD, ya que hay mucho descontento”, expresa Andrés Díaz, de 27 años.
Andrés forma parte del movimiento Neomar Lander, que fue uno de los caídos en las protestas en 2017 y que representa al grupo de jóvenes que hoy no quieren dejar las calles, especialmente por la cantidad de muertes que sufrieron. “Los dirigentes políticos de la oposición debieron hablar claro desde el principio al pueblo y así no hubiesen tantos muertos hasta el día de hoy”, aseguró.
Luego de que la MUD aceptara las elecciones regionales, «La Resistencia» dio formalmente la espalda a la coalición, alegando que cualquier elección que llevara a cabo el Consejo Nacional Electoral (CNE) sería fraudulenta, a propósito de los resultados obtenidos en la Asamblea Nacional Constituyente, el pasado 30 de julio.
“Mienten con los 8 millones de personas que votaron, así que no entiendo cómo vamos a creer en unas regionales. Además, todos los poderes están con el gobierno”, afirma Diana Cuellas, que además fue víctima de abusos policiales en su detención. “Tuve una muy mala experiencia en Altamira. Estaba con mis compañeros y nos detuvieron. Nos llevaron a La Carlota y apenas llegué, los efectivos de seguridad me decían que me iban a violar y me metían mano sobre la ropa, pero igual fue un trauma, además me amenazaban con que tenían mucho tiempo sin tener sexo”, recordó la estudiante de 18 años. Ella fue una de los más de 5.000 detenidos durante las manifestaciones, de acuerdo a cifras del Foro Penal Venezolano.
Pese a resistir frente a los cuerpos de seguridad que la amenazaron psicológicamente, Diana dice que “vienen muchas cosas para el año que viene y te puedo asegurar que esto no se para, estamos en break, pero esto no se acaba hasta que ellos salgan de aquí».
Oscar Millán, alias “el ruso”, asegura que “viene una tercera oportunidad para no perder el país”. Dentro de las quejas que exhibe el muchacho de 23 años es que “el país más hermoso no puede estar bajo el yugo de un gobierno con una caja CLAP”.
Así como el resto de sus compañeros, “el ruso” cree que “los venezolanos dejaron de protestar por culpa de la MUD, porque le faltaron bolas, las que nosotros, los muchachos, tuvimos por la lucha nacional”. Afirma además que “la MUD no es la representación del pueblo y aceptar la trampa de las regionales demuestra que gobierno negocia con gobierno”.
Los paradigmas de «La Resistencia»

Volvieron a sus “vidas normales” pero planifican en su tiempo libre nuevas formas de protestas en conjunto con otras organizaciones. Muchos de ellos estuvieron presentes en la convocatoria realizada el pasado 30 de agosto por Dale Letra, en tributo a los caídos por la violencia, resaltando entre el resto de los convocados por sus máscaras antigases y otros accesorios característicos.
Todos provienen de familias y localidades distintas, sin embargo encausan su lucha por la misma misión: “recuperar a Venezuela”. Algunos son estudiantes, muchos tienen padre y madre, techo y comida. Otros, como Richard Sánchez, de 18 años, viven en las calles porque sus padres no comparten el mismo polo político. “Tuve que irme de mi casa porque mis padres son chavistas y yo de ‘La Resistencia’”, cuenta tímido el joven, que para la fecha tiene por lo menos cinco meses en situación de calle.
La historia de Richard refleja la incertidumbre que padecen muchos jóvenes de la Venezuela de hoy, y aunque no comparte las mismas experiencias con todos los de su grupo, dice que desde que los vio en Altamira “guerreando frente a los guardias” se considera de resistencia. “De todas formas, nosotros los de la calle, somos los que más rudo lo tenemos. Vemos Sebin, CICPC, Guardia Nacional, policías en las noches, que es cuando más feo se pone. Nos han sometido mucho”, asegura el joven.
Ahora que las protestas se enfriaron, Sánchez solo quiere “un trabajo estable y salir adelante”, sin embargo cree que en cualquier momento va a tener que salir de nuevo a las calles: “este enfriamiento es una pausa, es un tiempo para relajarse. Pero esto no es ni la cuarta parte de lo que va a pasar”. 
El «héroe» de abril, mayo, junio y julio ahora no tiene dónde dormir ni qué comer. “Yo no estaba en ‘La Resistencia’ por el dinero o la comida, sino porque de verdad me gustaba de corazón, por la lucha. Pero antes al menos nos apoyaban y de pronto me daban para un hotel. Ahora no”.
Virginia Briceño es huérfana de madre y nunca conoció a su padre. Actualmente vive con su tío, quien no está de acuerdo con que ella sea de resistencia “no porque sea chavista ni nada, sino porque cree que no es necesario”. Habla con mucha seguridad en contra de las decisiones de la MUD: “creo que vamos a ser la piedrita en el zapato de la MUD. Porque nosotros nos arriesgamos y ellos parece que solo cobran un negocio, más nada”.
Para la joven, “las muertes no quedarán en vano”, por eso quieren recuperar la protesta de otras formas, porque sienten que no los tomaron en serio lo suficiente. Al final las elecciones regionales van y «La Resistencia» no tiene a qué resistirse.

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