Ana Rosario Contreras, presidenta del Colegio de Enfermería del Distrito Capital fue tajante al decir que la vida “no tiene plazo de espera”. Por eso, envió un mensaje a la Fuerza Armada Nacional: “Ustedes tienen madres, familia esperando medicinas. Hijos que necesitan que esta situación se solvente. Señores existen 300 mil personas en riesgo de muerte. Depende de ustedes acatar una orden que va en contra de un pueblo o que pueda ayudar a ese pueblo”.
Según explicó, los profesionales de la enfermería “alzarán su voz” ya que se sienten responsables de velar por la salud de los pacientes venezolanos.
La vocera aseguró que el gremio defenderá que se garantice el derecho a la vida en Venezuela. Para ello, participarán activamente en la reconstrucción del sistema de salud pública.
«No es limosna. Es garantizar el derecho a la salud”, indicó Contreras cuestionando las palabras del mandatario Nicolás Maduro quien calificó de «limosna» la ayuda humanitaria por parte de Estados Unidos para atender el desabastecimiento de alimentos y medicinas que hoy azota a Venezuela.
«Estamos articulados con la Comisión Especial para el Seguimiento a la Ayuda Humanitaria», la cual preside el diputado Miguel Pizarro, que lleva adelante una «Estrategia Nacional de Atención a la Emergencia Humanitaria Compleja». Parte de esa colaboración, explicó Contreras, es el levantamiento de encuestas en los distintos centros hospitalarios para determinar las deficiencias y necesidades de cada centro de salud.
“El Sistema de salud venezolano está tan comprometido que si pasa algún hecho violento o una catástrofe natural, no habría cómo responder”, dice Contreras.
Los enfermeros ratifican su apoyo al Parlamento, de mayoría opositora al régimen de Nicolás Maduro, y a lo que el Legislativo viene haciendo en función de la ayuda humanitaria.
“Una vida que se acabe es una pérdida invaluable”, manifiesta al recordar lo ocurrido en el Hospital Universitario de Caracas en diciembre cuando una falla eléctrica y la inoperatividad de las plantas dejaron un saldo de vidas perdidas.
Estos problemas no son nuevos. Desde 2014, este gremio viene denunciando la situación precaria en la que viven los hospitales. Una coyuntura que se agravó en 2016 y continúa en decadencia.
Enfermedades reemergentes, falta de insumos y falta de cifras oficiales son parte de lo que rodea la crisis de salud por la que atraviesa Venezuela. Un ejemplo de ello es el Hospital Dr. Miguel Perez Carreño, ubicado en el municipio Libertador, hasta hace dos días solo quedaban 500 pares de guantes.
Desde deficiencias en la comida, equipos que no funcionan, hasta fallas de luz y agua son el día a día del personal médico y pacientes. Amén de las cruces personales como los problemas de transporte.
Contreras recordó que el gremio no solo exige la dotación de hospitales y el ingreso de ayuda humanitaria sino también mantienen vivo el reclamo por mejores salarios que los llevó a declarar un paro indefinido en 2018.