Venezuela

Estudiantes y pacientes oncológicos viven en tensión tras cierre de la frontera con Colombia

Momentos de consternación se vivieron durante la mañana de este miércoles en la población fronteriza venezolana de Ureña ante la negativa de funcionarios de la Guardia Nacional de permitir el paso a más de 4000 niños venezolanos que cursan estudios en el departamento colombiano de Norte de Santander.

Publicidad
Fotografía: Cortesía diputado Franklyn Duarte

Forcejeos, gritos, empujones y hasta disparos se efectuaron durante la confrontación en las inmediaciones del puente internacional Francisco de Paula Santander, cuando estudiantes y representantes acudieron nuevamente al puesto de la Guardia Nacional para mediar en un acceso humanitario que permitiría a unos 4.000 niños venezolanos que cursan estudios en Colombia proseguir con su educación a pesar del cierre de frontera.

Desde el lunes 4 de marzo los estudiantes acuden al despuntar el día con sus representantes a solicitar que los militares venezolanos abran un acceso al puente internacional. La negativa de la autoridad logró este miércoles colmar los ánimos de los jovenes, quienes con pancartas y reproches exigieron la apertura de la frontera con Colombia, o al menos una medida que les garantice su derecho a la educación.

“Hoy nos recibió un piquete de mujeres de la Policía Nacional Bolivariana y de la Guardia Nacional; a pesar de los gritos de los niños, ellas no dicen nada, guardan silencio”, señaló Eny Casanova, representante de un menor que cursa estudios en la localidad colombiana de Boconó.

Los representantes se organizaron por colegios y levantaron listas que presentaron a los militares; sin embargo, el trabajo resultó inútil, comentó Casanova.

“Salió un sargento de la Guardia y nos dijo que las listas no eran como las habíamos hecho. Dijo que tenían que ser los colegios de Cúcuta quienes las pasaran en hojas membretadas y con sellos, una lista formal”.

Los representantes se quejaron no solo de la actuación de los cuerpos de seguridad venezolanos en la frontera; también denunciaron que tratan de poner en riesgo la integridad y la seguridad de los estudiantes al sugerirles que los pasen por las trochas.

Incluso una de las policías que estaba en los piquetes, y prefirió mantener su nombre a resguardo, estuvo de acuerdo con la protesta y apoyó la posición de los representantes respecto al cierre de la frontera. “Yo tengo cinco hijos y ninguno estudia”.

Los chamos se amotinaron

Ante el incremento del cordón de seguridad y los comentarios de los militares de recomendar el paso por la trocha, los estudiantes de mayor tamaño tomaron la delantera, formaron una fila y avanzaron hacia el primer piquete de mujeres de la PNB, empujaron y avanzaron tratando de abrirse paso hacia el puente internacional.

“De inmediato apareció un refuerzo de antimotines masculino de la GN que frenaron el avance de los muchachos. Empujaron y los agredieron. Hay niños con marcas, rasguños en cuello y brazos. Dispararon al aire y solo eso logró que los niños retrocedieran. Fue en ese momento cuando todos los representantes intercedimos, les reclamamos porque ellos no tienen por qué agredir a nuestros hijos que están exigiendo un derecho, ellos quieren estudiar”, señaló la representante venezolana.

Por la seguridad de los estudiantes, no es factible el paso a través de las trochas o caminos ilegales que los llevan a Colombia. A diario los enfrentamientos en la zona hacen que dichos caminos se cierren.

“Ayer (martes 5 de marzo) hubo enfrentamientos con dos heridos de bala y hoy cerca de las 11 de la mañana se presentó otra balacera. ¿Cómo vamos a permitir que nuestros niños pasen por esas vías?”, informó Casanova.

Hasta la sede de la alcaldía de Ureña, llegaron representantes y alumnos para solicitar al alcalde oficialista de esa localidad, Jhon Carrillo, interceder ante las autoridades para abrir un paso humanitario que beneficie tanto a estudiantes como a enfermos crónicos y no fueron atendidos por la autoridad civil.

La Guardia contra el pueblo

“Los pacientes renales están poniendo en riesgo sus vidas al verse obligados a pasar por trochas para cumplir con la diálisis en Cúcuta porque en Venezuela, no se consigue el tratamiento. Responsabilizo al capitán de la Guardia Nacional, Hernández Gil Juan, de los abusos que se cometen en la frontera. Él es el mismo que no permitió la entrada de la ayuda humanitaria y que ordenó quemarla. Ahora mismo le empezamos a armar su expediente, porque los delitos que comete son de Lesa Humanidad y se hará justicia”, denunció el diputado a la Asamblea Nacional por la frontera, Franklyn Duarte.

La Guardia Nacional venezolana – agregó Duarte- arremete contra niños que solo buscan vencer las sombras en las escuelas colombianas, ya que en las venezolanas es cada día más difícil continuar estudios debido a la creciente migración de docentes y a las pésimas condiciones de las infraestructuras educativas.

“Los colectivos armados en la frontera cometen actos delictivos y la Guardia Nacional no es capaz de enfrentarlos, pero sí detiene el paso a los niños y adolescentes que necesitan pasar para estudiar en Cúcuta y a los pacientes crónicos, poniendo en riesgo sus vidas”.

A cerca de 5000 estudiantes y un número aún no precisado de enfermos graves se les está negando el derecho a la educación y a la salud, un caso urgente que será llevado a la Asamblea Nacional la próxima semana, precisó Duarte.

De manera incógnita, dijo el parlamentario que llegó a la frontera y pudo recoger evidencias (imágenes y videos) que muestran como la autoridad venezolana viola los derechos humanos no solo de estudiantes en frontera, sino que pone en peligro de muerte a decenas de pacientes renales, oncológicos y con otras patologías crónicas que están recibiendo asistencia humanitaria en Colombia.

Publicidad
Publicidad