Venezuela

El teniente Johandrys Conde aprieta el botón

A los fotógrafos -dijo el fotógrafo Galen Rowell-  les ocurre algo similar que a los perros: todos parecen querer levantar la pata en el mismo árbol. La originalidad supone la excepción; la imitación es la norma.

Publicidad

El teniente Johandrys José Conde Peñaloza quiso hacer algo excepcional. Algo peligrosamente fuera de la norma. Y ahora dicen los reporteros, citando de paso su número de cédula, que a Johandrys no se le pone nada bueno. Encontrándose de servicio la tarde del 1° de septiembre de los corrientes, en la Dirección de Mantenimiento Aeronáutico (DIMADEA), “contactó a una ciudadana” (usan esta frase para enfatizar que no fue que llamó a su novia, sino que contrató a una mujer), a través de la red social Twitter @queenswinger y la hizo ingresar a la base aérea Libertador, ubicada en Palo Negro, estado Aragua.

No sabemos cuánto tiempo después de consumado el ingreso, el teniente condujo a la señora al Hangar N°2 donde yace un avión Hércules siglas 9508 y la indujo a posar desnuda. “Con ropa íntima”, especifican los partes militares, pero la indumentaria es tan escasa y llevadita que más bien deberíamos decir “ropa ínfima”.

Las fotos terminaron colgadas en la red y tanto el joven oficial como su amiga, detenidos para investigaciones. Cabe suponer que ella será liberada inmediatamente, puesto que no forzó una puerta ni saltó una reja para ingresar. Ella entró por invitación. Al teniente, como mínimo, le espera un arresto, una sanción disciplinaria.

Aunque las imágenes fueron borradas dos días después, el país entero las vio. Ahí estaba la audacia de un oficial subalterno que venía a demostrar: 1) el resquebrajamiento de uno de los pilares fundamentales de las fuerzas armadas, cual es la disciplina; 2) el deterioro de la moral militar; y 3) las pésimas condiciones en que se encuentra el parque aeronáutico, a juzgar por la chatarra con alas que la pareja usó como escenario para sus escarceos creativos de modelo y fotógrafo.

Para el ámbito castrense, unas nalgas peladas en un cuartel vienen a alterar la novedad y a demostrar que algo no está funcionando como debería. Para la tradición plástica venezolana, en cambio, la iniciativa del teniente Conde prolonga una tradición que agrupa nombres tan destacados como Francisco Narváez, Luis Alfredo López Méndez, Pedro Centeno Vallenilla, Azalea Quiñones, Armando Reverón y Nelson Garrido. Todos ellos trabajaron el desnudo en su arte.

El culo bello es el culo que tú amas

Premio Nacional de Artes Plásticas 1991, Garrido no solo ha incorporado el desnudo en su trabajo (se ha autorretratado sin ropa) sino que entre los cursos impartidos en su escuela, la ONG (Organización Nelson Garrido), se enseña la técnica del desnudo. En una ocasión vi las fotos hechas por sus estudiantes en un ejercicio que consistía en retratarse como dios los trajo al mundo, pero en los salones de la Galería de Arte Nacional (GAN).

–La fotografía la hace la intencionalidad -afirma Garrido cuando le comento que el teniente Johandrys Conde podría ser un fotógrafo, un artista en ciernes, que se metió en un problemón guiado por un impulso creativo.

“Estas fotos de la mujer desnuda en el Hércules del Ejército no tienen intencionalidad”, advierte Garrido. “Quien las hizo solo pretendía levantar un hecho que estaba ocurriendo. Todo el mundo hace fotografías así, con su novia, con su amante, lo cual es sano socialmente. El problema es que esta es una sociedad pacata.

–Lo que ha impactado de la foto -le digo- no es tanto el desnudo, sino el hecho de que demuestra que las instalaciones militares venezolanas están en el suelo y que además allí ocurren irregularidades de todo calibre. ¿Tendría el teniente una intención, de la que incluso podría no ser del todo consciente, de denunciar esto?

–No, no -descarta Garrido, quien ha tenido en sus aulas centenrares de aspirantes a dominar el arte de la fotografía-. Él hace esa foto porque quiere tener una mujer desnuda y hacer el amor en su espacio de trabajo. Es una trasgresión que para él, y para muchos, tiene una gran carga erótica. El sexo en la oficina, en un carro, en un cine, erotiza. Además, es ir contra el poder.

–En Twitter alguien aludió al cuerpo de la mujer tachándolo de “culo triste”.

–Ese es otro problema, que se parte de una estética artificial. El culo bello es el culo que tú amas. Pero nos imponen un modelo de belleza. Una estética dominante. Hasta cuándo la belleza se va a establecer por los cánones de los medios.

–¿El teniente Johandrys la ama?

–Claro que no -ataja Garrido-. En esa foto hay erotismo, pero no ternura.

–¿Tampoco hay creatividad? –insisto.

–Ninguna. La foto no es interesante ni en iluminación ni en encuadre. El punto es que lo privado se volvió público. Es una fotografía de lo cotidiano, que quien la hizo solo pretendía guardarla para el recuerdo, y alguien la divulgó.

“La cámara es un mecanismo maravillo. Reproducirá exactamente lo que está pasando en tu cabeza”, dijo el historiador y artista Saul Warkov.

Hay algo -mucho- en las fotos de la mujer desnuda que se asoma a la panza cochambrosa del Hércules vencido, que reproduce lo que está pasando en la mente de los venezolanos. La fotografía, aún cuando sea secreta o destinada al consumo de un único espectador, es un producto social, sostenido en una estructura de sentidos, de valores. Incluso, de jerarquías.

El semiólogo francés Roland Barthes identificó las dos lecturas que simultáneamente hacemos de una imagen fotográfica, el studium y el punctum. Este último es el detalle que atrae , “la herida, el pinchazo, la marca hecha por un hecho puntiagudo”, dijo Barthes. El studium es el contexto social que nos conduce a “entender” una foto, a establecer de qué nos informa, qué representa y a qué emocionalidad nos arroja.

Nelson Garrido afirma que esa estética de los grandes senos y nalgas infladas es una manipulación de los medios. Pero no son solo los medios. Olvida el maestro Garrido que cuando el régimen quiso representar el mito de una indígena que súbitamente se sacaron de la manga, una tal Pecuecana o algo así, encargaron una escultura para ponerla en la autopista Valle-Coche, cerca de la alcabala 3 del Fuerte Tiuna. ¿Y cómo es la supuesta Pecuecana? ¿Acaso una muchacha escuchimizada, de exhaustos pechos colgantes, como vemos en la etnofotografía? Qué va. Muy lejos de eso. Es una evocación cabal de las vedettes argentinas que venían a Sabado Sensacional en los años 80. Una especie de drag queen más asidua al quirófano que al pachamama.

La modelo del teniente Johandryz no es como Telma Tixou o Yuyito. Es una mujer pobre. Es la mujer nueva que vaga por las ruinas del bolivarianismo. Ese es el studium de las fotos que ha estado circulando en estos días. Pero de todo lo que se ha difundido, hay algo que me intriga: ¿el teniente Johandry estaba desnudo también?

Publicidad
Publicidad