Alejandro Cañizales por siempre en los cielos de Caracas
"Alejandro está en donde más le gustaba estar, en los cielos" Decía Jonathan Quantip, paramédico y amigo del fallecido periodista quien se quitó la vida el pasado viernes en la mañana.
"Alejandro está en donde más le gustaba estar, en los cielos" Decía Jonathan Quantip, paramédico y amigo del fallecido periodista quien se quitó la vida el pasado viernes en la mañana.
Cañizales fue velado en al Cementerio del Este en compañía de sus hermanos, amigos y compañeros de trabajo, quienes lloraron la perdida del comunicador que se hizo famoso por surcar los cielos de Caracas y entregar los reportes más fidedignos del transito de la ciudad capital, caracterizada por la congestión y el bullicio.
Quantip llevaba más de cinco años conociendo a Cañizales. «Era un grande, un maestro, alguien lleno de luz». Muchas fueron las experiencias y anécdotas que compartieron juntos, además que fue él quien le permitió volar en solitario y concederle la oportunidad de reportar desde los cielos la situación del tránsito, algo que el fallecido hacía muy bien y por lo que obtuvo fama.
El paramédico recuerda que su amigo era un ídolo en la ciudad y que al conocerlo cayó en cuenta de lo importante de mantener a la gente informada con claridad y no con suposiciones «Era una gran responsabilidad. El transito no se puede alterar, siempre habrá alguien que se encargue de mostrar que lo que tú dices es verdad o mentira».
«Compartíamos en el hangar en la Carlota, en tantos lados» Para Quantip, fue inolvidable el matrimonio de su compañero porque en vez de un vals pusieron un rock de AC-DC, algo que rompía con la tradición y marcaba nuevamente la personalidad del fallecido.
Para Jonathan, Alejandro le enseñó a amar la ciudad. «No fue algo con lo que nací, él nos los inculcó, por eso fue un maestro y un amigo».
Cuando Jonathan cambió de trabajo se distanciaron un poco, ahora lamenta que así fuese, pero hace un tiempo lo vió en El Hatillo, en un camión de comida que el había montado y que le hizo pensar que era el primer comunicador que buscaba una manera diferente de ganar dinero.
La noticia la recibió en la radio, mientras trabajaba y aunque sacó su programa adelante, en la tarde se tomó un descanso, para pensar en lo ocurrido con su compañero.
-Amor eterno-
Rebeca León, era la novia de Cañizales. Durante un año y tres meses, hasta lo ocurrido. No quiere contar lo que vivió cuando se enteró de lo ocurrido «Es algo muy privado». Llora a ratos, luce solida y serena porque afirma que así es como Alejandro la hubiese querido ver.
Se conocieron en una excursión a el pico Naiguata, en El Ávila y fue ahí a donde volvieron tres meses antes, a recordar y a inmortalizar su feliz año de relación, lleno de cosas posittivas.
León coincide con Quantip, en que era una persona llena de luz, que desbordaba sencillez, amor e igualdad. En su mirada se ve que a pesar de su ausencia, el amor sigue ahí en sus vidriosos ojos. Viste una chaleco de vestir y un dije que pertenecieron a su pareja. «Es una forma de llevarlo conmigo», dice acariciando el accesorio.
A pesar de haber compartido poco tiempo y que Cañizales le doblara la edad, sus objetivos eran los mismos «Solamente no pensé que él lo haría desde ese plano y yo desde este», comentó la doliente desde el Cemeneterio del Este para El Estímulo.
El rock los unió y M83 en particular, la banda favorita de Alejandro. Ahora cada vez que escuche la canción «Midnight City» recordará al que considera su ángel.
El dia anterior a la muerte del locutor de Traffic Center, salieron a comer, compartieron y todo parecía normal. Era un hombre muy familiar y casero quien hacía 10 meses atrás había quedado huérfano, padre y madre murieron en épocas muy cercanas.
«La gente pregunta que si no me daba cuenta de lo ocurrido. Yo sabía que el tenía problemas de ansiedad y depresión pero nunca pensé que haría eso», confesó.
A pesar de lo ocurrido la joven de 25 años, no juzga las acciones de su pareja «El no quería estar aquí. Habían demasiados problema. Él sólo quería ser feliz, era inocente y bueno».
A las 3:00 p.m. los amigos y familiares llevaron la urna hasta la carroza fúnebre, la sala velatoria número 6 quedaba vacía y hacían un corto trayecto hasta una de las colinas del cementerio, en donde tras 30 minutos de llantos, palabras de despedida y oraciones a las 3:33 p.m. Sus amigos aprovecharon a manera de ritual de bañar el féretro con dos cervezas negras, la favorita de Cañizales. Los tres amigos la vaciaban con un llanto desconsolador, para luego arrojar sobre la fría madera todas las coronas de flores, así como también los restos de sus padres y abuelos con quienes descansará por el resto de la eternidad.
A su vez mientras aquello ocurría un helicóptero pasaba por la zona por pura casualidad todos miraron al cielo y dijeron «Es Alejandro».]]>