Desde que llega diciembre se va sintiendo el ambiente, se escuchan las parrandas aderezando los días, se cortan las hojas de plátano o la de bijao para las hallacas, las mujeres en los caseríos preparan las tradicionales cafungas, todos productos que nacen en la zona. Son los rituales que preparan y advierten lo que se avecina. Más allá de cacao y verde, esta zona tiene un no sé qué que se manifiesta con color y música.
El 24 de diciembre inicia a primeras horas de la mañana con un recorrido por los pueblos. Muy temprano en Higuerote pasean su Niño Jesús, uno hermoso, dentro de un nicho de madera y cristal. A las siete de la mañana ya el pueblo se activa. Al de Birongo se le rinden honores a las ocho de la mañana en su pequeña iglesia. No solo es pueblo de brujería, como dicen algunos, también se quiere al Divino Niño.