Venezuela

María Werlau: Cuba es un pulpo que tomó control total de Venezuela

El pasado 2 de mayo, la experta en temas cubanos hizo una presentación en la Organización de Estados Americanos (OEA). Allí describe 7 claves de la relación entre los dos países caribeños y los distintos ámbitos en los que la subordinación de Venezuela y como la injerencia cubana se manifiestan.

Publicidad

María Werlau es presidente de la junta directiva de Archivo Cuba, un proyecto de la organización no gubernamental Free Society Project, organización dedicada a compilar las muertes y desapariciones por razones políticas ocurridas en Cuba a partir del triunfo de la revolución en 1959.

La base de datos de la organización ya alcanza los 10 mil casos, según se revela en su web. Allí se acaba de publicar: La intervención de Cuba en Venezuela: una ocupación estratégica con implicaciones globales (Cuba’s Intervention in Venezuela: A Strategic Occupation with Global Implications en inglés).

Conversaciones con Diego Arria y Antonio Ledezma fueron el detonante para que Werlau pusiera de manera acuciosa su mirada sobre la relación entre Venezuela y Cuba. Werlau, al igual que Américo Martín y Orlando Avendaño, manifiesta que el interés de los hermanos Castro por Venezuela es anterior a la llegada de Hugo Chávez al poder. La conversación por WhatsApp es interrumpida varias veces. Por eso, más que un diálogo, estos son los apuntes de esa entrevista.

“Este fue un plan preconcebido antes de que Chávez llegara a la presidencia”, cuenta Werlau.

“Chávez a lo mejor no sabía que Cuba tenía planeado quedarse con el rol de control en la relación con Venezuela. Él quería proyectar  una alianza, como una gran unión, pero Cuba se metió de muchas maneras. Maduro es otra historia, porque es un tipo formado en Cuba”, dice.

Werlau dice que le sorprendió el grado de subordinación de Venezuela con Cuba.

“El rol cantante lo tiene Cuba. No es al revés. Porque si no, cómo entendemos que una isla, una economía dependiente, una economía parásito, ha podido lograr lo que logró en Venezuela. Cuba no es el subordinado, es el que controla”, explica Werlau.

El pasado 2 de mayo, la experta en temas cubanos hizo una presentación en la Organización de Estados Americanos (OEA). Allí describe 7 claves de la relación entre los dos países caribeños y los distintos ámbitos en los que la subordinación de Venezuela y la injerencia cubana se manifiestan.  La suya es una mirada totalizadora de la que ella dice es una relación de ocupación asimétrica.

El primer aspecto que resalta es la integración de las fuerzas armadas y la seguridad a la doctrina de la militarización social conocida como “Guerra popular”. Una doctrina que según su investigación es asumida a partir de 2007, cuando también se impone la consigna “Patria, socialismo o muerte”. Las fuerzas armadas venezolanas han recibido fuerte adoctrinamiento acompañado de purgas, miedo y represión. En Venezuela, como en Cuba, las Fuerzas Armadas juegan un rol económico preponderante que, afirma, alcanza a dos tercios de la economía nacional.

“Otra cosa que a mí me impresionó mucho es que Cuba tiene un dominio completo de la información en Venezuela, de las bases de datos de los ciudadanos, de PDVSA, del gobierno, de la identidad, de las notarías”, dice Werlau.

Ese es precisamente el segundo aspecto que identifica Werlau: la integración en información y comunicaciones, el conocimiento e incluso el control de múltiples bases de datos y redes que, además en tiempo real, tienen los cubanos. Resalta la importancia del cable de fibra óptica entre los dos países y la creciente importancia del Carnet de la Patria como herramienta de identificación para acceder a beneficios sociales.

“Cuba fue como un pulpo, que fue tomando control de las comunicaciones, de la bases de datos, de todo”, insiste. “Hasta la información de salud de los venezolanos. Es impresionante cómo lograron hacer eso”.

Por supuesto, otro aspecto tratado por Werlau es el de la integración económica, que tiene como base el Convenio Integral Cuba – Venezuela firmado en el año 2000, que sostiene es un convenio de control  para Venezuela y de garantía de subsidios para Cuba.

