Venezuela

La seña del mudo

Leo en la página de ASL, American Sign Language, que los sordos fueron considerados “sub-humanos” desde el principio de los tiempos hasta más o menos el año 1500 de la era común. ¿La razón? Aristóteles decía que la única manera de enseñar –y por lo tanto de aprender- era a través del lenguaje hablado.

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Y a pesar de que los primeros hombres seguramente se comunicaron usando lenguaje de señas, esa creencia fue la que prevaleció a través de los siglos hasta que Gerónimo Cardano, un matemático, físico, médico y astrólogo italiano (1501-1576) demostró que los sordos pueden aprender a través del lenguaje escrito, pues él mismo tenía un hijo sordo a quien enseñó a comunicarse. Primera brecha rota para quienes no podían escuchar, a la vez que echó por tierra la afirmación del gran filósofo griego.

Al tiempo que Cardano trabajaba con su hijo en Italia, en España el monje Pedro Ponce de León obtenía éxito enseñando a niños sordos, método que continuó Fray Juan Pablo de Bonet, quien desarrolló el suyo propio usando al mismo tiempo la escritura, la lectura y la lectura de los labios, así como su alfabeto manual para educar a los sordos. Ese sistema de alfabeto manual fue el primero reconocido en la historia de la sordera. Las formas de las manos en este alfabeto corresponden a diferentes sonidos del habla.

Pero transcurrieron doscientos años más antes de que se organizara formalmente la educación de los sordos. En 1771 el abate católico Charles Michel de L´Epee funda el primer instituto dedicado a educar a los carentes de audición. El abate L´Epee es una de las personas más importantes de la historia del lenguaje de señas.

Tal vez la persona sorda más famosa es Helen Keller, quien además era ciega. Otra sordociega antes de ella, Laura Bridgman, también fue entrenada en el lenguaje de señas y logró comunicarse con fluidez. Charles Dickens la menciona en sus escritos y comenta de su relación profesional con Anne Sullivan, la maestra de Keller. Sin embargo, fue Helen Keller la primera sordociega en graduarse, y en graduarse con honores. Ella demostró que los sordociegos y los sordos pueden aprender todo.

Refiero esta conmovedora historia como preámbulo para comentar la “sorpresita” de Nicolás Maduro y su combito del domingo pasado. Insólito, por decir lo menos, que unas personas que insultan, amenazan, ofenden, imprecan, denuestan y otros tantos verbos similares cuando utilizan el lenguaje oral, sorprendan con “tanto amor y paz” expresado en lenguaje de señas.

¿Es amor y paz acaso el dejar que los enfermos crónicos mueran de mengua? ¿Es amor y paz que cada día haya más personas –no sólo indigentes- registrando las basuras de restaurantes, edificios y casas de sectores de clase media? ¿Es amor y paz haber destrozado el aparato productivo del país? ¿Es amor y paz la rampante corrupción de muchos de los enchufados al régimen? ¿Es amor y paz la cantidad de niños muertos por desnutrición de un régimen que se jacta de “que ahora el pueblo venezolano sí come proteínas” (Elías Jaua dixit)? ¿Es amor y paz haber vuelto leña a PDVSA? ¿Por ese amor y esa paz se marchan del país cientos de miles de jóvenes y no tan jóvenes todos los meses? ¿Es por amor o por paz que Iris Varela dice “que no vuelvan”?…

Una chica sorda sacó un video maravilloso en respuesta al de Maduro: en lenguaje de señas le dice “Maduro, dando una respuesta a tu mensaje de paz hacia el pueblo de Venezuela, la comunidad sorda quiere decirte que estamos cansados de mentiras, de tanta represión, de tanta hambre, de niños muertos en los hospitales. Por favor ya termina, ya acaba con esta mentira, con esta represión. Ya estamos cansados. Tenemos una sola seña para ti…” ¡y termina haciendo frente a la cámara la seña del mudo!

Estoy segura de que esa joven con su lenguaje de señas expresó lo que la mayoría de los venezolanos –no sólo la comunidad sorda- quiso responderle a Maduro ante esta nueva burla.

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