El problema inició en noviembre de 2017, informó Maritza Ruíz, habitante de la zona. Vive a unas 10 casas del vertedero improvisado en el sector San Juan, aledaño a donde se divisa la gran pila de desechos. Es una de las que más ha trabajado para la solución de este problema. «Antes de noviembre el Supra (servicio de basura de la Alcaldía Libertador) venía cada tres días, pero ahora ni eso». Ahí llevan exactamente un año sin recoger los desperdicios.
La mujer estimó que la montaña de desechos tenía una longitud de 80 metros, cuatro de altura y cinco de ancho, mientras que en el suelo se observa un largo chorro de fluidos que corren por las calles.
Al mediodía de este viernes, un tractor hizo su aparición en la angosta calle para quitar la enorme pila. Los vecinos, curiosos, afirmaron haber retirado una buena cantidad. Sin embargo, el problema no es sólo del sector La Cruz. Ruíz detalló que en esa zona hay una división fronteriza con otros barrios: Bicentenario, El Cardón y Las Delicias. Todos presentan el mismo problema.
El más importante es el de la salubridad y la paralización de las actividades escolares. En la unidad educativa funcionan dos planteles: el preescolar Simón Bolívar y la escuela 17 de Diciembre. Aunque se ve a varios adolescentes y niños con sus uniformes transitando la zona, ninguno pertenece a los planteles. En el edificio azul se cuelan los hedores y las moscas ocupan los puestos en donde los menores deberían ir sentados.
Al respecto, Ruíz comentó que en sus 43 años como habitante de Carapita jamás vio tal estado de abandono, mientras que durante sus 30 años al servicio de la comunidad, nunca nadie tocó tantas puertas para encontrar ayuda, pero este 19 de enero los camiones acudieron al lugar tras sus constantes visitas al SupraCaracas de La Yaguara.
Al otro lado del muro, en donde reposa la basura, hay más viviendas en precarias condiciones. Las casas hechas con ladrillos y zinc conservan la fetidez, mientras los niños en el interior son los más vulnerables. Sufren de sarna, vómitos, diarrea y afecciones respiratorias. Lo peor es que para conseguir un medicamento se necesita de una búsqueda incesante que muchas veces no da frutos.
En las escaleras que brindan acceso al plantel hay un hombre que observa cómo el tractor remueve la montaña de bolsas. Es Rafael Hernández, supervisor de SupraCaracas. Aseguró que la ausencia de personal en los barrios era por la falta de repuestos para reparar los dos camiones aplanadores con los que cubrían la zona. Ahora tienen nueve camiones de volteo pequeños y una retroexcavadora. Para el momento han subido 13 veces hasta La Cruz. Calcula que con otros cuatro viajes terminen de sanear el lugar.
«Con dos camiones es suficiente» reafirmó el supervisor, quien tiene esperanzas de terminar temprano para continuar las actividades en el sector Las Delicias, en donde minutos antes, dos cuadrilleros pasaron por la zona con el rostro cubierto por sus chaquetas para evitar respirar el desagradable olor. Se dirigían a sus hogares a almorzar. Debido a la cercanía al vertedero, en Carapita toca comer con la basura de huésped, mientras los niños se enferman por distintos virus y la ignorancia crece con cada semana de inactividad escolar.