Alrededor de tres cuadras de gente vitoreaban a Falcón, que llegó en una camioneta Toyota Tundra alzando los brazos. Una imagen típica de candidato presidencial.
De los tres actos que tuvo en la entidad, éste fue el más nutrido, debido a que se trataba de su última aparición como candidato. Lo esperaba una tarima a la que subió luego de saltar varias veces sobre la camioneta, mientras era «bañado» con billetes de cien dólares falsos con su nombre.
Una vez en el lugar para llevar a cabo el mitin y luego de beber un sorbo de una botella de Cocuy (licor que se extrae de la penca del Agave) que le ofrecieron sus seguidores, Falcón se dirigió a la prensa.
Seis minutos, diecinueve segundos fue el tiempo que le dedicó a los medios. «Yo voy a ser el nuevo presidente», reiteraba un Falcón exaltado.
Su discurso hacia quienes fueron sus compañeros en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) fue menos conciliador al decir que quienes convocaron a la abstención salieron «derrotados».
Incluso, su respuesta a la petición de Villca Fernández, preso en el Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin), quien lo exhortó a renunciar fue: «olvídense de renuncia. Aquí los que tienen que renunciar son los que han llamado a la nada». Sin embargo, aseguró que «su» gobierno será «democratico» porque no tendrá presos políticos.
Aprovechó para condenar lo ocurrido en el Sebin y calificarlo de un «acto criminal».
Y así, enfiló sus baterías nuevamente contra el presidente Nicolás Maduro, señalando que su gobierno ha sido «una tragedia».
El ex gobernador sigue defendiendo su candidatura alegando que «no se quedará de brazos cruzados», al tiempo que le manda un mensaje a su contrincante: «Maduro, ¡vete pal’ carajo!».
Mientras la gente gritaba «Maduro se va», eslogan de su campaña, Falcón manifestaba que los resultados del 20 de mayo los tendrá que reconocer el gobierno y aseguraba con mucha confianza que «derrotarán» incluso las «malas» del Consejo Nacional Electoral (CNE).
«Claro que me reconocerán y mi primera reunión será con Donald Trump», señalaba el candidato que además anunciaba que ya tenía el nombre de su ministro de Defensa. Un oficial activo, según él.
«Indaguen pero no intriguen», le decía a los periodistas que preguntaban el nombre de este supuesto oficial.
Otro que también tendría un puesto seguro en su gabinete sería el ex gobernador del estado Miranda, Henrique Capriles, de quien mucho se ha especulado pero que, a horas del proceso electoral sigue sin definir su posición con respecto al 20 de mayo.
De sus recientes apoyos solo se vio al ex candidato Luis Alejandro Ratti.
Ni Enrique Márquez ni Timoteo Zambrano o José Antonio España estuvieron con él en el cierre de campaña. Tampoco quién sería su fórmula en la vicepresidencia, Claudio Fermín. No así, su jefe de plan de gobierno, Francisco Rodriguez que trajeado como de costumbre estuvo «al pie del cañón».
La promesa de dolarizar la economía despertaba emoción en la gente que, mostrando los mismos billetes falsos que le lanzaban, piden un cambio.
Una de ellas, María Montes para quien el gobierno de Nicolás Maduro «no da más».
Aunque asegura que votará el domingo, María se muestra decepcionada porque luego de esperar dos horas solo vio y escuchó al candidato veinte minutos.
Pastora Suárez es viuda. Su esposo falleció en 2017 por una complicación producto de una bacteria que no pudieron tratar por falta de antibióticos. Dos de sus hijos se fueron. Dijo que quiere votar porque acusa al gobierno actual de «dividir la familia».
Los estudios de su hijo menor están en riesgo ya que ella no tiene efectivo para llevarlo y buscarlo al colegio. No tiene trabajo formal y se ayuda con lo que le pueden mandar sus otros hijos.
El mismo anhelo de cambio en las condiciones de vida lo tiene Héctor Colmenares. Y esa esperanza es, según confiesa, su principal razón para votar.
Héctor fue operado de los riñones hace siete años. Desde hace cinco perdió uno de ellos por no poder acceder a los medicamentos y desde entonces se ha vuelto un activista para ayudar a otros.
En su día a día se ayuda «como puede» con otros compañeros y con lo que le pueden enviar dos de sus cinco hijos que viven fuera. Héctor voto por Hugo Chávez y, bajando la mirada, dice que es una deuda que tiene con sus hijos. Por eso, cree que debe luchar por ese cambio.
Para él, que Maduro gane significa «la muerte».
El lugar escogido para el cierre de campaña fue uno dónde se palpa la Necesidad de la gente. Aunque muchos están convencidos en votar también confiesan que lo hacen por lo que señalan es «la única opción».
La campaña electoral fue atípica. Nunca se respiró ese » aire electoral» al que los venezolanos están acostumbrados ante un evento de tal naturaleza.
Y cerró de la misma manera: un acto atípico en el que el candidato estuvo menos de media hora y tras algunas fotos y abrazos se retiró dejando a la gente con un grupo de samba y otro de música.
En su retirada, Henri Falcón dejó claro que no tiene nada que hablar con «la dictadura».
Tal como llegó, se fue. En una camioneta. Ya sin fondos musicales prediciendo que todo «tiene su final». A pocas horas, Falcón asegura que el domingo será el nuevo presidente y que «Maduro se va».]]>