No se escapa la transformación judicial, que implica como en Cuba, acabar con la separación entre el Poder Judicial y el Ejecutivo, que convierte al entramado legal en una herramienta de represión.

También en éste aspecto resalta la integración con la colaboración entre las fiscalías de los dos países, y un tratado que permite a los cubanos investigar en Venezuela, crímenes que en Venezuela no lo son, lo que termina poniendo a la justicia venezolana al servicio de la cubana, según concluye en su libro.

 

Integración ideológica y cultural

A diferencia de Américo Martín, Werlau si cree que el aspecto ideológico es importante. Y lo ejemplifica particularmente en su libro, a partir de un texto del General Guaicaipuro Lameda (ex presidente de PDVSA de Chávez), que éste publicó en su blog en 2016 y que recuerda cuando recibió una inducción ideológica que él llamó “la receta de Fidel”, que se refiere a mantener el empobrecimiento colectivo, la manipulación política y la represión por al menos 30 años, hasta que los niños aprendan lo que la revolución les inculca. Es, según su interpretación, un diseño gramsciano de la hegemonía.

Werlau sigue también la investigación del periodista venezolano David Placer y otros autores que identifican en la santería una forma de influencia cultural que fue aprovechada por la dictadura cubana para influir en Chávez primero y, luego, en un creciente número de militares y funcionarios de alto poder que se fueron sumando a la religión.

El crimen en Venezuela y Cuba, si pagan

Finalmente, Werlau identifica la integración criminal como una parte del modelo cubano de poder transferido en Venezuela.

“El modelo que se usó para crear estas mafias que ahora viven del narcotráfico, de la minería ilegal, es un modelo cubano. Es un modelo que Fidel Castro decide que es la nueva forma de llegar al poder, la revolución silente. Ya la lucha armada no era la vía. En Venezuela lo hicieron metiendo a agentes en esta conspiración cívico militar”, explica.

La integración criminal la divide Werlau en dos aspectos: el primero que es depredador a lo interno del país, que se vale de imponer la pobreza a las mayorías mientras una élite vive en un capitalismo de Estado, que también explota a los ciudadanos para su provecho como cuando se usa la migración como una forma de generar ingresos y para desestabilizar a otros países.

El segundo aspecto es el de la integración y fortalecimiento de un Estado mafioso. Cuba, con un historial de tráfico de drogas y de lavado de dinero, inserta a Venezuela en los carteles criminales y entre actores internacionales con “viles intereses”, entre los que se destacan los estados enemigos de la democracia liberal y actores no estatales como carteles de la droga, grupos mafiosos, terroristas o insurgentes que operan en distintas áreas, como el Arco Minero, la frontera con Colombia o Margarita, entre otros lugares, pero que le permiten al gobierno venezolano tener un flujo constante de recursos, inteligencia, compartir estrategias y ventajas comparativas asimétricas, mientras le provee a estas organizaciones de pasaportes que les permiten a agentes islámicos y potenciales terroristas o criminales moverse por el mundo.

Cuba: la caja de herramientas del totalitarismo

Uno de los aspectos más resaltantes del libro de Werlau es su explicación de cómo los cubanos se fueron convirtiendo en una suerte de caja de herramientas de un softpower con esteroides, cuya resonancia empieza con la creación del Foro de Sao Paulo.

Un foro que agrupa a buena parte de la izquierda radical del continente creado por Lula da Silva y su Partido de los Trabajadores, junto con Fidel Castro. Werlau explica que ser una dictadura, sin ningún tipo de ataduras o límites le permite poner todo su aprendizaje sobre el poder y el control al servicio de una transformación cultural que en definitiva se puede traducir en un control político.

La última interrupción y el tiempo para ella, apremian el fin de la entrevista. Werlau insiste en la debida precaución. Ella no duda que alguien en La Habana o en Caracas lleva registro de lo que pudiéramos haber conversado. Yo quiero creer que éste país sigue siendo puro bochinche. Aunque en Cuba hace años que llegó el comandante y mandó a parar.

Venecuba es un espacio para el intercambio de información académica y periodística sobre la influencia cubana en Venezuela. Se puede visitar en este link

Publicidad
Publicidad