El representante del diálogo por parte del Gobierno, Jorge Rodríguez, anunció el pasado viernes 15 que la agenda de negociación del oficialismo contempla una opción que la oposición no está dispuesta a aceptar: el reconocimiento nacional e internacional de la “plenipotenciaria Asamblea Nacional Constituyente”.
Pero en las últimas horas, Maduro recalcó que el reconocimiento de su constituyente es una condición «sine qua non» (imprescindible, sin la cual no es posible más nada). Argumentó que se trata de un poder electo por ocho millones de venezolanos (cifra discutible hasta por los propios chavistas de a pie).
Si se tratase de la negociación de un armisticio entre dos naciones, ya Maduro arranca pretendiendo todos los territorios, riquezas, poderes y fronteras del país con el que se supone debe negociar una paz duradera.
«Maduro arranca haciendo la demanda más alta, a ver qué le dan» desestimó una fuente vinculada a este proceso.
La oposición se niega a reconocer a la Asamblea Nacional Constituyente, conformada exclusivamente por chavistas, y electa sin cumplir con los procesos que exige la constitución vigente. El organismo que responde directamente a Maduro y es controlado por la cúpula del Partido Socialista en el poder. Se abroga poderes absolutistas.
«Eso sería negociar con una parte que exhibe un arma definitiva sobre la mesa. Para la oposición aceptar eso no sería ni siquiera un juego de suma cero, sino que se arrancaría perdiéndolo todo», dijo una fuente vinculada a la MUD.
Si reconoce la demanda inicial de Maduro, la MUD se arriesga a suicidarse políticamente: dentro de Venezuela perdería el debilitado apoyo popular que le queda; y en el plano internacional haría un inmenso ridículo ante los gobiernos democráticos y las instituciones como la Unión Europea que le han dado un pleno respaldo a su cruzada y se han resteado contra la ilegítima ANC.
Por su parte, Gerardo Blyde, alcalde del municipio Baruta, apuntó que no se siente “optimista” en cuanto al diálogo. “Hay una Constituyente que además de todos sus problemas de origen, le están dando competencias ejecutivas que no tienen y sabemos que ahí no se van a solucionar los problemas que todos los venezolanos tenemos”, dijo este domingo en una entrevista por Televen.
María Corina Machado, dirigente del partido político Vente Venezuela, se mostró renuente ante la condición del Gobierno. “La sociedad venezolano no va a reconocer la fraudulenta constituyente, negocien lo que negocien ustedes”, publicó en su cuenta de Twitter.
Los opositores también exige elecciones presidenciales transparentes y democráticas con observación internacional; garantías para los candidatos electos; liberación de los presos políticos; restitución de la Asamblea Nacional; y ayuda humanitaria.
Desde el principio, la opción de retomar el camino de un acuerdo entre gobierno y oposición lució empedrado.
Francia hizo el anuncio inicial el pasado 12 de septiembre: el diálogo entre la oposición el Gobierno venezolano se reanudaba en República Dominicana, aseguró Jean-Yves Le Drian, ministerio de Relaciones Exteriores de Francia. El influyente socio de la Unión Europea advirtió posibles sanciones del bloque comunitario si el gobierno no participaba.
Maduro aceptó la oferta de la cancillería francesa, promovida a su vez por el expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero y el presidente dominicano Danilo Medina. En cadena nacional de radio y televisión, el heredero de Hugo Chávez afirmó que siempre sería “promotor del diálogo” y que la delegación del oficialismo estaría encabezada por el alcalde de Caracas, Jorge Rodríguez, uno de los chavistas más radicales, ácido crítico de todo lo que se oposición.
La Mesa de la Unidad Democrática, por su parte, negó el reinicio del diálogo con el Gobierno. “La invitación del presidente Danilo Medina no representa el inicio de un diálogo formal con el Gobierno. El tiempo de gestos simbólicos se ha terminado. Para entrar en una negociación seria exigimos acciones inmediatas que demuestren verdadera disposición a resolver los problemas nacionales y no para ganar tiempo”, rezaba el comunicado.
Sin embargo, aceptaron encuentros con el chavismo para estudiar la posibilidad de un diálogo. Como representantes de la oposición para las “reuniones exploratorias”, estarían Luis Florido, Timoteo Zambrano, Julio Borges, y el desteñido dirigente zuliano Manuel Rosales.
Juego trancado
Luis Florido, diputado del Parlamento, señaló que la ANC es “fraudulenta” y “que no la reconoce ningún país del mundo”. En rueda de prensa el pasado 16 de septiembre resaltó que «no ha arrancado ningún diálogo» con el chavismo.
«Estos encuentros son encuentros exploratorios. La exploración no es proceso de diálogo ni de negociación”, dijo Florido. Además explicó que la oposición no iniciará diálogo alguno hasta tanto el Gobierno dé las condiciones, garantías y una “agenda seria”.
¿Próximos pasos? Sin garantías no hay avances: Nuevo CNE, libertad de presos políticos, respeto a la Asamblea Nacional (el parlamento electo a finales de 2015) y a la Constitución vigente desde 1999, atención a la dura crisis humanitaria pic.twitter.com/rQcP6gyvHL
Las condiciones para el presidente de la Asamblea Nacional, Julio Borges, no dejan espacio para la discusión. “No habrá negociación si Maduro no entiende que queremos un país de progreso y futuro. No perdamos el objetivo: queremos cambio de gobierno y elecciones libres”, publicó en red social.
Decenas de países influyentes en el mundo han rechazado la Constituyente, han resaltado su ilegitimidad e insistido en la necesidad de devolver el orden constitucional al país, por lo que el reconocimiento de la propuesta chavista luce poco probable. Sin embargo, de darse la aceptación, el carácter «plenipotenciario» que pretende abrogarse la ANC supondría el riesgo de que en el futuro e desconozca cualquier acuerdo incómodo para el gobierno que se logre en la mesa de diálogo.
En ese caso la última palabra la tendría Maduro, a través de su fiel escudera, Delcy Rodríguez, desde una constituyente erigida como una junta de gobierno con 500 actores de reparto.
Las agendas entre los bandos se contradicen, dejando a un lado la posibilidad de una negociación con resultados concretos. José Ignacio Hernández, abogado constitucionalista, explicó que la posición de la Unidad de restablecer la Constitución es imposible mientras exista la ANC. “O el Gobierno cede en eso o no hay acuerdo. Su existencia es incompatible con la democracia”, expresó Hernández.
El próximo encuentro en Gobierno y oposición será el 27 de septiembre en República Dominicana, conformado por una comisión de seguimiento de seis países latinoamericanos. México, Paraguay, Chile, Bolivia y Nicaragua, para fungir de facilitadores en busca de salidas democráticas, que eviten que la crisis en Venezuela lleve más sangre al río.]]>